María Fernanda Ampuero: “La Iglesia en Latinoamérica es como una película de terror de serie B”

Su primer libro de cuentos, Pelea de gallos (Páginas de espuma, 2018) no deja indiferente a nadie. ¿De dónde sale esta escritora ecuatoriana que pone los pelos de punta con las historias que recoge en este volumen? Su nombre es María Fernando Ampuero (Guayaquil, 1976) y suma con esta obra tres libros publicados hasta la fecha. Los dos primeros recopilatorios de sus experiencias periodísticas (Lo que aprendí en la peluquería y Permiso de residencia) y con Pelea de gallos, que presentó en la librería de Mujeres en Santa Cruz de Tenerife, un artefacto cuya lectura desconcierta y apasiona por igual ya que detrás de tanto dolor, de tanto sufrimiento se atisba una voz sincera y honesta con los infiernos en la tierra que describe.

- Su libro de relatos Pelea de gallos destaca por su violencia, sexo y un retrato para nada amable con la iglesia católica y la familia entre otros temas…

“Creo que todo acto de vivir es un acto de violencia, Vivir, ya ni siquiera sobrevivir, está plagado de actos de violencia que nos construyen como somos. Hay un momento de la vida en que tus padres dejan de hacerte caso, por lo que tienes que aprender a caminar y eso implica un duelo al que se suma otro y otro. Respecto a la familia: ¿cuál no tiene sus oscuridades?, ¿cual no guarda celosamente sus secretos, muchos de los cuales vienen heredados?… El que dice que en su familia no ha pasado nada miente porque si hurga un poquito terminará por encontrar personas rotas. Más que paz lo que hay en la vida son pequeños momentos de sosiego pero por norma general lo normal es que la vida degenere en una… En una pelea de gallos”.

- De ahí el título del libro.

“Que fue intencionado. Los gallos si no es por la acción de hombre no se pelearían entre ellos y mucho menos con cuchillas atadas en sus espuelas y si bien se tratan de animales peleones, muy territoriales no se matan unos a otros. Las peleas de gallos es una invención del hombre y me pareció un buen título para resumir los contenidos de las historias que se incluyen en el libro y en las que desfilan personajes que, como el gallo ganador, no descansa sino que se enfrenta a una nueva lucha hasta que muere mientras acumula cicatrices. No hay momento para el afecto sino para la pelea, aprendes a ser una persona egoísta mientras el resto observa desde una platea y a gritos apuesta dinero por tu éxito o fracaso”.

- No tiene ninguna fe en el ser humano.

“Ninguna”.

- ¿Por qué?

“Yo no tuve una vida desgraciada pero veo. Y al ver pienso que nadie es feliz del todo. Las personas cuando hacen un recuento de sus vidas obvian muchas cosas con el único fin de que su existencia tenga cierto sentido. La religión en latinoamérica hace apología del sufrimiento en la tierra aunque, y lo quiero dejar muy claro, este libro no es autobiográfico así que no importa si he tenido una vida miserable, que haya sido una persona abandonada, lo que realmente importa son las cosas que veo y que materializo en historias, en cuentos”.

- La mayoría de los cuentos del libro no están ubicados en un sitio específico. ¿Fue intencionado?

“Sí, fue muy intencionado. El mal es ubicuo y no responde a una clase social determinada lo que procuro poner en evidencia en este libro. No niego, por otra parte, que se detecten elementos latinoamericanos en mi uso del lenguaje ni que muestre ciertas relaciones de desigualdad social típicas de allá pero se trata en general de temas universales por lo que leer Pelea de gallos en clave latinoamericana es equivocado”.

- Muchos de los cuentos resultan ser hermosos pese a su alto grado de violencia. Se intuye una apuesta personal por dar salida a sus demonios personales.

“Creo que si careces de ira tienes un problema porque eres un egoísta de mierda o un tonto y un ciego. No me interesa ese tipo de gente y mucho menos sus posturas morales que no encajan ante la situación mundial que estamos viviendo y que parece fruto de una pesadilla o de una novela distópica. Se pasa mucha hambre en el mundo. Hay pueblos donde no llega el agua, la gente muere salvajemente en muchos sitios, se levantan muros, se separan brutalmente a los niños de sus padres. Esto no se sostiene y va a peor… En este estado de las cosas ser positivo me parece un acto de ingenuidad que no admito”.

- ¿Cuál fue el cuento que le resultó más difícil de escribir de los que incluye en Pelea de gallos?

“Siento mucha ternura por casi todos los personajes porque creo que los comprendo, a los buenos y a los malos que son entre comillas los monstruos aunque si hay uno que me da mucha pena por lo que le sucede y me llena de tristeza es el protagonista del cuento Persianas, un niño que descubre en su pubertad que eso significa que van a aparecer ciertas responsabilidades que se simbolizan en el movimiento de la persiana. El niño además de verse inmenso en una situación hiperbólica de incesto al final este sufrimiento no es tan importante como sí lo son su soledad y desesperación. No es un macho, por lo que esa criatura se queda atrapada en ese lugar horrible rodeado de unas mujeres que son muy machistas”.

- Siente ternura por un personaje masculino…

“Y hay gente que me dice que no tengo personajes masculinos en mis cuentos y si los hay, que estos son muy crueles pero no lo entiendo porque las mujeres de mis relatos también son así, mujeres crueles que en esa vorágine por atrapar a un hombre no quieren a nadie. Le tengo también mucho cariño a otro personaje del libro, Magdalena, que se encuentra en el cuento Pasión y que se trata de una bruja que tiene poderes y que se enamora de un profeta”.

- En algunos de los cuentos propone una reinterpretación interesante de las historias que se reúnen en la Biblia.

“¿Por qué una mujer se convierte en estatua de sal cuando mira atrás? Una mujer que se menciona mucho es María Magdalena pero no sabemos mucho de ella, no conocemos bien su vida, ni lo que siente… Es más bien un ser silencioso y silenciado. Luego está Marta y María, que son las hermanas de Lázaro, hombre a quien resucita Jesús, y mujeres que tampoco tienen la palabra. Marta y María representan –y ese es el mensaje– a una mujer frívola y a un ama de casa pero nadie se ha planteado ¿quiénes eran realmente? Es como si no tuvieran importancia sus sufrimientos, así que le doy vueltas a ciertas historias bíblicas”.

- La religión es otro de los grandes temas de este libro.

“Yo crecí en una Iglesia. En una iglesia latinoamericana que es como visitar una película de terror de serie B si tienes cuatro o cinco años y solo observas a tu alrededor imágenes de hombres clavados en la cruz y de mujeres sometidas a todo tipo de vejaciones y bañadas en sangre. Si eso no altera tu pensamiento, que esas imágenes dolientes a las que rezas son las que te van a proteger y cuidar, es que eres de hierro porque a esa y a otras edades dan mucho miedo”.

- Dos libros que recogen sus experiencias periodísticas y ahora uno de cuentos, Pelea de gallos, ¿para cuándo el salto a la novela?

“No me siento novelista y no me gusta ese cliché que dice que el cuento es la antesala de la novela porque el cuento es un género muy, pero que muy difícil que requiere de todo tu talento, que demanda todo lo que eres. Ahora mismo preparo dos libros de cuentos. Uno de ellas es volver a visitar la Biblia, lo que me ronda de manera obsesiva por la cabeza; el otro son relatos de ciencia ficción pero en la línea de la serie de televisión Black Mirror, en la que la tecnología nos hace ser más de lo que somos. Si somos buenos más buenos pero si somos malos, más malos”

Entre la poesía y el feminismo

Antes que cuentista María Fernanda Ampuero quiso ser poeta aunque pronto se convenció que no servía ante el género literario que considera “más difícil”. Tanto que, dice, “es casi un milagro encontrarte con un buen poeta”.

Sus inicios como escritora fueron entonces rellenando y rellenando cuartillas con poemas que se han perdido en la noche del olvido, lo que no fue obstáculo para que continuara leyendo a sus poetas favoritos y enriqueciéndose con su visión del mundo. Una visión siempre personal y plástica. Algo de eso se le ha pegado en su narrativa de alto voltaje donde pese a cultivar historias que no son para todos los gustos, no dejarán indiferente a nadie.

El autor más importante en la memoria literaria de la autora de Pelea de gallos es César Vallejo, después viene una retahíla de grandes cuentistas latinoamericanos cuya influencia mezcla con las corrientes feministas que, en la actualidad, se mantienen muy activas en sus historias. En este sentido, resalta que le debe “mucho a las escritoras feministas y sobre todo a la poesía”

Periodismo

María Fernanda Ampuero es autora de dos libros en los que se recogen una selección de sus trabajos periodísticos. El primero lleva el título de Lo que aprendí en la peluquería y consta de artículos que publicó en una revista para mujeres en Ecuador. “Nunca me censuraron”, recuerda cuando evoca algunas de aquellas historias donde describe experiencias de una peluquería, ese sitio “donde las niñas aprendemos cosas de mujeres”. En esta obra pueden leerse relatos de una recién divorciada, de una embarazada y de una mujer que acaba de superar un cáncer… El segundo libro, Permiso de residencia son textos más duros ya que se trata de crónicas sobre inmigrantes en España y lo que cuesta hacerse con el papel “que te da permiso para vivir”.

FOTO: Isabel Wagemann

Saludos, september song, desde este lado del ordenador

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