Solo los muertos, la segunda novela de la serie sobre Eladio Monroy

En su política por reeditar las novelas de la serie protagonizada por Eladio Monroy, una creación literaria de Alexis Ravelo, Alrevés presenta la segunda entrega de la saga, Solo los muertos, más un extra, el relato corto Los dos días del sapo, en los que se encuentra lo mejor de este personaje que se mueve como pez en el agua por la geografía de una capital de provincias que, como toda capital de provincias que se precie, sufre del síndrome de la esquizofrenia, o son dos ciudades en una misma ciudad.

Lo mejor de esta labor de recuperación de las novelas de Eladio Monroy que ha emprendido la editorial catalana es que el lector iniciado como el neófito descubrirá como va creciendo el personaje en sucesivas entregas. Un personaje, Eladio Monroy, que cuenta con muchas capas, aunque la primera impresión sea la de un duro que lee, además, libros de poesía.

En esta novela, el hombre que se mete en líos a su pesar, deberá de encontrar a Héctor Fuentes, un alto ejecutivo peninsular que se ha desvanecido por las calles y plazas de la capital grancanaria por una relación amorosa.

Muy bien armada, en algo menos de la primera parte se describe cómo Eladio encuentra a Fuentes y cómo entre los dos surge una amistad gracias a los libros ya que tanto el buscado como el buscador son voraces lectores, aficionados a perder las horas del día sumergidos en atractivas lecturas. La clave de este encuentro y la clave de esta amistad que se verá pronto abruptamente interrumpida será un autor y un libro en concreto: Agustín Espinosa y Crimen. Agustín Espinosa, a quien este año se le dedica el Día de las Letras Canarias, es un escritor al que desde hace muchos años reivindica Alexis Ravelo no solo en esta novela sino también en otras como Los milagros prohibidos y, próximamente, en una sorpresa que aparecerá con suerte este año y que no revelamos por complicidad con el autor de Solo los muertos.

El carácter de Eladio Monroy se asienta en esta nueva entrega, la novela se publicó en 2008, y como los buenos vinos, el personaje madura lo que se dice muy bien con el paso de los años así como la amplia galería de secundarios que lo rodea: Gloria, su novia librera; Déniz, su colega en la Policía Nacional; la parroquia del bar Casablanca y sobre todo la geografía de una ciudad, Las Palmas de Gran Canaria, que tanto el escritor como su creación literaria conoce al dedillo.

Con estos ingredientes, Alexis Ravelo va cocinando a fuego lento un protagonista que se va haciendo en sucesivas entregas, cinco hasta la fecha, y que ya ocupa su espacio en la galería de investigadores de la cosecha literaria negra y criminal española.

Azote de los poderosos, Eladio Monroy se rige en sus casos por una regla que apenas varía de novela en novela: el que la hace la paga.

Con Solo los muertos se revela además a un escritor que ya desde ese entonces escribía lo que se dice bien, muy bien, de los que sabe dotar de consistencia tanto a Eladio Monroy como a los secundarios que lo acompañan en este relato. Un relato que cuenta con una trama notablemente urdida, que sabe despertar la atención del lector.

En la edición de Solo los muertos de Alrevés, Alexis Ravelo se revela también como un atractivo escritor de cuentos con Los dos días del sapo, publicado originalmente en Entre el ahuehuetl y el drago. Antología de relatos méxico canaria (Baile del sol, 2013).

Estas dos piezas forman en definitiva un paisaje muy apetecible para adentrarse en una serie que nació con la vocación de entretener pero también con la de dejar huella en el lector. En este aspecto, es una desgracia que personajes como Eladio Monroy solo existan en la literatura aunque probablemente esté construido a base de hombres y mujeres de la vida real que el escritor ha conocido.

Lo mejor de esta serie que nace sin mayores pretensiones es que el aficionado no solo a la novela policíaca sino a la literatura en general demandará más novelas protagonizadas por este justiciero a su pesar, ex jefe de máquinas de un navío mercante que solo quiere vivir de su pensión y que lo dejen en paz.

Sus aficiones son modestas y no puede quejarse de carecer de vida sentimental aunque novela tras novela tenga que salir de su torre de marfil para poner las cosas en su sitio con acento y modos endiabladamente canarios.

De momento, y gracias a esta editorial, tenemos cita con las aventuras de Eladio Monroy para rato.

Saludos, pónganse a leer, desde este lado del ordenador

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