Kiko Amat: “Uso la comicidad para extirpar dolores que están ahí, dentro de lo que escribo”

Kiko Amat (Sant Boi de Llobregat, 1971) participó en la XXXI Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife donde presentó Antes del huracán (Anagrama, 2018), su libro más reciente y novela que considera la más redonda de su carrera. El escenario vuelve a ser el mismo de sus obras anteriores, Sant Boi de Llobregat, “una ciudad satélite” que en Antes de huracán retrata en dos años cruciales en la vida de Curro, su protagonista, 1982 y 2017.

- Antes del huracán se desarrolla en su localidad natal, Sant Boi de Llobregat, un lugar del que dijo “se puede salir pero no sale dentro de uno”.

“El lugar del que vengo es extraño pero no más extraño que otros sitios. Procedo de un lugar que es el extrarradio de una gran urbe y, por definición, una tierra media porque no es rural ni tampoco una gran ciudad. Es una ciudad satélite, así que yo crecí en un satélite, un sitio en el que miramos desde fuera al estar iluminados por la luz de una gran ciudad. Crecí en ese ambiente, en el de una ciudad satélite hija del aluvión industrial. Era un lugar extraño y violento. Allí pasé los años 70 y mi adolescencia en los 80 y es mi pueblo natal en el que desarrollo todas mis novelas”.

- ¿Por qué?

“Porque uno tiene que hablar de lo que sabe y su infancia es su patria, como dice el cliché. El influjo que tiene sobre mi se ha ido magnificando con el paso de los años. Sant Boi cuenta con el hospital psiquiátrico más grande de Cataluña, y antes fue uno de los más grandes de España así que crecí rodeado de locos en un sitio donde la locura era lo cotidiano. Los locos estaban en la calle y en los bares con nosotros. El paisaje de Antes del huracán es ese mundo, un mundo de dementes, demencial en el que, para cargar las tintas, mi madre, enfermera del psiquiátrico, me llevaba por alguna equivocada idea pedagógica. Le debo a mi madre uno de los primeros traumas de mi vida. Tenía entonces nueve años”.

- La crítica coincide y destaca que se trata de su novela más madura.

“Vengo de una cultura pop y de rock and roll y mis primeras novelas hablaban de aquéllo. Eran novelas con la misma hondura solo que a medida que fui escribiendo comencé a quitarme clichés que estaban influenciados sobre todo por las música y los escritores anglosajones que escuchaba y leía. Escribía entonces de un modo más pop y era como un niño híperactivo, los textos contenían muchas onomatopeyas y mayúsculas que fui perdiendo con el tiempo. Así que no lo entiendo como una cuestión de madurez ya que por un lado tiras de esas herramientas y por otro haces cosas nuevas. Antes del huracán es una novela que requería un tono sobrio, preciso y sin grandes aspavientos porque las cosas que suceden son así de reales y enloquecidas. La parte real de la historia es más bestia y enloquecida que la de ficción por lo que necesitaba una voz más calmada, que es la del protagonista que está loco de atar. Una parte transcurre en el Hospital Psiquiátrico y otra durante su infancia, que es la que está escrita en primera persona y explica con la mayor naturalidad del mundo lo que para él es normal”.

- En la parte de la novela que transcurre en 2017 el protagonista se encuentra en el Psiquiátrico, donde mantiene una relación muy especial con otro paciente, Plácido, que hace de su mayordomo. Forman una pareja que recuerda a la de don Quijote y Sancho Panza.

“Mi cultura es anglosajona. Hay muchos autores de humor ingleses que escriben novelas quijotescas pero para mi es P. G. Wodehouse la mayor influencia. Wodehouse escribió una serie de novelas muy alucinantes que son el lugar al que voy a reposar. Las historias tratan de un joven ocioso y rico y su mayordomo, que es más rápido que él y lo saca de todos los entuertos. Estas novelas son para mi lugares seguros, así que lo peor que puede pasar en una de ellas es un malentendido por un jarrón. Son novelas donde nadie te va a engañar. La primera parte de mi libro, quizá la más oscura y dura que es la del Psiquiátrico, quise que resultara cómica porque utilizo el humor como un recurso crucial para hablar de la tristeza pero sin resultar victimista. El humor te da la posibilidad de contar algo terrible riéndote ya que de alguna forma es como si te rieras de ello. La gente explota sus desgracias con chascarrillos porque es la única forma de enfrentarse al horror”.

- Es una forma curiosa de entender el humor.

“Siempre he sido así, soy el fulano que se carcajea en los bares mientras se lamenta por dentro. Mis libros son así, uso la comicidad como una forma de extirpar dolores que estaban ahí dentro y que vuelco en lo que escribo”.

- ¿Cuándo comenzó a escribir?

“Yo publiqué tarde, a los treinta años, pero llevaba esa necesidad de contar historias que arrastro desde que era pequeño. Más tarde me di cuenta que en mi mundo no había nadie que supiera deletrear la palabra escritor. Me parece que John Lydon, de los Sex Pistols, dijo que lo más sucio del pop venía de otro planeta y a mi me pasó lo mismo con la literatura porque tenía la idea de que para ser escritor tenías que ser inglés, educado en una academia y estar muerto. Durante muchos años seguí escribiendo y mejorando mis herramientas mientras intentaba entender que era aquello de escribir pero no creía que iba a desembocar en una carrera hasta que publiqué mi primer libro

- ¿Y cómo eran aquellas primeras historias que escribía?

“Se trataban de crónicas, críticas, una manera enorme para aprender a escribir ya que entendía qué hace gracia, qué cosas funcionan. Y todo eso lo aprendí con la no ficción”.

- ¿Y cómo termina dedicándose a escribir ficción

“Hasta que tuve la necesidad de contar historias. Vengo de un mundo donde la gente contaba historias y contar historias lo hacía todo el mundo pero era tan poco épico contar lo de la noche anterior que tenías que aderezarlo con la mayor cantidad de épica y comicidad posible. Todo el mundo asumía que era inspirador y nos enseñó a que amásemos a todas aquellas falsas novias que enumerábamos. Todo era medio mentiras, invenciones muy adobadas. Por eso me hice escritor, que es una manera de ganarse la vida inventando historias”.

- La infancia de Curro, el protagonista, está muy bien conseguida.

“La novela contiene algunas historias reales. Una de ellas, de las cosas más inquietantes, sucedió al lado de mi casa en una tienda de patatas fritas porque en el pueblo no teníamos ni para una de pollos asados. Un día uno de los tíos que trabajaba en ella perdió la razón y blandió un cuchillo con el que comenzó a atacar a la gente. Llegó a apuñalar a uno hasta que vino la policía, se produjo un tiroteo hasta derribarlo y detenerlo. La historia me la contó mi padre, no sé que tipo de enseñanza había en esa explicación con tanto detalle gore a mis siete años, pero lo cierto es que cuando pasaba delante del establecimiento lo hacía con una inquietud que me recorría por dentro. Así que pensé un día tengo que escribir sobre esto, ¿qué le había pasado al pavo del cuchillo?, ¿por qué la policía le pegó un tiro en la pierna?, y así hasta que apareció el personaje. La novela en un principio iba a ser cómica, sobre un loco que está en el manicomio por haber matado a gente pero me fui decantando por conocer cómo cambian las personas, cómo llega uno a su verdad mientras narra una serie de sucesos terribles que fueron los que lo destruyeron por dentro y desencadenó un brote psicótico. El libro nació al principio al modo de una narración actual pero añadí el flash back de la infancia de Curro que se desarrolla en 1982 y que conformó finalmente el libro de verdad”.

- ¿Durante la escritura tuvo algún momento que le resultara especialmente complicado de narrar?

“La anomalía es que la novela fluya de manera normal y que se escriba en seis meses sin necesidad de retocar porque nunca es así. La novela pasa por muchos estadios de escritura y de desesperación. La neurosis que es pareja a escribir novelas tiene que ver con este cambio diario de tu relación con la obra. La aparición del mayordomo se me ocurrió cuando ya terminaba el libro pero pensé que era atractivo que se hablara de otros, que tanto Curro como su mayordomo, que puede ser un personaje ficticio, fruto de su imaginación, representaran la mirada del lector y que éste observara lo que ellos le cuentan. El libro pasó a una nueva fase cuando introduje este personaje; se iluminó con una nueva luz pero a todas esas cosas llegas a base de trabajar”.

- ¿Con cuáles de los personajes de Antes del huracán se siente más atraído?

“Diría que Curro, el protagonista, ya que soy un poco yo mismo pero es su relación con Plácido la que me interesa. Este es un libro en el que no abundan personajes particularmente positivos pero mi intención no era resultar maniqueo ya que el objetivo era que no hubieran malos obvios y sí que todo el mundo apareciera como lo ve la gente. La gente tiene lados oscuros y más o menos agraciados. Los lectores detestan en esta novela al padre de Curro pero procuro que se le entienda porque hay personas que llegan, sin alcanzar a entenderlo, a la desesperación, el patetismo y la locura. También te encuentras en la novela con la desesperación de la madre, desesperación que quise que fuera comprensible. Tuve la idea de que todos estos personajes se entendieran y fueran atractivos porque los comprendes bajo cualquier punto de vista”.

- Y está la relación que mantiene Curro con Plácido, una relación bastante divertida y que funciona como amo y criado.

“Plácido es como el único amigo de Curro. La única persona que le ha tratado con amor. Es como su amigo de la infancia aunque ésta tiene un puntito de traición, celos y apostasía y de negarle al alba, como dice La Biblia. Quería que el mejor amigo del protagonista en su niñez fuera un nerd cobarde que cuando zurran a Curro sale corriendo porque no quiere defenderlo. De todos los personajes reales del libro a los que quiero más son a los cobardes porque la cobardía forma parte del ser humano”.

- Para Kiko Amat el escritor ¿nace o se hace?

“La academia es esencial para la cirugía pero no para la escritura creativa. La academia no es el sitio para aprender a escribir aunque te da trucos y todos los trucos son bienvenidos pero llegas o no llegas a ser escritor. Si no tienes la inclinación de contar historias todo el rato es que esto no va contigo. A mi me ha ido bien como escritor autodidacta y no me avergüenzo de ninguna de mis novelas aunque sí que cambiaría muchas cosas. No pertenezco al mundo literario en cuanto a festejos y vida social; mi mundo ya estaba hecho cuando publiqué mi primer libro así que no me interesa demasiado ese mundo literario que no juzgo pero que no es mi mundo y no veo que puedo sacar de él además de los canapés. No tengo relación con ese universo pero tampoco me resulta hostil y si no hay conflicto, no me interesa. Probablemente se deba a que todos mis autores favoritos escriben en estado de conflicto. En mi caso, ser autodidacta y venir de la clase social de la que vengo no me facilitó la entrada pero es que tampoco me interesa pertenecer al mundo literario”.

- Por último, ¿qué libros de Kiko Amat recomendaría Kiko Amat?

“Cuando escuchas a los que hacen rock and roll que su último disco es el mejor de su carrera y tú sabes que ellos saben que es el peor en mi caso no fue así. Antes del huracán es el libro en el que lo he puesto todo y el que más trabajo me ha dado. Depuré el lenguaje y trabajé mucho más la historia que en mis anteriores novelas. Entre los libros que he escrito Antes del huracán y Rompepistas son mis mejores novelas”.

Saludos, criaturas, desde este lado del ordenador

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