La segunda amante del Rey, una novela de Alonso Cueto

Puede que sorprenda la sencillez con la que está escrita La segunda amante del Rey, una novela de Alonso Cueto, pero es una característica de la producción literaria de su autor, un escritor que apuesta por la historia y por dotar a sus personajes de densidad psicológica, hombres y mujeres que se mueven por Lima, la capital de Perú, en la actualidad.

La historia principal de las otras historias secundarias que se cruzan en La segunda amante del rey es la que justifica las acciones de sus protagonistas, incluso los tangenciales, los que resultan heridos por estar cerca del entorno de la víctima y de su asesino, claves que podrían enmarcar el relato en el policial aunque sus objetivos van mucho más allá de los que marcan los límites del género, lo que da oportunidad a Alonso Cueto de destripar más que radiografiar los distintos escalones sociales que forman ese mundo y, al mismo tiempo, reflexionar sobre el amor, la familia, la venganza y las relaciones de poder con un lenguaje colorido y salpicado de expresiones peruanas que no dificultan sino que dan realismo a una historia que habla además del amor y el poder, sobre la traición y la pérdida de la inocencia.

Casi parece, en este sentido, que todos los personajes salvo uno, el principal, el que encarna una esposa celosa de su bienestar y del puesto que ocupa en la sociedad limeña, no sepan que hacer con sus vidas, tampoco hacia donde dirigir un futuro que se presenta siempre incierto y repleto de dudas

Para narrar todo esto, Alonso Cueto recurre a las herramientas de la novela policial para despertar el apetito del lector, aunque como se dijo, sus intenciones van, más allá de la resolución de un crimen que se produce en la segunda mitad del libro, y se vuelca en explicar las circunstancias que provocan el crimen. La tela de araña que se teje para eliminar a una amante del medio. El calculado plan que perpetra una de las protagonistas de la obra para “salvar su matrimonio”. Un “matrimonio” que no descansa en el amor sino en la apariencia.

Una de las protagonistas es culpable desde el principio, una especie de mujer fatal que no tiene intenciones de asesinar físicamente a su contrincante, una joven que trabaja en la oficina de su marido, pero sí de acabar con ella espiritualmente.

Esto hace que sea ella, la mujer calculadora, el personaje más atractivo de la novela, no tanto su contrincante, El resto de personajes, una investigadora privada y su socio, la madre de la chiquilla, el marido, el chófer de la señora, son secundarios, pero ellos también dan sustancia a un libro que una vez toma impulso mantiene velocidad de crucero hasta el final. Un final amargo, que deja algunos interrogantes abiertos y la pregunta de quién se salió de verdad con la suya en esta historia de amor traicionado. En esta historia de venganza que se va de las manos.

El relato se cuenta sin artificios literarios, procura ir en una sola dirección todo el rato, aunque esas direcciones se bifurquen por otras sendas, muchas de ellas callejones sin salida.

En este panorama de amores traicionados, de frustraciones sentimentales, de escapar de una realidad gris o de mantener el estatus en otra realidad igual de gris pero pretenciosa y opulenta, Lima es el escenario en el que se desarrolla el drama que afecta a la vida de todos los que intervienen en ella.

La ciudad suele aparecer en las novelas del escritor como una geografía histórica más que sentimental. A través de estos libros, Alonso Cueto ha ido contando la compleja realidad de la sociedad peruana, poniendo casi siempre cuidadosa atención en sus personajes femeninos, la mayoría de ellos con más protagonismo que los masculinos. Lo hace así en La hora azul, en una Lima sumergida en el caos por el enfrentamiento entre el grupo terrorista Sendero Luminoso y las fuerzas de seguridad del Estado y en la triste pero también divertida El susurro de la mujer ballena.

Sigue esta misma línea, personajes femeninos fuertes frente a otros aparentemente débiles, y una ciudad, Lima, repleta de rincones especiales, para contar esta historia que cuenta con recursos para enganchar la atención del lector no solo por la forma aparentemente sencilla con las que está escrita, casi parece que uno puede imitarlo aunque Cueto sea inimitable, sino porque el autor se preocupa por entretener y que se reflexione sobre los actos que hacen sus personajes, actos censurables la mayoría de ellos.

La segunda amante del Rey
se lee de una sentada, algo poco habitual en los tiempos que corren, y sitúa al lector en un territorio incómodo que obliga a recapacitar sobre estos tiempos en los que vivimos.

NOTA: Alonso Cueto es uno de los escritores invitados del II Festival Hispanoamericano de Escritores que se celebra del 10 al 14 de septiembre en Los Llanos de Aridane, La Palma.

Saludos, las estrellas, desde este lado del ordenador

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