Rodrigo Blanco Calderón: “No veo luz al final del túnel para Venezuela, el daño ya está hecho”

Rodrigo Blanco Calderón (Caracas, 1981) obtuvo con The Night, su primera novela, el premio de la tercera edición de la Bienal de Novela Mario Vargas Llosa. Se trata de un retrato de la capital venezolana tras los cortes eléctricos sufridos a finales de 2009 y principios de 2010 y a juicio del jurado, es un libro construido “como un juego de muñecas rusas (…) un artefacto literario construido con maestría por un narrador que sabe apreciar la complejidad de su metrópoli natal y de la vida de sus habitantes”.

El escritor fue uno de los invitados del 2º Festival Hispanoamericano de Escritores, (Los Llanos de Aridane, La Palma) donde participó en varias mesas redondas. Es autor además de The Night de varios libros de cuentos como Las rayas y Los terneros, entre otros.

-¿Por qué The Night y no La Noche?

“El título me vino desde el principio, cuando aparece Matías Rye que dice que escribe una novela titulada The Night, título y novela que se inspira en la música del grupo Morphine. Al escribir estas páginas el personaje supone que la novela se llamará así, The Night, ya que capta el tema de la noche. Al estar escrita en español y con este título se genera en el lector cierta sensación de extrañeza pero es lo suficientemente sencillo para que todo el mundo lo comprenda. The Night fue una cuestión temática pero también musical”.

- La novela transcurre durante los apagones en la ciudad de Caracas en 2010. ¿Le sirvió de metáfora para contar lo que le pasa al país?

“El punto de partida de la novela, el marco referencial, es la crisis energética que se declaró en Venezuela a finales de 2009 y principios de 2010 y está ligada con una serie de crímenes que comenzaron a suceder en la ciudad de Caracas amparados en esa oscuridad. El disparador del relato fue asimilar una oscuridad real con una oscuridad más profunda y metafísica. La novela tiene una narración en presente y se desarrolla en un contexto social y político muy conflictivo lo que me permitió a través de Dario Lancini salir de Caracas como espacio narrativo y acompañarlo en su recorrido vital durante el siglo XX y alejarme del presente lo que me sirvió para respirar y abandonar el ambiente opresivo en el que se desarrolla la novela”.

- Hablaba de crímenes al amparo de la oscuridad.

“En la novela se explica desde el principio ya que hay unos crímenes que se inspiran en una serie de asesinatos de mujeres en Caracas y cuyos cuerpos fueron encontrados en el parque de Caiza, que se convirtió en un vertedero de cadáveres. Se descubrieron entre ocho o nueve mujeres a lo largo de varios meses y sus muertes obedecieron a distintos móviles porque los asesinatos los cometieron personas distintas, aunque literariamente lo interesante era la razón de porqué escogían el parque para desembarazarse de los cuerpos y las razones de los asesinatos. En la novela uno los personajes, Matías Rye, dice que va a tomar este material de la realidad para la historia que está escribiendo. Convierte al asesino en uno y no en varios y transforma el relato en una novela negra que protagoniza un psiquiatra, un personaje real llamado Edmundo Chirinos que llegó en realidad a matar a una de sus pacientes. Matía Rye, por supuesto, es un narrador oral, un personaje que habla también de los libros que quiere escribir pero que nunca termina”.

- ¿Utiliza el género negro para escribir una novela con la que experimentar?

“Así es efectivamente. Aparece como un tema de discusión que explora las pautas básicas del género policial pero de un modo paródico porque la novela no es una novela negra. La verdad es que no sé como calificarla aunque participe del género pero constituye algo distinto. Lo aclaro porque los lectores del género negro son muy conocedores de su género y a veces se utiliza esa etiqueta para promocionar novelas que no lo son, como es mi caso. El género policial es incompatible en una sociedad como la venezolana donde no hay posibilidades reales para que se haga justicia. Se trata de una sociedad en la que se sabe con facilidad quién cometió el crimen pero también en que no se hará justicia. The Night discute desde el principio eso, cómo en ciertas sociedades algunos géneros literarios resultan inverosímiles.

- Con todo, ¿hay luz al final del túnel?

“La novela tiene un final abierto donde todo parece indicar que las cosas van a ir a peor. Es un final apocalíptico en ese sentido. Lamentablemente no veo luz al final del túnel para Venezuela. El daño ya está hecho y la solución, si finalmente se produce, si se logra la transición política, habrá llegado tarde para muchos venezolanos. Es más, se necesitarán muchos años para comenzar de verdad el proceso de recuperación y llegar a ese punto en el que poder decir vamos a reconstruir todo esto”.

- Cuenta con varios libros de cuentos, ¿qué lo animó a escribir una novela?

The Night comenzó siendo un cuento. El segundo capítulo de la novela fue primero un cuento que iba a incluir en un libro fallido. La necesidad de escribir una novela se me reveló con este cuento, que fue el núcleo de una historia que empezó a crecer y crecer y a tener ramificaciones. Me di cuenta también que manejaba varias historias a partir de un mismo núcleo. De todas formas, lo que me llevó a escribir la novela fue finalmente la muerte de Dario Lancini en julio de 2010, cuando me enteré de la noticia de su muerte por una nota de prensa en la que se explica lo que había sido su vida. Por una serie de razones me di cuenta que con estas historias de crímenes quería recapitular de una manera secreta que todavía no conocía algo que estaba relacionado con los juegos de palabras, los palíndromos a los que era tan aficionado Lancini, el gran palindromista venezolano. Y en ese momento comencé a escribir la novela, fue el momento en el que me di cuenta que todo iba a girar en torno a un personaje que tenía que descubrir. Y ese personaje fue Dario Lancini, de quien me apropio en la novela. El cuento funcionaba más como una anécdota mientras que en la novela funciona más la historia”.

- ¿Tenía claro desde el principio cómo iba a terminar el libro?

“Me pasa siempre con los cuentos y ahora con la novela que sé cómo comienzan y terminan. Tuve la imagen final de hacia donde conducía el relato y muy claro el inicio pero no cómo debía llegar del punto A al Z, a dónde me llevaría pero eso es, precisamente, lo que más me gusta cuando escribo. Cómo a partir de un principio y un final desarrollo la novela. La noción de límite me permite cuando escribo descubrir la conexión entre el comienzo y el final”.

- ¿Y a qué da prioridad en sus obras?

“En el caso de los cuentos, más a la historia. El cuento es una historia en sí mismo que apunta a un final que tiene que ser muy efectivo. En el caso de la novela me doy cuenta que termina ganando un poco los personajes y las relaciones que se establecen entre ellos. Cuando empecé a escribir The Night me di cuenta que las novelas que me gustan contienen capítulos con la intensidad del cuento y como no quería escribir una novela con capítulos de transición, de relleno, con pausas efectistas para armar el relato, quise que cada uno de ellos tuviera una intensidad propia y que formara parte de un conjunto. Creo que en The Night el único personaje que está más desarrollado y cuenta con más espesor es Darío Lancini, a quien dedico la segunda parte del libro. En una novela que acabo de terminar y que es muy distinta a The Night, aparecen más personajes con espesor y que se relacionan unos con otros”.

- ¿Cómo será de distinta a The Night?

“Funciona más como novela tradicional. En este sentido es muy distinta pero al igual que en The Night parto de una sociedad particular, la venezolana de hoy día. Y en ese contexto de crisis relato el proceso de emigración masivo, el más grande de la historia contemporánea de Hispanoamérica, que se está produciendo y que es como un seísmo gigantesco que ha modificado al país y a sus habitantes. Uno de los efectos más lamentables de esa emigración es el abandono de perros, lo que me pareció una metáfora muy diáfana de la debacle. Se trata de una novela de relaciones de pareja, familiares por lo que es muy diferente a The Night. Es más narrativa. Se da más importancia a las relaciones de los personajes que a la trama”.

- Pero en ambas es muy crítico con la realidad de su país.

“La segunda novela es crítica hacia la realidad del país del que vengo pero trata de proponer una reflexión que parte de unos términos locales a unos universales y de cómo y por qué establecemos nuestras relaciones personales, de pareja, de ser padres y ser hijo para un personaje, como el de esta obra, que es huérfano”.

- ¿Cómo quiere que los lectores la interpreten?

“Que la entiendan como un experimento y un análisis sobre las relaciones personales en las que no necesariamente se reflejan mis propias experiencias. De todas formas, no me gusta sacar conclusiones sino más bien plantear preguntas, entender el proceso de auto conocimiento y el de conocer a los demás porque cada persona es un mundo. Es un lugar común pero totalmente cierto. A veces toma toda una vida conocer bien a una sola persona y meridianamente a uno mismo”.

- ¿Cuáles son sus autores de referencia?

“Para mi el autor más fértil, el que me ha dado más es Jorge Luis Borges. Siempre vuelvo a sus cuentos, poemas, ensayos. Todo el proceso de renovación de la literatura del siglo XX está concentrado en su obra. Me gusta mucho el surrealismo francés y autores contemporáneos como Bolaños, Piglia, Vallejo. En la literatura venezolana la poesía de Rafael Cadenas, Darío Lancini, la narrativa de Rómulo Gallegos. En mis lecturas combino siempre a los clásicos con los contemporáneos porque si careces de una formación clásica estarás incompleto como lector y escritor. Es importante leer a los autores contemporáneos para tratar de aprovechar lo que sirve de unos y desechar lo de otros. Comprobar que las marcas de época y los errores que tiene tu trabajo los reconoces en los libros de otros porque son como espejos en los que formarse”.

FIRMA FOTO: Juancho García

Saludos, hermanas y hermanos míos, desde este lado del ordenadpr

Escribe una respuesta