La huella de Galdós

“Respirando la densa atmósfera revolucionaria de aquellos turbados tiempos, creía yo que mis ensayos dramáticos traerían otra revolución más honda en la esfera literaria; presunción muy natural en los cerebros juveniles de aquella y esta generación. Todo muchacho despabilado, nacido en territorio español, es dramaturgo antes que otra cosa más práctica y verdadera. Yo enjaretaba dramas y comedias con vertiginosa rapidez, y lo mismo los hacía en verso que en prosa; terminada una obra, la guardaba cuidadosamente, rescatándola de la curiosidad de mis amigos; la última que escribía era para mí la mejor, y las anteriores quedaban sepultadas en el cajón de mi mesa”. (Memorias de un desmemoriado, Benito Pérez Galdós)

El pasado 4 de enero se recordó el centenario del fallecimiento del escritor Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo de 1843-Madrid, 4 de enero de 1920), autor que todavía sigue entre nosotros, y más vivo que nunca, a través de su literatura. Una literatura que no deja indiferente a nadie, tanto, que hay confesos galdosianos y confesos también lectores que detestan con o sin cordialidad al autor de Fortunata y Jacinta.

Con este motivo, El Perseguidor (1) propuso una encuesta entre escritores, poetas, profesores en la que recomendaran cinco obras del escritor.

Que Galdós vive lo demuestra el entusiasmo al que se sumaron los que aceptaron el reto. Una invitación a participar en una votación que solo pretendía despertar la atención en torno a la vida y la obra de uno de los más grandes narradores españoles de todos los tiempos.

En todo momento, se fue consciente del riesgo que se asumía. En especial porque con Galdós viene a ocurrir casi siempre lo mismo que con Miguel de Cervantes: todo el mundo lo conoce pero no todo el mundo lo ha leído.

Aceptamos así que muchos de los que no respondieron a nuestra invitación lo hicieron porque desconocían el trabajo literario de Galdós o bien lo habían leído por obligación y no les interesaba ni el escritor ni la invitación que se les ofreció.

Es probable que otros no quisieran colaborar por cuestiones políticas ya que si hay un escritor español ese es Benito Pérez Galdós, sobre todo por su monumental empeño en narrar como relato la Historia de España durante el siglo XIX mezclando personajes reales y ficticios en un proyecto que, tras su muerte, intentaron retomar con mejor o peor fortuna escritores como Francisco Camba en sus Episodios Contemporáneos y Ricardo Fernández de la Reguera y Susana March con los Episodios Nacionales Contemporáneos que pueden entenderse como una continuación en el tiempo de los de los de Galdós, extendiéndose al siglo XX y que finaliza con los tomos dedicados a la II República.

No ha tenido sin embargo Galdós el reconocimiento unánime que se merece en España. En vida y después de muerto las críticas en torno a su trabajo han sido durísimas pero quizá sea un elemento más que ha hecho posible que la obra del escritor permanezca tan viva y se espera que, a partir de las celebraciones que en 2020 recordarán su nombre y prestigio en la literatura, sirva también para estimular su lectura y de espejo en el que observarse un país que debe intentar, al menos, comprenderse.

En su calendario de actos, el Gobierno de Canarias pretende explotar la “mirada insular” del escritor para poner fin a la leyenda negra que lanzó el bulo que se sentía poco unido a su tierra natal pero, al margen de éste y otros infundios, nadie cuestiona que Galdós fue y es el gran escritor de Madrid y de un país que no termina de madurar.

Ya se dijo que Benito Pérez Galdós continúa generando con el paso de los años tanto adeptos como detractores. Dos tipos de lectores a los que une una pasión común: Benito Pérez Galdós.

En este escenario, están los galdosianos y los antigaldosianos, dos mundos contrapuestos, dos maneras de entender la obra del escritor. En medio y como siempre, se encuentran los que no saben ni contestan y los que han leído y apreciado su literatura pero no han hecho bandera de ella.

El cine y la televisión han contribuido a que el escritor continúe estando entre nosotros. En general, no le ha tratado mal y cuenta con adaptaciones tan galdosianas como Nazarín y Tristana, dos personales películas del cineasta Luis Buñuel, ese surrealista que en más de una ocasión reivindicó la influencia que el escritor tuvo en su cine.

Este especial incluye además una entrevista con la directora de la cátedra Pérez Galdós en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Yolanda Arencibia, en la que habla sobre todo de la faceta canaria del escritor y finaliza con un pequeño grupo de citas de escritores e intelectuales que lo conocieron y otros que no. Sus reflexiones dibujan un atractivo retrato poliédrico de un autor que cuando escribía siempre intentó dejar huella.

(1) Suplemento cultural de Diario de Avisos. Este es el primer artículo de un especial que se dedicó al escritor el pasado domingo, 26 de enero de 2020 y cuyas piezas iremos publicando en días sucesivos.

Saludos, manso, manso, manso, desde este lado del ordenador

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