La mujer que cambió a Hitler

“- Así que escúchame, si la Ola Roja a la que todo el mundo teme llegara mañana y arrasara con todo, no estaríamos mucho peor que ahora. No, no señor. Ningún régimen comunista o socialista podría ser más ladrón que esta República de banqueros que tenemos ahora. Lo que no significa que fuera a ser mejor, ¿entiendes?”
(El ángel de Munich, Fabiano Massimi. Traductor: Xavier González Rovira. Narrativa Internacional, Alfaguara, 2020)

Nuevos vientos soplan de Italia. La literatura que se escribe en el país mediterráneo nace con vocación de trascender fronteras y de explicar la Historia de la vieja Europa con nuevas perspectivas que resultan más audaces que la de los países del norte. Tan cuadrados ellos. Se agradece así que la novela que brota en el sur irrumpa con fuerza y reinterprete un relato que nos es común a todos los que nacimos y habitamos en el viejo continente, aunque sea en su periferia más periferia.

Si hace unos meses, justo antes de que apareciera la Covid-19 y cambiara radicalmente las cosas, nos sorprendió la lectura de M., el hijo del siglo, de Antonio Scurati, interesante primer tomo de la biografía novelada de Benito Mussolini, el padre fundador del fascismo, ahora es otro italiano el que nos cuenta una historia poco conocida en la biografía de Adolf Hitler, el padre fundador del nazismo, movimiento claramente inspirado en el fascio italiano, sobre todo en la uniformidad de su mensaje, la violencia como lenguaje político y la exaltación nacional por encima de todas las cosas pero no en su contenido racial, que es un rasgo que aportan los nazis a este sistema de gobierno que se basa en el miedo.

Esta historia, poco conocida, es la relación que mantuvo el futuro líder y señor de Alemania con su sobrina Geli Raubal, que presuntamente se suicidó en el apartamento que compartía con su tío en Munich a mediados de septiembre de 1931. Se escribe presuntamente porque la novela El ángel de Munich (Alfaguara, 2020) de Fabiano Massimi narra la investigación que inicia la policía muniquesa para esclarecer una muerte con demasiadas contradicciones y en la que se mezcla la política de aquellos agitados años, sórdidos retratos sexuales que, combinados con un relato policial, no solo informa al lector sobre aquellos tiempos ya perdidos en nuestra memoria colectiva, sino también en las interioridades de un partido, el nacional socialista, dividido pero que acaricia llegar al poder. Esta carrera, caracterizada por el juego sucio, puede concluir negativamente si se resuelve el misterio de la muerte de Raubal. ¿Fue suicidio o asesinato?

Además de los protagonistas de la novela, una pareja de detectives que se mueve por este escenario intentando mantener la dignidad, tarea difícil porque parece que el mundo se derriba bajo sus pies, en sus investigaciones se tropezarán con personajes que sí existieron realmente como el mismo Adolf Hitler, Heinrich Himmler, Reinhard Heydrich, Göering, Hess, los hermanos Strasser, uno de los cuales forma el Frente Negro que representa al ala de izquierda del partido nazi; Goebbels así como Hoffmann, el fotógrafo de Hitler y estudio en el que el futuro señor de Alemania encontrará a una nueva amante, Eva Braum, con la que finalmente se desposará en 1945 cuando aquel régimen que iba a durar mil años desaparezca para siempre de la faz de la tierra bajo la rueda de los tanques soviéticos.

Los personajes, reales e inventados, se mueven en una ciudad que se aprecia que conoce muy bien Fabiano Massimi, quien sabe levantar una investigación que llama enseguida y poderosamente la atención tanto del lector al que le gusta leer buenas historias como a los que les gusta la Historia. En este aspecto, se podrá estar de acuerdo o no con las conclusiones que arroja Massimi pero todas ellas están respaldas por fuentes documentales. Muchas de las cuales hacen creíble la conjura.

Como libro con el que pasar estos meses de calor El ángel de Munich es más que recomendable. Está escrito para entretener, para enganchar la atención del lector, así que nadie se llame a equívocos porque Fabiano Massimi solo intenta hacer justicia literaria a una joven atractiva y con muchas ganas de vivir como fue Geli Raubal, lástima que cayera en manos de una organización que hizo del miedo uno de sus poderes: miedo que se extendería más tarde a todo un país y a media Europa conquistada por sus ejércitos cuando estalló la II Guerra Mundial.

Como M., el hombre del siglo, la novela El ángel de Munich debe de entenderse además de por su vocación de inteligente entretenimiento como un aviso ante lo que puede pasar si dejamos que los partidos violentos dominen nuestros destinos. La alarma es diáfana en la novela por las formas, muy sucias todas ellas, con las que los nazis resolvían los problemas. Este aviso no ensombrece, sin embargo, el contenido de un libro que intenta arrojar un poco de luz a un caso que los nazis intentaron silenciar y enterrar una vez que llegaron al poder. De ahí que se haya sembrado de tantas dudas todo lo relacionado con la muerte de la sobrina de Hitler, una mujer que tras ¿suicidarse? logró borrar todo rastro de humanidad en el futuro dictador de Alemania.

Lo dijo Göering durante durante los juicios de Nuremberg en 1946.

Saludos, recordad El Álamo, desde este lado del ordenador

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