Javier Gorostiza, un hombre bueno

Me cruzo por la calle con un buen amigo que me comunica la muerte de Javier Gorostiza (Santa Cruz de Tenerife, 1961), un hombre bueno y el que hizo posible la recreación de la Gesta, sí, Gesta, del 25 de julio de 1797 que este año por las circunstancias que todos conocemos no pudo celebrarse.

La familia de los Gorostiza y la mía han estado siempre muy hermanadas, me atrevería de hecho a decir que forman parte de la historia de esta ciudad. De los que por generación pertenecen a esta entrañable y contradictoria capital de provincias que gracias a hombres como él contribuyen a que mire de otra manera.

Mi ciudad, nuestra ciudad, tiene su historia. Una historia humilde y en ocasiones cómica pero también trágica. Y trágica fue la batalla por Santa Cruz que libraron británicos al mando del contralmirante Horacio Nelson contra españoles dirigidos por el general Antonio Gutiérrez de Otero.

Javier Gorostiza y su tropa se encargaron de recordárnoslo todos los 25 de julio con su recreación del combate por las calles de Santa Cruz. Se escuchaba entonces el estampido de las balas, quedaba flotando en el aire el olor de la pólvora… Y ahí, al frente de los españoles, Javier Gorostiza sable en mano.

No era difícil imaginar que el mismo Javier estaba ahí, en las calles de Santa Cruz de Tenerife de julio de 1797, enfrentándose al enemigo británico… Y ojalá –sé que es lo que querría él– cuando se diluya la nueva normalidad impuesta por la pandemia mi ciudad, mi pequeña y enclaustrada ciudad, siga recordando aquellos hechos cada 25 de julio de años venideros…

Apenas conocí a Javier pero ya era mi amigo porque su y mi familia se conocen de toda la vida. Esas cosas solo pasan en Santa Cruz de Tenerife. Javier, además, fue de los primeros en animarme a que continuara, cuando coincidía con la Gesta, una serie de pequeñas narraciones en este mismo su blog en las que planteo que todo lo que nos han contado es mentira: fue Horacio Nelson quien conquistó la plaza y más tarde la isla.

Lo solía encontrar en el Museo Histórico Militar de Canarias que está ubicado en el Fuerte de Almeyda y charlábamos un rato de Historia, de Historia de nuestra ciudad y de libros. Me da pena, como me comprometí, no haberle regalado un ejemplar de Madrid, de corte a checa, de Agustín de Foxá, pero no quiso el destino que encontrara uno a tiempo y que luego el oleaje de la vida no hiciera nada para que coincidiéramos otra vez. Con todo, sí que lo echaba ya de menos en Facebook. Nos unía nuestra común devoción por el cine y Tintín, que es el periodista que siempre quise llevar dentro.

Javier Gorostiza muere demasiado joven. Y da mucha rabia porque se ha ido, ya dije, un hombre bueno.

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