Una leyenda del ‘underground’ canario

Casi en la sombra, siempre rebuscando en la trastienda de lo que se conserva del underground canario, trabaja incansable al desaliento Jonathan Delgado, Yotti, con la editorial y también sello discográfico Los 80 pasan factura, que se ha especializado en recuperar materiales de aquella década prodigiosa con mucho oficio y cariño profesional, dignificando lo que en aquellos años un puñado de locos (no me entra en la cabeza otro calificativo para definirlos) puso en marcha por amor al arte.

Visto con perspectiva y en contra de lo que pudiera parecer, los años 80 fueron bastante productivos musicalmente y en torno a la música, igual de productivos en cuanto a prensa alternativa se refiere. Ese tipo de publicaciones elaboradas por aficionados informados que se editaban a fotocopias y se vendían en tiendas especializadas y garitos de la noche a precios que no enojaban y en el que los colaboradores daban cumplida información de lo que no se hacía eco la prensa convencional de aquel entonces.

Estas revistas caseras pero muy bien informadas en la mayoría de los casos vivió en aquella década su edad de oro ya que casi todo el mundo, por no escribir todo el mundo, editaba su propio fanzine — que así se denomina– en este territorio atlántico.

Los fanzines podían ser de todo pelaje aunque en las islas y en concreto en la de Tenerife se propagaron los especializados en contenidos musicales de dentro como de fuera, siempre que los estilos estuvieran vinculados al rock y su parentela como el punk, muy predominante aquellos años, y su versión moderada que encarnaban los que iban de siniestros y modernos.

En aquellos tiempos se editaron también publicaciones de andar por casa de rockeros, mods y otras tribus adscritas a estilos musicales que en la mayoría de las ocasiones no llegaban a uno o dos números; ejemplares cotizados en la actualidad por buscadores y coleccionistas de aquellas rarezas que, leídas hoy, resultan sorprendentemente contestatarias y con un aliento juvenil que no marchita el paso de los años.

Entre los fanzines que hicieron historia se encuentra Cirrosis, autoproclamado órgano oficial de grupos punks, skins “y demás malformaciones congénitas urbanas de nuestra muy odiada ciudad de La Laguna” que cuenta con contenidos que intepretados hoy continúan chisporroteando por su carga ácida y demoledora acerca de la realidad que vivían en aquel entonces estos colectivos y otros no necesariamente radicales en la ciudad de los Adelantados como en otros núcleos urbanos de la isla, islas por extensión.

La revista fue fundada “en plena borrachera” por lo que, ellos mismo lo decían, “es imposible determinar la fecha de origen” de este fanzine que supo mantener a lo largo de sus once números un mensaje sin mordaza en el que se daba cumplida información no solo del movimiento musical que en aquel entonces se movía en Tenerife sino también de lo que opinaban sus colaboradores de la política que se cocinaba en Canarias aquellos años.

Los 80 pasan factura ha reunido los once números que sacaron adelante en un solo volumen (1983-1987) para sorpresa de los que vivieron aquellos tiempos y formaron parte de aquella prensa de trinchera como para las nuevas y robotizadas generaciones que no despegan la nariz de la pantalla del ordenador. Estoy seguro que tanto para nostálgicos como para no iniciados la lectura de los artículos y el vistazo a las historietas que publicaba Cirrosis será como beber de un manantial de aguas frescas en unos tiempos donde ya nada es lo que parece y en los que me temo ha triunfado más el cinismo como mecanismo de defensa que la polémica para denunciar lo que hoy no puede ser denunciado. Leyendo esta recopilación de Cirrosis me doy cuenta de hecho que más que avanzar mentalmente lo que hemos hecho como sociedad ha sido retroceder.

El recopilatorio incluye, además de la reproducción de los once números de Cirrosis, una introducción de Josetxu López-Molina Adell, en la que explica el origen “incierto” de la revista; los temas que trataba y el equipo que colaboró para hacerla posible, entre otros asuntos.

Escribe López-Molina Adell: “Cirrosis quiso convertirse en un medio que posibilitara la expresión de opiniones e ideas que, en no pocos casos, no compartíamos quienes lo coordinábamos”, una tendencia que mantuvo la publicación a lo largo de todos los números en forma de artículos, cómics o collages y que, según Josetxu López-Molina, “añadía una sencilla pregunta o comentario, demoledoras críticas o llamamientos sobre el hastío que se comía por entonces a la juventud”.

Los 80 pasan factura ha mimado la edición de este recopilatorio que no debería ser el último que rescate las revistas alternativa que aparecieron aquellos años ya que su lectura sirve para hacerse una idea “no oficial” de Tenerife y Canarias durante esa década. Repasar estos números invita a pensar que no todo está perdido y que es posible despertar de este sueño sin conciencia en el que nos han sumido. Más en un siglo como el XXI que no pinta nada bien para el futuro de la humanidad y del planeta.

Saludos, entonces fuimos jóvenes, desde este lado del ordenador

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