Fallece el arquitecto Vicente Saavedra

El arquitecto Vicente Saavedra falleció el pasado miércoles, 21 de abril. Tuve la oportunidad de charlar con él en algunas ocasiones, siempre por motivos profesionales, y el recuerdo que tengo él es el de una persona extremadamente amable, dispuesta siempre a atender cualquier petición así como la de un apasionado de las artes plásticas

El paisaje de Tenerife cuenta con edificios que fueron diseñados por él o por su estudio, que compartía con Javier Díaz-Llanos. Estos son, entre otros, el astrofísico de Izaña, la Casa de la Cultura de Santa Cruz de Tenerife, las edificaciones turísticas de Ten-Bel, el Colegio de Arquitectos en Santa Cruz de Tenerife o las viviendas sociales de Añaza, La Hornera, Los Alisios y el Polígono de Ofra. Fue, también, uno de los promotores de la I Exposición de Esculuras en la Calle, que sigue siendo uno de los hitos culturales de la capital tinerfeña, y que en 2023 celebrará su 50 aniversario.

Reproducimos a continuación una entrevista que mantuvimos con Vicente Saavedra (27-2-2017) con motivo de la exposición Una colección para un viaje, muestra que fue resultado de la apuesta que un grupo de alumnos de la 85 promoción de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona realizó a inicio de los años 60 del pasado siglo para ganar algo de dinero en su proyectado viaje de fin de curso.

“Esta colección radiografía el arte de 1960”

Los trabajos que reúne la exposición Una colección para un viaje son resultado de la apuesta que un grupo de alumnos de la 85 promoción de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona realizaron hace ahora 57 años para ganar algo de dinero en su proyectado viaje de fin de curso. Uno de los implicados en aquella empresa, que logró recoger 141 dibujos originales de los artistas a los cursaron invitación para que les cedieran algún dibujo original, fue Vicente Saavedra, quien presenta hasta el 17 de abril en el Colegio Interinsular de Arquitectos de Canarias, 91 de aquellas obras firmadas, entre otros, Miró, Saura, Tàpies, Serrano, Chirino y  Vasarely.

- ¿Una colección para un viaje?

“En enero de 1960, los componentes de la 85 promoción de la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona, decidimos inventar algún procedimiento para, amparados en la fantasía propia de los 25 años de edad, poder financiar un “viaje final de carrera” que nos permitiera recorrer el mundo viendo la arquitectura que solo conocíamos por los libros y revistas. En ese momento, surgió la idea de pedirle a los arquitectos, escultores y pintores más famosos del mundo que, con su generosidad, nos ayudasen a iniciar nuestro sueño.”

- ¿Y a quién se le ocurrió la idea de formar una colección de arte?

“Después de analizar el sistema tradicional para conseguir los dineros necesarios para realizar el viaje de los 28 componentes de la promoción y comprobar que, con lo que teníamos hasta ese momento, solo conseguiríamos dar una vuelta por Cataluña, celebramos una reunión de curso para aportar nuevas ideas, distintas a las tenidas hasta ese momento y entonces, unos compañeros interesados en el arte contemporáneo, además de en la arquitectura, hicimos la nueva propuesta al resto y, desde ese momento, empezamos a trabajar como una pequeña empresa con un objetivo claro: “financiar un viaje dando la vuelta al mundo”, tal como expresábamos en la carta que recibirían los artistas seleccionados.”

- ¿Cuál fue la selección de artistas? ¿Quién se negó o no contestó para participar en esta iniciativa?

“Para poder empezar a desarrollar nuestra idea, deberíamos disponer de un listado de los nombres de los artistas y arquitectos a los que dirigirles nuestra petición. La relación de arquitectos surgió de forma natural, pues eran parte de nuestra formación en la Escuela de Arquitectura. Para la elección de los artistas españoles, contamos con la entusiasta colaboración del afamado crítico de arte Alexander Cirici Pellicer, que en aquel tiempo estaba organizando la creación del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, del mismo modo que ya existía en Madrid. La relación de artistas extranjeros nos resultaba mucho más difícil y para ello, pudimos contar con el catálogo de la exposición 50 años de Arte Moderno de la Exposición Universal de Bruselas de 1958, avalada por los Comisarios más prestigiosos de cada país representado en esa muestra. A partir de ese momento, todo el esfuerzo se concentraba en conseguir las señas de cada uno de los artistas que nos interesaban (no existía Internet ni ordenadores), para lo cual recurrimos a las diferentes embajadas y galerías importantes de las principales capitales europeas. De las 270 carpetas que enviamos, incluyendo una cartulina DIN A-4 con la inscripción 85 promoción de arquitectos. Barcelona. España, recibimos 141 respuestas y nos falló Picasso, a pesar de las tres carpetas que le hicimos llegar por distintos caminos.”

- Las obras iban, en un principio, a ser subastadas…

“Teníamos un compromiso con la Sala Gaspar de Barcelona para realizar en ella la subasta de todas las obras recibidas. Pero a medida que recibíamos los dibujos en nuestra Escuela, aumentaba la sensación de que se estaba formando una extraordinaria colección que no debía ser dividida, pues estaba constituida por un gran número de obras de los mejores artistas del mundo, realizados todas a la vez y para un grupo de estudiantes que se habían atrevido a pedirles una muestra de su arte para realizar un viaje. Las críticas recogidas en los periódicos del momento eran muy elogiosas para nuestra idea y estaba avaladas por críticos de prestigio, como Santos Torroella, Juan Eduardo Cirlot o Juan Teixidor. A la vista de todo esto, la promoción olvidó lo de dar la vuelta al mundo y decidió cambiar la subasta, por conseguir que la colección se quedase unida y con un solo propietario. La solución apareció milagrosamente, por la visita que realizó a la exposición el que era secretario del Colegio de Arquitectos de Barcelona, Antonio de Moragas, que propuso a la Junta General Ordinaria del Colegio de Arquitectos de Barcelona que la adquiriese en su integridad, y así evitar la subasta.”

-La exposición que ahora se exhibe en Santa Cruz de Tenerife también se expuso hace unos meses en Barcelona. ¿Quiénes son los que podríamos considerar sus comisarios y cómo se implicaron entonces en aquella aventura?

“Desde 1960 la colección fue guardada en el Archivo Histórico del Colegio de Arquitectos de Barcelona y solo fue expuesta unos meses en su nuevo edificio con motivo de su inauguración en 1962. Transcurridos cincuenta años, hicimos varios intentos para exponerla de nuevo, pero fracasamos cuantas veces lo intentamos. Ya habíamos abandonado la idea de sacar del Archivo la colección para exponerla en algún sitio, cuando tuvimos la suerte de que un amigo, abogado de prestigio y bien relacionado en Barcelona nos puso en contacto con la historiadora y crítica de arte Victoria Combalía que, después de tener acceso a la colección guardada en el Archivo del Colegio, aceptó ser Comisaria y buscar en Barcelona un lugar adecuado para su exposición. De esta forma, la primera quincena de enero de 2016 se pudo inaugurar en el Museo Can Framis de la Fundación Vila Casas, la exposición con el título Una colección para un viaje. El éxito obtenido durante los tres meses que permaneció expuesta la colección en el Museo Can Framis fue extraordinario y quedó constancia en los medios de información en los que reprodujeron entrevistas a la comisaria de la exposición Victoria Combalía y a los alumnos de la 85 promoción José María Sen Tato y Vicente Saavedra.”

- ¿Qué se pintaba en 1960. Lo pregunto porque respondiendo a la invitación 141 artistas?

“En el catálogo que se emitió en Barcelona acompañando la exposición, Victoria Combalía explica en detalle lo que se pintaba durante el año 1960,  indicando que la colección podría interpretarse como una suerte de radiografía del arte de aquel entonces. Asímismo, indica que  puede hablarse de una excelente muestra de casi todas las modalidades de la abstracción de aquella época: informalismo, tachismo, abstracción lírica, geométrica y espacialismo”.

- ¿Qué autores destacaría?

“Destacaría la presencia y generosidad de autores tan importantes como Joan Miró, Naum Gabo, Erich Heckel, Otto Dix, Giorgio Morandi, Lucio Fontana, Angel Ferrant, Max Bill, Antoni Tàpies, Hans Hartung, Karel Appel, César, Martín Chirino, Antonio Saura, Pierre Soulages, Rufino Tamayo, Victor Vasarely….completando la relación de 98 autores que componen la selección de los 141 que contestaron a nuestra carta invitación. Dentro de esta lista están incluidos los diez arquitectos que, por destacar alguno, citaremos a Walter Gropius, Richard Neutra, Gio Ponti, Saarinen y Alberto Sartoris (que da el nombre a la plaza que cubre las Salas de Exposiciones del Colegio de Arquitectos de Tenerife)”.
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- Y de los 98 dibujos que forman parte de la exposición, ¿cuál es su preferido?

“La mitad de los artistas expuestos son extranjeros y la otra mitad españoles. Existen varios nombres que componen la élite de la historia del arte contemporáneo internacional, y que figuran en muchos de los grandes Museos de las capitales del mundo, por lo que es difícil separar alguno del resto; lo más importante de esta colección es que está compuesta por autores que, al mismo tiempo, decidieron hacer un dibujo expresamente para un grupo de estudiantes que solicitaron su ayuda para hacer un viaje final de la carrera de arquitectura.”

- ¿Cuántos artistas españoles participaron en esta exposición? 

“La selección de los artistas españoles la había realizado  el crítico Alexander Cirici Pellicer, gran conocedor del arte que se hacía en España y por ello figuran todos los componentes del Grupo el Paso de Madrid, el grupo Dau al Set de Barcelona y artistas reconocidos de otras varias provincias españolas, de las que actualmente podemos comprobar su importancia, gracias a la información obtenida en Internet y en los Museos de los que forman parte. Hay que tener en cuenta que en la actualidad no vive ninguno de los artistas extranjeros y de los españoles solo viven nueve. Los canarios que participaron en la selección fueron Manolo Millares y Martín Chirino.”

 
 
“El viaje fue un éxito”

Resuelta la colección, ¿cómo fue el viaje? “El viaje fue un éxito”, sentencia Vicente Saavedra, que explica que salieron desde Barcelona hasta Helsinki y vuelta por otra ruta distinta para poder contemplar  todas las obras de arquitectura que “nos habíamos propuesto conocer. Empezamos visitando la capilla de Ronchamp, del arquitecto Le Corbusier, que puede considerarse como una de las obras de arquitectura mas importantes de la historia y en Dinamarca estuvimos en varias obras del arquitecto Arne Jacobsen, especialmente en el edificio de la SAS de Copenague, impresionante por el altísimo grado de intervención en cada uno de sus detalles. Cerca de Copenague existe el Luisiana Museum, ejemplo de un edificio creado para el arte, integrado en la naturaleza y con actividades complementarias que lo convierten en un santuario para la cultura. En Rotterdan pudimos conocer bien la reconstrucción de su nuevo Centro Comercial, que había sido destruido completamente durante la guerra. En la maravillosa ciudad de Estocolmo visitamos, además de su centro histórico, sus nuevos barrios periféricos, ejemplo de un  moderno desarrollo urbanístico. Las obras del arquitecto finlandés Alvar Aalto, merecerían todo un libro para explicarlas y en Helsinki disfrutamos visitando algunas. En Finlandia pudimos conocer pueblos nuevos, como Tapiola, que son ejemplo de intervenciones con respeto absoluto a la naturaleza y al paisaje. En París, visitamos el edificio de la Unesco, en el que participó el arquitecto Bernard Zehrfuss, y que contiene varias obras de artistas  que están en nuestra colección, como Miró, Rufino Tamayo, Llorens Artigas, Calder, Appel y Vasarely. Como dato curioso y singular de este viaje, el catedrático de proyectos que teníamos, entendió muy pronto que habíamos tenido una idea que, por lo nuevo y original, nos ocupó todo nuestro tiempo desde enero hasta mayo, por lo que no éramos capaces de sacar la capacidad necesaria para dedicarnos seriamente a realizar el obligatorio proyecto fin de carrera. En esas circunstancias, nos propuso que hiciéramos durante el viaje un riguroso estudio de todas las obras que íbamos a visitar y que presentásemos a la vuelta un libro que recogiese todas nuestras impresiones, tanto favorables como críticas, y así lo hicimos entregando el llamado desde entonces el libro verde que forma parte importante de esta exposición”.

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