Después, una novela de Stephen King

La portada norteamericana de Después rinde homenaje a las novelas baratas de bolsillo pero promete algo que no está en la novela. Tampoco es que diga mucho la portada de su versión española pero a los lectores de Stephen King les tiene sin cuidado ya que lo que buscan es un libro del escritor nacido en Maine.

Stephen King es uno de esos escritores que vende por su nombre y apellido. Es decir, que no se pregunta al librero por El resplandor o It, se pregunta directamente algo así como “¿tiene la última novela de Stephen King?

La obra del escritor ha creado un estante aparte en la biblioteca de la literatura norteamericana de nuestro tiempo. Un lugar privilegiado, me atrevería a decir, que ha conseguido que novelas y relatos tan tremendamente estadounidenses resulten universales para los lectores que cosecha alrededor del mundo. E insiste casi siempre en los mismos temas, también con los mismos personajes solo que estos con otros nombres y apellidos, también oficios.

A King le debemos que sacara a la luz los miedos de los jóvenes con una novela, Carrie, que ha desarrollado después y por caminos insospechados en el resto de su obra. Un personaje, casi siempre un adolescente, tiene un poder especial que solo le traerá desgracias.

Vuelve a insistir en estas claves en Después, la novela que Stephen King presenta este tórrido verano. Un King muy recomendable para los que quieran iniciarse en la obra del autor pero no demasiado para los lectores que conocen su trabajo.

Afortunadamente, no se trata de un tocho, una de esas novelas que sobrepasan las 400 páginas (y King tiene muchas, y muchas no son demasiado buenas) sino un curioso experimento que no alcanza las 250 y en el que concentra las constantes que forman parte de su universo literario. Por eso para iniciados resulta un texto recomendable pero no para los curtidos, los que llevan siguiendo al escritor desde sus comienzos. Que puede ser mi caso.

Recuerdo que la primera novela de Stephen King que leí fue La hora del vampiro, Salem Lot. Conservo aún el ejemplar de ediciones Pomaire, que hay que coger con sumo cuidado porque las páginas se despegan con facilidad. Guardo mucho cariño a este libro porque fue la novela que me convirtió en adicto del escritor. Después llegaron Carrie e Insólito esplendor, publicadas también en Pomaire. La segunda se conocería más tarde como El resplandor a secas.

Cuento todo esto porque leyendo Después se despertó la nostalgia de la primera vez. También la sorpresa que se despertara en mi este tipo de recuerdos.

Después está narrada en primera persona por Jamie Conklin, el único hijo de una madre soltera que ve a los muertos. Y sí pero no porque esta facultad no tienen mucho que ver con la del niño de El sexto sentido. Jamie Colklin puede hacerles preguntas para averiguar cosas. Los muertos, explica, solo responden con la verdad.

La historia se complica con la novia de su madre, que trabaja de policía, cuando requiere los servicios de Jamie para descubrir a un asesino serial. Pero la historia no se queda ahí, continúa por otros derroteros manteniendo en todo momento la calma. Y eso que la acción empieza a hacerse trepidante.

Cuentan que Después es deudora de It, un novelón de casi mil páginas que no es santo de mi devoción, pero sí que presenta a una entidad curiosa y lógica dentro del universo de Stephen King, una criatura que puede poseer a los muertos. Jamie conocerá por eso a su contrario, una entidad demoníaca a la que puede mantener a raya con un ritual.

Con estos ingredientes, el escritor cocina una de esas novelas que digo que escribe con el piloto automático seguro de que no va a decepcionar ni a iniciados como a profanos. Puede que a los primeros no le sorprenda pero sí que lo hará con los segundos. De todas formas, conocer el universo de este escritor lleva su trabajo porque King intentó hace ya años reproducir un cosmos literario que suele ser referencial en sus libros. Es decir, que en varias novelas aparecen como secundarios personajes que conocimos como principales en otras. Su Maine imaginario cuenta con poblaciones que no existen en la vida real y sus criaturas maléficas también suelen aparecer en muchas de sus historias. Todo esto sin contar el ciclo de novelas que protagoniza El pistolero, saga que abandoné en sus primeros libros porque a King se le puede perdonar muchas cosas pero no que narre milongas. Y El pistolero es eso, milongas.

En Después desliza algunas pullas acerca del sector editorial estadounidense, que conoce bien y que le ha servido de escenario en Misery o La mitad oscura, ya que la madre del protagonista trabaja de agente literaria. Un retrato por cierto bastante agradecido con el trabajo que hace esta gente. También describe la quiebra de la relación de dos mujeres enamoradas y, llegando al final, ofrece una vuelta de tuerca efectista pero que a muchos dejará confundido.

Después no es un libro redondo como otras novelas del escritor pero dentro de ella late el corazón de un escritor de éxito que ha demostrado con su obra (sobre todo con las serias, Eclipse total, por ejemplo) que vender libros no tiene siempre que estar asociado a literatura fácil. Esta novela, siendo menor en su producción, contiene a flashes esa luz. Y solo por quedar deslumbrado ante ella merece la pena descubrirlo o seguirlo en Después como fue nuestro caso.

Saludos, otra vez… el Rey, desde este lado del ordenador

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