El último vándalo (que yo sepa), una novela de Alicia Ramos

“Las mujeres transexuales, lo llevemos escrito en la frente o no, no tenemos útero. Ni ovarios. Ni canal de parto en algunos casos. Así que no solemos tener bebés. A lo mejor esta es la historia de por qué tengo un bebé.
POR QUÉ TENGO UN BEBÉ”.

(El último vándalo (que yo sepa), Alicia Ramos, Fundación CajaCanarias, 2020)

Si bien me preocupa el errático juicio que viene caracterizando al jurado del Premio Benito Pérez Armas, uno, sino el más longevo de Canarias, me ha resultado refrescante la obra ganado de la edición del 2019 (la del 2020 aún no se ha publicado) por su entusiasmo rupturista aunque le falte a la novela crítica y autocrítica también de una realidad como es la canaria tan necesitada de textos, películas, arte en general con espíritu revulsivo, agitador de conciencias y todas esas cosas urgentes y tan necesarias en estos tiempos dados al pensamiento único.

Canarias vuelve a contar con dos premios literarios (el Benito Pérez Armas y el Benito Pérez Galdós) que nacieron en la noche de los tiempos pero que por cuestiones varias terminaron uno desapareciendo de la memoria y el otro aguantando contra viento y marea el oleaje de los años. A veces tan ingrato con certámenes que, como viene al caso, ocupan por derecho propio un lugar importante no solo en la historia de los premios literarios a este lado del Atlántico sino también en la literatura que se escribe y publica en Canarias. En este aspecto, el Premio de Novela Benito Pérez Armas se ha convertido por su perdurabilidad en un referente para tomar el pulso de lo que se escribe no solo dentro sino fuera de las islas, aunque en las últimas ediciones (con ediciones en la que los premios se declararon desiertos) el nivel no haya estado acorde a las expectativas que, imagino que unos pocos, teníamos depositados en él.

El último vándalo (que yo sepa), novela ganadora en 2019 y que está escrita por Alicia Ramos, rompe esta tendencia y lo consigue por el tono con que la protagonista cuenta la historia. Una historia loca, y por loca muy divertida, en un archipiélago más bien caricaturesco dentro de una aventura, porque se trata de una aventura, que no se toma para nada en serio. Y a estas alturas que un libro me haga reír, y si no reír sí que sonreír vale su peso en oro.

No se trata El último vándalo (que yo sepa) de una mala novela si uno acepta las reglas que Ramos propone para adentrarnos en su relato. A admitir el planteamiento disparatado que anima sus páginas pero sí que carece si no relato más sustancia.

Incluso entendiendo que no fuera esa la intención de su autora, el exceso de páginas, casi cuatrocientas, tampoco ayuda al normal seguimiento de un libro que más meditado hubiera resultado otra cosa y sobre todo mucho mejor novela.

A medio camino entre el absurdo y la parodia, Alicia Ramos ha escrito una novela que a mi me ha hecho recordar el caótico disparate de La conjura de los necios, de John Kennedy Toole que desde su publicación y éxito continúa influyendo porque fue capaz de actualizar una narrativa que nace en el Quijote y en la que el humor y la tragedia van cogidos de la mano.

La novela comienza con la búsqueda de Candelaria, una transexual con un bebé encima, que va tras la obra de un pintor canario. La investigación hará que la protagonista vaya tras las huellas del artista por varios países de Europa y, cómo no, Canarias. Concretamente la isla de Tenerife.

Las investigaciones que emprende Candelaria están salpicadas de misterio, suspense y acción. Una combinación que mantiene el tipo sin temblores en su primera parte, sobre todo cuando el lector toma conciencia que todo cuanto va a leer forma parte de una simpática y disparatada conjura. Disparate que va creciendo a medida que se avanza en las páginas, algunas de ellas muy emotivas como el reencuentro de Candelaria con su padre.

La mezcla de ingredientes de El último vándalo (que yo sepa) funciona, pero funciona más por el tono con el que está escrito, ese sentido del humor que observa a veces con refrenada ironía el arte, el amor y la Historia. Una Historia sobre el origen humano de las islas Canarias que, como construcción imaginaria, me sigue pareciendo el mejor hallazgo de un libro que no da marcha atrás. Camina siempre hacia adelante.

Más que por sus desaciertos que por sus aciertos, con esta primeriza novela Alicia Ramos aparece como una escritora que cuando se cree escritora de verdad ofrece páginas muy bellas y con indiscutible instinto poético.

No obstante y tras la farsa que es El último vándalo (que yo sepa) me gustaría descubrir, precisamente, a la escritora que es Alicia Ramos y que se detecta en algunos de los capítulos más líricos de una novela que, se reitera, si uno no se implica, si uno no entra en el juego, no va a viajar a ninguna parte (que yo sepa).

Saludos, si le digo le miento, desde este lado del ordenaro

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