Paloma Sánchez-Garnica: “Debemos de plantar cara a quien quiera arrebatarnos el estado de derecho”

Finalista del Premio Planeta 2021 por Últimos Días en Berlín, Paloma Sánchez-Garnica (Madrid, 1962) es ya una consolidada escritora que se maneja muy bien en los territorios de la novela histórica aunque no le gusta que la encasillen en este género literario. Género, por otra parte, que está viviendo estos últimos años en España un momento realmente dulce.

- ¿Cómo se desarrolló la idea de Los demonios de Berlín? ¿Qué le atrajo de la época en la que se desarrolla?

“La primera chispa que surge para crear esta historia es la lectura. Esa lectura me llevó a la curiosidad de entender cómo ocurrió lo que ocurrió, qué falló, qué pudo llevar a una sociedad como la alemana a aceptar y apoyar de forma entusiasta a un personaje y a un movimiento como Hitler y el nazismo. Unas lecturas me llevaron a otras y la curiosidad fue engordando y como escribo para aprender me lancé a conocer a través de la escritura qué es lo que ocurrió”.

- ¿Podemos aprender de los errores que se cometieron en el pasado?

“Se debería. El peligro siempre existe y no deberíamos bajar la guardia y pensar que los males y las tragedias de pasado no nos afectan. Como sociedad estructurada y avanzada que somos, con un sistema de derechos, podemos creer que estas cosas sólo suceden a otras personas, y nos equivocamos, porque nos pueden ocurrir quizás con otros métodos, pero con los mismos resultados trágicos. Para evitar eso, para estar alerta, debemos formarnos como una sociedad libre, con criterio, para que no nos puedan manipular. Debemos estar en condiciones de plantar cara a cualquier poder que quiera arrebatarnos el estado de derecho. Uno de los mecanismos más fáciles para estar preparados y ser una sociedad más libre es la lectura”.

- La novela histórica, por llamar a la que se ambienta en una época pasada, escrita por autores españoles está viviendo un momento dulce, ¿a qué cree que se debe?, ¿España está dejando atrás la mirada recelosa sobre su Historia?

“Bueno, yo no considero que escriba novelas históricas. Mis textos pueden ser novelas de época, porque se desarrollan en un determinado momento con unas determinadas costumbres sociales y principios morales. Ahí se posicionan mis personajes, que son gente corriente, gente cuyos actos afectan a su entorno más privado y cercano, pero son los que conforman esa intrahistoria de la que hablaba Unamuno, y que sostiene a los grandes acontecimientos de los personajes históricos. Con ese tipo de novelas se puede entender una época concreta de forma muy fácil, sin tener que entrar en ensayos espesos que no toda la gente tiene capacidad, ganas ni tiempo para entender. Con la literatura se puede entender todo eso de una manera más sencilla”.

- ¿Qué pensó cuando se reveló que la ganadora del Planeta de este año no era una mujer, Carmen Mola, sino tres hombres?

“Estaba en el escenario, y cuando dijeron su nombre, a sabiendas de que era un pseudónimo, se generó expectación. Se intuía que había detrás dos o tres guionistas y estaban esos rumores en las redes sociales también. Ahora, además de haber sido finalista del Premio Planeta, puedo decir que me siento afortunada de haber convivido en la gira de promoción con estos tres hombres que son respetuosos, generosos y divertidos”.

- ¿Cuándo se desata su interés por la literatura y qué libros recuerda que fueran sus primeras lecturas?

“Soy lectora desde que tengo uso de razón. Tengo mi primer cuento, que casi era más grande el cuento que yo cuando lo leía, las aventuras de Pinocho, que me lo trajeron los Reyes. Nunca había pensado escribir hasta los 43 años; tuve una crisis lectora a los 17 o 18 años, que es cuando te obligan en el colegio a leer a los clásicos. Retomé el amor a la lectura a los 20 años. Leí La Ciudad de los Prodigios, de Eduardo Mendoza; Leí El Nombre de la Rosa de Umberto Eco, entre otros, y ahí arrancó de nuevo mi pasión por la lectura. El mundo de la escritura nunca me lo planteé hasta el verano del 2003, con 43 años, cuando después de una cena con unos amigos le comenté a mi marido que iba a escribir una novela, sin ninguna aspiración más que el mismo hecho de escribirla. La escribí, me la publicaron, escribí la segunda, me la publicaron, y así hasta ahora…”

- El personaje de Los demonios de Berlín es de origen ruso y ha dejado en su país a su madre y hermano huyendo de la Revolución bolchevique pero llega a Berlín donde sube al poder Adolf Hitler… Usted que ha estudiado en profundidad este periodo de la Historia, ¿nazismo y comunismo tienen algo en común? ¿Y cuáles son los elementos que los separan?

“Tienen en común que son dos totalitarismos, que involucran a la masa social en su propia ideología, de tal forma que el que queda fuera pasa a ser el enemigo, con problemas básicos en su vida normal, hasta poder ser deportado y detenido o aniquilado. Con ese movimiento de masas acaban con todas las estructuras sociales y civiles. Transforman los principios morales por otros prejuicios. Los separan que uno fue vencido en la guerra y se le consideró culpable de todos los crímenes y todos los horrores; y otro fue un vencedor y no se le ha pedido cuentas a lo largo de la historia. Stalin nunca ha tenido que rendir cuentas de todo el horror que ha causado”.

Saludos, hoy es la noche, desde este lado del ordenador

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