S de Stanley y K de Kubrick

Con la edad descubrí un buen día que de Stanley Kubrick (Manhattan, Nueva York, 26 de julio de 1928-St Albans, Reino Unido, 7 de marzo de 1999) me gustan más sus películas en blanco y negro que las que hizo a colores. Vale, admitamos que fui de los que salió del cine tarambana cuando vio La naranja mecánica de reestreno en un cine de La Laguna que ya no es cine. Que Barry Lyndon todavía le sigue conmoviendo y que cada días entiende más y por lo tanto disminuye su poder de fascinación, con películas tan de género y tan de Kubrick como 2001. Una odisea del espacio, que son como tres películas en una, grande e indivisible película y El resplandor, que va más allá del terror de aquellos años y bucea en la locura. Y no solo del personaje que interpreta Jack Nicholson.

No me disgusta La chaqueta metálica, pero con tantas sobre Vietnam… y que todavía me fascina lo que quiere decir que no entiendo Eyes Wide Shut, que cuenta por otro lado como cuentan la mayoría de las películas de este cineasta, con una estupenda banda sonora. Y sí, me encanta Espartaco pero más que una película a colores de Kubrick es una de blanco y negro solo que a colores. Se apunta lo de blanco y negro porque como dije y con la edad a mi me parece la etapa más interesante de un autor con todas sus letras, aunque me eche para atrás la frialdad que a medida que jugaba con los colores fue acusando su cine. Un cine que respira otras ambiciones cuando el blanco y el negro fotografía películas como Atraco perfecto, Teléfono rojo: volamos hacia Moscú y sobre todo Senderos de gloria y Lolita, esta última la volví a ver hace unas semanas y redescubrí que en esta película todo funciona y que son además las películas más humanas que rodó Kubrick.

Un personaje, por otro lado, el tal Kubrick.

Personaje porque marcó a generaciones de espectadores y de futuros cineastas. Así que cada cual encuentre a su Kubrick porque Kubrick hay muchos como espectadores y futuros cineastas que le deben muchas cosas, entre otras, la de entender el cine como lo que es: un arte. Un arte que debe de entretener y lanzar mensajes por inquietantes que resulten.

Defiendo que en esto de lo humano, de lo humano en el cine de Stanley Kubrick, si destacan dos obras son las que antes señalé: Senderos de gloria y Lolita. De la primera se nos quedó una frase y el nombre de su protagonista, el coronel Dax, que interpreta Kirk Douglas. También con alguna de las mejores escenas de batallas que se han visto en pantalla. De Lolita que todos los personajes, menos Lolita, son retorcidos y patéticos. Y qué grandes están todos en esta película: James Mason, Shelley Winters, Peter Sellers y, por supuesto, Sue Lyon, que ahí donde la ven devora con elegancia adolescente al resto del reparto. El guión lo escribe Vladimir Nabokov, el autor de la novela que incendió las librerías y que hoy es un título clásico en la literatura.

El caso es que esto lo he ido madurando con el paso cada vez más veloz de los años y que el otro día, mientras disfrutaba con Lolita me pregunté quién sería realmente Stanley Kubrick.

Veo en Netflix el documental Mi amigo Kubrick y recuerdo unas declaraciones de Malcom McDowell, el Alex de La naranja mecánica, que coinciden: Kubrick era un cabrón y un manipulador. Un tipo demasiado humano que buscó a lo largo de toda su carrera si no esconder, sí que deshacerse de cualquier rastro que lo siguiera atando a ser persona.

Algunos lo llaman genio.

Yo tampoco.

Saludos, funde a negro, desde este lado del ordenador

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