Una mala noticia: cierra El Libro en Blanco

Cuando cierra una librería algo se muere en el alma de una ciudad. Y en una ciudad demasiado acostumbrada a que desaparezca lo poco que le queda de interesante es una noticia muy triste, pero que muy triste, anunciarles el cierre de El LIbro en Blanco, una librería café que llevaba abierta en la capital tinerfeña desde agosto de 2015, inauguración de la que nos hicimos eco en este su blog El Escobillón.

Nos cuentan, tras intentar ponernos en contacto con los responsables de la librería con nulo resultado, que Miguel Alday y Carol Campos, que están o ¿estaban? al frente de El Libro en Blanco estudian la posibilidad de abrir otro establecimiento en algún punto de esta ciudad o de otra de la isla. Doy fe, sin embargo, y basta con caminar por la calle de Juan Pablo II, antes del 18 de julio, que algo falta desde hace algunos días en esa vía. De hecho, desde hace ya unos días cuelga en su fachada un cartel de “se alquila”.

El Libro en Blanco aportó la novedad de mezclar el concepto de librería con el de cafetería. Ocupaba toda una casa, con espacios divididos. En la entrada se situaba la librería convencional y la zona de bar (que servía sobre todo infusiones y bocadillos, algunos de ellos deliciosos) mientras que la parte alta se ocupaba de la sección de libros usados, colocados por materias. En este mismo espacio se localizaba un pequeño patio con algunas mesas distribuidas en la que los lectores pacientes podían disfrutar de aire libre, de un libro y de una bebida refrescante si así procedía.

La librería, un experimento, un híbrido entre libro y gastronomía, abrió sus instalaciones también a la presentación de novedades, clubes de lecturas y charlas varias. Creo de hecho que alguna tertulia más o menos fija encontró en El Libro en Blanco un lugar ideal en el que sus miembros podían reunirse.

No fue El Libro en Blanco la primera experiencia de librería café que se establecía en la isla. Hace ya un buen puñado de años se abrió en la misma capital tinerfeña, concretamente en la Rambla de Pulido, una librería bajo este mismo concepto, la librería de Frank, y en La Orotava la denominada Cafebrería Tifinagh. Es probable que haya alguna otra pero se nos escapa mientras escribimos estas líneas, apresuradas como siempre.

Huelga decir, y por eso mismo lo decimos, que lamentamos el cierre de El Libro en Blanco y que notaremos en falta el asesoramiento que como libreros ejercían Miguel Aldai y Carol Campos, que se encontraban al frente de un espacio que tras el confinamiento le costó mucho levantar cabeza, aunque así lo hicieron, levantar cabeza, pese a que las circunstancia resultaran tan adversas.

El caso es que El Libro en Blanco ha cerrado. Aunque ese cerrado solo sea momentáneo hasta que descubramos que ha abierto en otro sitio, en otro lugar, en otro mundo si quieren aunque de momento y como ya se dijo al principio, tenga esa melancólica sensación de que cuando cierra una librería algo muere en el alma de una ciudad.

Saludos, mil gracias por los servicios prestados, desde este lado del ordenador

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