Ellos son los tigres de papel

Días extraños, como el título de aquella película de ciencia ficción que vi hace un tiempo y en la que me enamoré platónicamente de Angela Bassett

Ve uno lo que puede. Y entre lo que puede una película bélica, La batalla del lago Changjin, una millonaria producción china que dirigen tres cineastas de ese gigantesco país, Dante Lam, Tsui Hark y Chen Kaige, y que recrea el furioso y devastador combate que norteamericanos y chinos mantuvieron del 28 de noviembre al 24 de diciembre de 1950 durante la guerra de Corea.

Como otras cintas que se dedican a ensalzar las glorias de la patria, La batalla del río Changjin tiene un grave problema y es que además de sus notables excesos de producción y su entusiasmo por mimetizar al cine bélico norteamericano solo que en clave oriental, en esta historia prima la acción por encima del estudio de personajes, que en el filme son todos muy planos. Además, no hay espacio para desertores ni retiradas, y aunque los chinos solo tengan fusiles y morteros, que se preocupen los gringos porque ni con su poderosa aviación, ni tanques ni tropas bien pertrechadas podrán contra un ejército que es un solo pueblo y quiere echar al invasor extranjero de su territorio.

No hay otro mensaje ideológico salvo que el pueblo unido jamás será vencido. Y en el filme son los chinos los que con nada derrotan al mejor ejército del mundo, que no lo digo yo sino que lo dicen los protagonistas de la película. Con todo, y pese a dibujar como un gilipollas al general MacArthur, que algo de gilipollas sí que tendría, y a los norteamericanos como tipos que mascan chicles y que son todos iguales, la película es una fascinante recreación de época. Y un actor, además, encarna al líder supremo, a Mao Zedong, que fue autor de un manual sobre la guerra de guerrillas que inspiró el que escribió Che Guevara y de El libro rojo, que fue un libro del que todo el mundo hablaba aunque no hubiera leído en los ya lejanos años 80, coincidiendo con las camisas estilo Mao, que no tenían cuello.

En El libro rojo Mao escribe una frase que se me quedó marcada no sé yo la razón: “los burgueses son tigres de papel”. Y de todo esto me acuerdo viendo La batalla del lago Changjin, cine chino de alto presupuesto. Dicen, por cierto, que esta película es la mayor súper producción del cine chino de todos los tiempos, y hablamos del 2021, imagino yo que meses antes de que el famoso virus que nos jeringó la vida asomara la cabeza.

¿Merece la pena ver la película? Solo si eres aficionado al cine bélico o el de demolición como dice un amigo de los viejos, de los de siempre.

Antes de la producción china había visto Che, de Richard Fleischer, que cuenta sin respetar demasiado la historia la vida de Ernesto Guevara, ese argentino que después de recorrer América terminó en Cuba combatiendo una dictadura que, finalmente, fue derrotada para ser sustituida por otra dictadura solo que de izquierdas. Recuerdo lo que decía Guillermo Cabrera Infante, aquello de que el comunismo es el fascismo de los pobres. Y pienso no solo en Cuba sino también en Nicaragua y otros países del área que, con gobiernos de izquierdas, caen en los mismos errores que los gobiernos de derechas, hacerse con el control no solo del territorio sino también de las conciencias de sus ciudadanos.

Che es una película dirigida por Richard Fleischer, que se trata de un cineasta que me apasiona pero que aquí no estuvo sembrado. Hace mucho, mucho tiempo, vi esta versión en el cine Rex de mi ciudad y recuerdo, yo era muy pequeño, salir de aquella sesión pensando que no era posible, que aquello no era verdad… Esa conclusión fue la que me animó a leer todo lo que estuviera escrito por Guevara, lo que incluye su Diario de Bolivia, esa especie de viaje al corazón de las tinieblas que dijo aquél; su La guerra de guerrillas, que fue el manual que utilizó el ejército boliviano para vencerlo y Pasajes de una guerra revolucionaria que a mi me sigue pareciendo una extraordinaria novela de aventuras y recuerdos en los que Che cuenta su experiencia en la guerra revolucionaria de Cuba.

Respecto al filme de Fleischer poco que decir salvo que es recomendable para los friquis que, como yo, gustan por observar cómo falsea el cine a la Historia con H mayúsculas. Omar Sharif, que hace del argentino, tiene la mirada iluminada. Vamos, que parece un profeta al que se le ha ido la pinza. Jack Palance, que es Fidel Castro en el filme, es un tipo débil que al principio se apoya en Che y más tarde en los soviéticos para mantenerse en el poder. Esto es lo que provoca su ruptura aunque antes que guerrilleros son amigos, parece que quiere decir la película pero de una manera desorganizada. De hecho, veo la película y me pregunto si no se trata de una parodia por lo idiota que resulta, su mensaje reaccionario que, visto hoy como ayer, provoca sonrojo.

En fin, dos películas “políticas” de bandos opuestos. La china, que es una súper producción que tira la casa por la ventana y la norteamericana sobre el guerrillero al que capturaron y ejecutaron en Bolivia.

El caso es que finalizado el visionado saco algunas cosas en claro. La primera es que los extremos se tocan. Es decir, que cuentan las mismas mentiras solo que de manera diferente, eso sí, apelando a un lado y al otro que son la voz del pueblo aunque en la película Che, cuando un campesino boliviano le explica al comandante guerrillero la razón de su fracaso es porque ellos, los campesinos bolivianos, lo único que le piden a Dios es que los dejen en paz. La guerrilla como el ejército. La película juega mucho con la imagen del cadáver del Che tras ser ajusticiado, casi se parece a Jesucristo. Por ahí va la idea aunque se afirma por activa y por pasiva que este tipo no fue para nada un salvador de almas sino todo lo contrario.

En cuanto a la película china es una advertencia contra la impresionante maquinaria bélica norteamericana. Y eso que no acentúa el tono de amenaza blanca como los blancos sí han hecho con los chinos, la amenaza amarilla, y eso me hace pensar que entre una película y otra, entre una fecha de estreno y la otra, Che en 1969 y La batalla del lago Changjin en 2021, media una distancia cronológica abismal aunque no su entusiasmo por falsear los hechos, por contar la Historia desde su particular punto de vista. En fin, que hasta la victoria siempre y toda esa milonga.

Saludos, comandante en jefe, ordene, desde este lado del ordenador

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