Trece días que mantuvieron en vilo al mundo

La llamada crisis de los misiles ha generado miles de libros, documentales e incluso películas de ficción que retratan aquellos trece días de octubre en los que el planeta estuvo al borde de una guerra nuclear. La amenaza de un conflicto de tan gigantescas dimensiones así como la batalla diplomática que se desarrolló en despachos a puerta cerrada ocupan los contenidos de La crisis de los misiles de Cuba 1962 del periodista e historiador Max Hastings, autor que cuenta con otros libros en los que estudia la derrota de la Alemania nazi y del Japón en 1945 así como la guerra de Vietnam, entre otros grandes conflictos bélicos. No conozco ninguna de estas obras pero las anoto en la lista de lecturas pendientes tras leer las más de seiscientas páginas que reúne en su último libro, publicado en inglés el año pasado y en español por la editorial Crítica lo que llevamos de 2023.

El secreto de esta lectura voraz, de las que se mastican y digieren tanto en el estómago como en la cabeza, es la capacidad de divulgar e informar de Hastings, quien ha accedido a material inédito para contar el relato de unos días en los que la paz mundial anduvo por el estrecho cable metálico de un equilibrista. Resulta de hecho insólito que la cuestión se resolviera cuando se estuvo tan cerca del fin. De cómo no se produjo lo que parecía inevitable y de los hombres que hicieron posible lo que hoy no deja de parecer un milagro trata este voluminoso trabajo que despierta los ecos de una guerra fría que, tiempo después, no ha acabado. Esta sensación, la facilidad en cómo se puede adaptar lo que terminó siendo afortunadamente una lección de Historia con H mayúscula, suma de más atractivo a quien repare en esta obra que no pretende ser la definitiva pero sí la más aproximada para hacernos una idea de lo fácil que resulta pulsar el botón rojo.

La crisis de los misiles de Cuba 1962 comienza con un retrato intenso por profundos de los tres actores protagonistas de aquellos día que, efectivamente, conmovieron al mundo: El presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, John Fitzgerald Kennedy, el primer secretario del Partido Comunista de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y presidente del Consejo de Ministros, Nikita Jrushchov y el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, Fidel Castro Ruz.

Es en estos perfiles donde Max Hastings explica los pro y los contra de cada uno de ellos, centrando la atención en los líderes norteamericano y soviético para explicar las razones que llevaron a uno y a otro a actuar de la manera en que lo hicieron. El autor del libro expone también los conflictos en los que se vieron inmersos antes de la instalación de las bases soviéticas en suelo cubano, y describe con una objetividad que puede ser puesta en cuestión, las maniobras que mientras tanto hacía y deshacía Fidel Castro cuando lo desplazaron como interlocutor de unas conversaciones en las que tanto norteamericanos como soviéticos se miraron a la cara. Atrás se dejaba el frío polar de una guerra que dividió al planeta en dos bandos claramente opuestos. Dos enemigos que llegaron a un tris de poner fin a todo defendiendo ideas radicalmente diferentes.

No se apoya Max Hastings en remarcar cuáles eran (y siguen siendo) estas diferencias, lo que le interesa es contar cómo en aquel ambiente caldeado, de permanente conflicto global, se pudo apostar por la paz tras reuniones y conversaciones en las que los soviéticos jugaron sucio desde el primer momento al instalar en secreto bases de misiles en Cuba cuando querían hacer pensar lo contrario.

El libro presenta a un presidente Kennedy noqueado tras el fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos, y el acercamiento de Jrushchov a Fidel Castro, consciente de que éste no iba a poder repetir la proeza de la batalla por playa Girón.

Se puede objetar en el contrastado trabajo de Hastings que a veces le pueda su origen, es un periodista occidental que se ha especializado en escribir y publicar libros de historia, es decir, que cuando habla de soviéticos y cubanos el lenguaje que emplea no resulta similar al que usa cuando se refiere a norteamericanos y aliados, pero al margen de esta falta de objetividad, el libro quita el aliento y está escrito por un profesional que sabe escribir sobre estas cosas.

Se distancia lo que puede cuando habla de cómo Kennedy y su núcleo duro resolvieron un problema que iba a salírseles de las manos, pero no interpreto que Hastings sienta especial simpatía por el primer presidente católico de su país. Sí que expone y con agradecida claridad, lo dividido que estuvo la cúpula norteamericana para gestionar la crisis, y menciona algunos planes de las fuerzas armadas estadounidenses para atacar Cuba con el fin de neutralizar donde pensaban que se encontraban localizadas las bases. Estos planes, que leídos ahora parecen perfectamente capaces de haber derrotado a Castro y a los soviéticos en suelo cubano, son una de las informaciones claves de un libro que me atrevería a recomendar a toda clases de lectores. Incluso aquellos que no sepan nada de los 13 días en los que se resolvió que el planeta no terminara reducido a cenizas.

LO MEJOR: La forma en que está escrito el libro. Muy riguroso con la Historia pero sin renunciar a su compromiso por divulgar

LO PEOR: El retrato de los grandes actores protagonistas de la crisis. A Max Hastings se le nota demasiado el partidismo, que está del lado de los Estados Unidos y no de soviéticos y cubanos

Saludos, con el sabor de la miel en los labios, desde este lado del ordenador

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