Un tipo llamado Sciascia

A Leonardo Sciascia (Racalmuto, Agrigento; 8 de enero de 1921-Palermo, 20 de noviembre de 1989) se le conocía como “la voz crítica de Italia”, voz que asoma en la mayoría de sus novelas y ensayos, casi todos ellos ambientados en su Sicilia natal, isla que amó e isla en la que está enterrado cuando se le fue la vida un desgraciado 20 de noviembre de 1989.

Por fortuna, la literatura del autor cuenta con excelentes traducciones al español, una bibliografía en la que destaca la novela por encima de otros géneros y territorio en el que supo moverse como pez en el agua sin abrumar con exceso de páginas al lector porque una de las características más notables en la producción de Sciascia es, precisamente, que no necesitaba de muchas páginas para contar una historia. Y si la historia se narra con desconcertante sencillez, mejor que mejor.

No dudó a través de su literatura en denunciar a la mafia y las corrupción que emana desde el poder, lo que lo convirtió en un intelectual incómodo en un país, Italia, cuya ciudadanía no volvió a ser la misma tras el final de la II Guerra Mundial.

Leonardo Sciascia no ocultó sus simpatías por el Partido Comunista Italiano, llegó de hecho a ser concejal de la ciudad de Palermo aunque dimitió al poco tiempo para ser elegido diputado del Parlamento Europeo y al Congreso por el Partido Radical. Formó parte de la comisión de investigación sobre el secuestro y asesinato de Aldo Moro, experiencia que le sirvió para escribir El caso Moro, entre otros trabajos en los que se dedicó a mostrar las vergüenzas de sus compatriotas.

Sus libros se desarrollan fundamentalmente en su tierra natal, Sicilia, a la que dedicó algunas de sus páginas más bellas y sentidas en una serie de obras para las que no pasa el tiempo. Se nos hace por eso cuestionable que un autor de este calibre no haya sido recuperado por alguna editorial española que fomente la buena literatura porque Leonardo Sciascia que escribía ahorrando palabras para no agrandar como un chicle tramas que no necesitaban ser alargadas, es un escritor de primera división. Un tipo que además de contar lo que ve, contaba también lo que sentía. Y lo que sentía era un amor profundo por su Sicilia natal, amor que se mezcla son el sabor amargo de la tragedia que marca también la trayectoria de esta isla que flota en el Mediterráneo y que, geográficamente, parece que es el balón al que la bota de la península italiana parece que va a chutar para marcar gol.

En su producción literaria destacaría entre otras obras títulos como 1912+1, caso que investiga la muerte del asistente de un capitán de los Bersaglieri a manos de su esposa, quien aseguró tras ser detenida que lo hizo tras ser agredida sexualmente por la víctima del disparo y El día de la lechuza que se trata de su novela más conocida. Unos la han intentando encasillar como novela negra y criminal pero las intenciones de Sciascia van más allá del género ya que aprovecha la historia para denunciar la corrupción y el poder de la mafia en su Sicilia natal. La novela se mueve en dos planos: el de la encuesta que emprende un oficial de la policía sobre una cadena de delitos de la mafia y el de la complicidad, más o menos imaginable y más o menos secreta, que intenta paralizar el desarrollo o impedir las conclusiones de esta misma investigación.

Homenaje al Cándido de Voltaire solo que trasladado a su querida Sicilia, Cándido o un sueño siciliano es una sátira que se burla de todas las formas del optimismo intelectual e ideológico. Muy recomendable para que sea leído por radicales de izquierdas como de derechas, la espontaneidad e inocencia de su protagonista, Cándido Munafò desarma y lo que es más importante, convence a cualquiera.

Otras obras del escritor siciliano son Los tíos de Sicilia, libro en el que reúne en un mismo volumen cinco historias largas El quarantotto, La tía de América, La muerte de Stalin y El antimonio. Se trata de un libro muy recomendable para los que quieran iniciarse en la literatura del escritor italiano.

Destacaría también en su extensa bibliografía Todo modo, en la que denuncia las diversas formas con las que la mafia detentó el poder en Sicilia en 1944, una isla castigada por la ruina, el hambre y la guerra. Leonardo Sciascia fue autor también de las novelas cortas (ya se dijo que Sciascia no fue un escritor de mamotretos) Puertas abiertas y Una historia sencilla.

Puertas abiertas se desarrolla a finales de los años treinta en Palermo, ciudad en la que un oscuro personaje comete un triple asesinato mientras Una historia sencilla es un complicado, pese a su brevedad, relato de tintes policíacos en una isla, Sicilia, donde la luz de sol parece que no ilumina todas sus zonas.

Somos conscientes que nos dejamos en el tintero otros libros de un autor fundamental no solo para conocer las contradicciones italianas y sicilianas sino también tomar el pulso que domina a la Europa del sur, territorio castigado por la pobreza y la mala gobernanza, así como por reproducir en su interior la organización de grupos criminales que se convierten literalmente en estados en la sombra.

Si ven cualquiera de sus libros, sean o no los que repasamos en este artículo, atiendan a mi recomendación: no lo dejen escapar. Leonardo Sciascia es otra cosa, un escritor que nos enseñó que hay otros modos de hacer literatura.

Saludos, no dejen de leerlo, criaturas, desde este lado del ordenador

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