La noche del error, una novela de Ángel Luis Alemán de Armas

Esta es una novela que se desarrolla en la ciudad de La Laguna solo que en una La Laguna sumida en la niebla, como aquella novela corta de Stephen King titulada, precisamente, La niebla. O la película de John Carpenter que no tiene nada que ver con el relato de King. La niebla en La noche del error (Ediciones Aguere/Idea, 2023) es una niebla rara pero no inquietante. Actúa como un elemento envolvente porque pese a que no se vea por las calles, los vecinos de la ciudad se mueven sin demasiados problemas porque conocen esas calles y esas plazas de toda la vida.

La niebla en La noche del error de Ángel Luis Alemán de Armas solo permanece en la calle y en el estado de ánimo que arrastra su protagonista, Ricardo Halifax. La novela está estructurada en tres partes que no se anuncian, que no fraccionan el volumen. Los capítulos, trece en total, elevan un relato que narra con pulso los cambios de ánimo de su protagonista, quien regresa de Inglaterra a su ciudad, La Laguna, tras el fallecimiento de su abuelo, un inglés protestante que dio con sus huesos en la que probablemente sea una de las ciudades más católicas y apostólicas y lo que haga falta de toda Canarias. Y no es ironía.

Ricardo regresa por la herencia de su abuelo. Una herencia que se reparte entre distintas casas y algunas tierras. Será a su regreso a La Laguna, un lugar que intenta olvidar porque pueblo chico, infierno grande, reencuentre las huellas de un pasado que le marcó pero que ya no hace demasiado daño.

La ciudad es la misma sin serlo, y sus amigos han cambiado pero siguen siendo los mismos. Fuera, la niebla, que es la que desdibuja esa La Laguna en la que aparecen sobre todo en su primera parte elementos perturbadores que desaparecen a medida que avanza el relato.

Escritor con habilidad para describir atmósferas, La noche del error inquieta en su primera mitad. En la segunda, cuando se refugia en la casa de un médico con extraños métodos de sanación, mengua su ritmo ascendente que recupera algo de aliento en su tercera parte, en la que Ricardo descubre el secreto que esconden sus antepasados y saca la cabeza fuera del agua turbia de la ignorancia.

En la vuelta a la ciudad de su infancia, Ricardo hace las paces con su pasado. Se reencuentra con su mejor amigo de la niñez, Eduardo, y con Magdalena, la señora que lo crió al morir su madre siendo aún muy joven. La aparición de lo guanche, primero en unos sueños que no terminan por convertirse en pesadillas y más tarde a través de unas cartas en la que se revela un pasado que hasta ese momento parecía estar enterrado conducirá la historia hacia un final en el que la dichosa niebla que se ha adueñado de esa La Laguna húmeda y verde, cobra de nuevo protagonismo.

Tiene algo de gótico La noche del error que hace que camine y funcione. No termina de ser redonda, sin embargo, pero me convence más por cómo presenta escenarios, sobre todo los exteriores sumidos bajo el manto blanco de la niebla.

Se puede cuestionar que Alemán no termine de explicar bien la congoja que lleva Ricardo dentro. Sí, se nos dice que es homosexual y que se dedicó a la bebida cuando lo abandonó en Londres su pareja, un alemán de nombre Marcus. Con estos antecedentes, viaja a La Laguna por la herencia de su abuelo y será aquí, en una ciudad que los recibe de blanco, la niebla dichosa, en la que intente sanar de los males que lo devoran por dentro y por fuera.

El final de la novela gira alrededor de la idea de descubrir si no quienes somos sí de donde venimos. Se insiste pero no se reitera a lo largo de las páginas la sensación de desubicación que sufre el personaje por sus orígenes y su condición sexual en una ciudad, la de los Adelantados, que a veces no resulta tan adelantada como uno quisiera pensar.

LO MEJOR: La descripción de una ciudad, La Laguna sumida en una espesa niebla londinense.

LO PEOR: Que no terminen por estar demasiado bien engarzadas las tres partes en la que se estructura esta novela

Saludos, niebla, desde este lado del ordenador

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