Admirado Mortdecai

kiril2.JPGA los que nos gusta además de pasar miedo reírnos con los libros, el misterioso escritor británico Kyrill Bonfiglioli es una referencia lo que se dice inexcusable. Sobre todo porque el también marchante de arte y apasionado de la ciencia ficción, puede colocarse al lado de grandes de la literatura de humor británicos sin rubor alguno como P. G. Wodehouse y George McDonald Fraser, el creador de Harry Plaget Flashman.

Lamentablemente, y como suele pasar casi siempre, la literatura de Bonfiglioli ha sido poco apreciada en España, por lo que su obra llega a cuenta gotas aunque los aficionados nos sanciamos con los dos libros que, de momento, se han vertido al idioma Cervantes.

Todo el té de China es una maravillosa e irreverente novela de aventuras protagonizada por un desesperado perdedor que detesta al mundo, aunque es un exquisito conocerdor del arte de la porcelana. El libro es una deliciosa excursión al lejano oriente, salpicada de ocurrencias graciosas que provoca esa inquietante sonrisa en el lector, cuando no la carcajada más abierta y sincera. De lectura recomendabilísima sobre todo para los que ven el vaso medio vacío, esta novelita de romances traicionados y derroche de ingenio tiene ecos (aunque bastante lejanos) a la mejor prosa de McDonald Fraser, y Bonfiglioli sabe manejarse como pez en el agua en una trama histórica enrevesada que termina con uno de los mejores y más desesperados finales de la literatura moderna.

Ahora, y gracias a la editorial Barataria, se ha publicado la primera historia del marchante de arte y detective en sus horas más bajas Charlie Strafford Van Cleef Mortdecai, titulada No me apuntes con eso, una divertida historia policiaca donde se mezcla arte y critica política a partes iguales con resultados muy surrealistas. Lo mejor del libro es que uno no para de reír desde que abre la primera página hasta que cierra la última, aunque una advertencia para los no iniciados: es recomendable dejarse arrastrar al universo de Mortdecai sin prejuicios en la cabeza y dispuesto a estar del lado de su simpático, cobarde y farsante protagonista. La pareja no de hecho que hace con su fiel sirviente y guardaespaldas Jock es como si uno contemplara el reverso tenebroso del eficaz aunque socarrón Jeeves de Wodehouse, y hace real lo que unos llaman ”humor inglés”, que es una forma muy elegante de describir cómo ven el mundo los niños bien de la Gran Bretaña.

En definitiva, Kyril Bonfiglioli es un autor absolutamente recomendable, por lo que exigimos a Baratavia que edite pronto, muy pronto, los otros dos libros que conforman la trilogía de uno de nuestros antihéroes literarios favoritos.  

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