De ciclos, filmoteca y arqueología cinematográfica
El otro día hacíamos referencia a la irregular programación cinematográfica de la Filmoteca Canaria, y desde esa santa casa se nos recrimina algunos de los comentarios vertidos así que entendiendo que tienen parte de razón, escribo estas líneas no como un mea culpa sino como un reconocimiento al trabajo que realizan desde la institución. Trabajo que se ha volcado en la recuperación del material audiovisual rodado a este lado del Atlántico por lo que el curioso cinéfilo de a pie puede hoy disfrutar en sus instalaciones de las cámaras que Rivero utilizó para rodar El ladrón de los guantes blancos, que está considerada oficialmente como la primera película rodada por un canario en las islas; o de los filmes coloreados de 1909 sobre Gran Canaria y del póster original de Ulises contra Hércules, que es un delicioso peplum (o películas de romanos) de 1961, entre otros interesantes materiales.
Y Bien. Muy bien. Pero los ciclos, ciclos son. Quede dicho, de todas formas, que nuestro comentario no iba dirigido en contra de la labor que desarrolla la actual directora, María Calimano, aunque no me vale el argumento de que el aficionado puede en la actualidad ver cine raro o difícil bajándose una película de internet (eso no es legal, amigos), adquirirlas en dvd o alquilarlas en video clubes serios porque para ver cine raro también se inventaron las filmotecas. Es decir, que no me importa que exhiban un ciclo de películas dedicadas al maestro Cukor, pero también podrían romperse la cabeza y ofrecer una selección de cine bizarro. Lo de bizarro es para que lo de raro no resulte tan intelectualmente raro.
En fin, que de justos es reconocer el trabajo arqueológico que están desarrollando los trabajadores de la Filmoteca en estos tiempos extraños así como que se hayan atrevido a exhibir ciclos como el de Cuatro miradas sobre el cine marroquí, el de Imágenes contra el olvido y que ahora se rompan los cuernos para proyectar en las siete islas, pero admitamos que en materia de exhibición la cosa no es normal.
En todo caso, lo importante es que la Filmoteca Canaria hace su trabajo y soy consciente de que debe resultar una labor de titanes con el presupuesto que manejan. Claro que esto pasa, entre otras cosas, por ser la hermana pequeña del sector audiovisual en Canarias. Sector que parece que por fin empieza a moverse en otra dirección.
La Filmoteca ante este escenario, y eso parece que lo ha entendido muy bien su directora, hace su labor. Y es de buenas personas reconocérselo. Ahí queda la cosa.
Noviembre 17th, 2007 at 22:59
Me gustaría añadir unas palabras sobre el tema de la Filmoteca Canaria. Es cierto que esta institución hace un buen o al menos interesante y respetuoso trabajo, pero mucho me temo que nunca lograrán crear aquél ambiente de cine-club de asociaciones como el “Cine-club Lumiere”, que brindó en Las Palmas de Gran Canaria una labor cultural enorme, cuando no existía la Filmoteca y el poco gran cine que se podía ver lo traía el cine-club. Luego todo cambió, la exhibición cinematográfica entró en crisis y se crearon las salas multicines. la Filmoteca Canaria, desde sus comienzos, ha realizado la labor de proyección de una manera irregular, cosechando algunos buenos ciclos y otros en los que los presentes en la sala se podían contar con una mano. Creo que sería interesante que hicieran mayor esfuerzo en hacer llegar sus programaciones a potenciales espectadores y fomentar cierta cultura cinematográfica de forma regular y continuada. No basta con tener una página web y proyectar en una sala comercial (como se hace en Las Palmas, sala Monopol). Estas reflexiones son mi modesto parecer sobre el particular.