Brasil es una ‘Aquarela’
Cantante y compositor de una de las mejores canciones de la música Latina (con L mayúscula) de todos los tiempos, Aquarela, sirvan estas líneas para recordar a los despistados que el próximo domingo actúa en el Auditorio de Tenerife Antonio Pecci, Toquinho, uno de los grandes de la música brasileña.
Sé que va a resultar exagerado, pero si usted ha sido uno de esos afortunados que conoce el país de Pan de Azúcar, Brasil respira en cada una de las canciones de este legendario intérprete. Porque Brasil, como su bandera, es de un verde que ciega los ojos, pero también de un amarillo que invita a tumbarte en la arena de cualquiera de sus playas para que te olvides del universo.
Las notas de prensa anuncian que el cantante va a celebrar en Tenerife sus 40 años dedicados a la canción, pero no hagan caso. En todo caso, viene a estas islas zarandeadas por la mano de Dios con la esperanza de inocularnos algo de la sangre que corre por las venas de su también castigado país. Y ese dulce veneno en forma de canción que también es Brasil puede traducirse por una dulzura casi tan contagiosa como la del azúcar y por una belleza que nace desde la pureza. O lo que es lo mismo, desde la mezcla salvaje de las razas.
Si Toquinho es droga dura, no les digo nada de la experiencia casi religiosa que es vivir una temporada a tu aire en cualquier ciudad o pueblo remoto de Brasil. Un país que, pese a las adversidades, no ha perdido el gusto por la generosidad. De tender la mano sin esperar nada a cambio.
Por eso, y tras cofensar que soy de los que entiende el brasileiro pero se confunde con el portugués, creo que si hay paraíso en la Tierra lo más parecido a él es ese gigantesco e indiferente país latinoamericano.
Muito obrigado, Toquinho.
Muito obrigado, Brasil.