¿El señor Doyle, Arthur Conan Doyle, supongo?
Tal día como hoy (un 22 de mayo de 1859) nació en Edimburgo, Escocia, el escritor Arthur Conan Doyle. Me imagino que casi todos sabrán que Doyle es el feliz creador del detective por autonomasia de la novela “detectivesca”, Sherlock Holmes, personaje que ha sido imitado hasta la saciedad (obviamente con distinto nombre y apellido e incluso sexo) sin el talento de este brillante y súpervitaminado escritor, uno de esos narradores que si se te cruzan por el caminio a esa edad en la que los prejuicios todavía son figuritas difuminadas en el horizonte de la vida, te marcan y conviven contigo hasta los restos.
Confieso, no obstante, que más que sherlockmaniaco, soy challengermaniaco, que es otro de esos gigantescos personajes que salieron de su casi siem pre fertil imaginación. El profesor Challenger es un genio obeso y obseso que embarca a casi todo el mundo en sus fantásticas aventuras por tierras en las que todavía andan los dinosaurios (El mundo perdido) o los fantasmas (El país de la bruma, donde Doyle dio rienda suelta a su obsesión por el mundo del espiritismo), entre otras.
El que más o el que menos ha leido algo de Doyle. Sean sus cuentos (editados en su momento por Nostromo con portadas potentes y agrupadas. Es decir, de miedo, misterio, boxeo, médicos…) o novelas. Sin embargo, me atrevería a recomendar a quien no la conozca, a que se haga con uno de esos libros que iluminaron mi alma cuando era un adolescente malcriado. Y es que todavía recuerdo el momento mágico en que me encontré con ese volumen.
Pensad: Librería Lemus, La Laguna, repasando títulos en la estantería de autores anglosajones. Mis ojos topan de repente con el lomo de Las aventuras del capitán Gerard. Es un libro de Conan Doyle sobre las hazañas de un capitán del ejército napoleónico, sólo que escrito con un sentido del humor que todavía hace estremecer los huesos.
Según tengo entendido, parece que escribió otros relatos dedicado a tan peculiar personaje. Si es así, lamento aún no haberlo leído, pero creo, de hecho, que este personaje debió de inspirar a George McDonald Fraser para su ya inmortal Harry Flashman, sólo que mientras el espíritu que alimenta a Gerard es el de un fanfarrón, el de Flashy es el de un cobarde y miserable arribista que cae bien a casi todos. Sobre todo si son del sexo femenino.
En fin, Conan Doyle dejó detrás una producción literaria que da escalofrío, pero es uno de esos autores que leas el título que leas no te va dejar tirado en el camino. Es LITERATURA de evasión de la de verdad. Uno de esos escritores que afortudamente colocan en el lugar que se merecen géneros tan menospreciados como el de la aventura o el fantástico. Un clásico, por lo tanto.
No obstante, siempre habrá alguien que lo discuta.
Saludos con pipa y gorra holmesiana este lado del ordenador.
Mayo 23rd, 2009 at 12:01
Eduardo, la verdad es que te imagino hecho todo un Sherlock. Llevándolo al terreno cinéfilo, creo que una de las mejores adaptaciones (libres) de Conan Doyle es ‘La vida privada de Sherlock Holmes’…Ah!! Y ‘El Perro de Baskerville’!! ¿Me recomiendas alguna otra? Gracias por tu blog!! Es una gozada!!
Mayo 23rd, 2009 at 13:48
Te recomendaría las de la Hammer y que protagonizó el gran Peter Cushing como el detective de Baker Street. También tengo debilidad por las que interpretó Basil Rathbone, que igual hacia de malo como de bueno. Y sí, yo también tengo debilidad por ‘La vida privada…’