Muchachos, una película de Raúl Jiménez
Guión y dirección: Raúl Jiménez Pastor. / Producción: Guacimara Rodríguez Alonso. /Ayte. dirección y coaching: Fátima Luzardo. /Fotografía: Raúl J. Pastor. / Montaje: David Cánovas./ Música: Pablo Cebrián, Tangatos. Intérpretes: Miguel A. Batista Rey, Antonio Cifo, Iván Prieto Abdul, Airam Hernández Molina, Héctor Castro Alonso, Manolo Guerra, Edgar García y Alba Pérez.
No sé si es consciente Raúl Jiménez del pequeño milagro conseguido con su primer largometraje, Muchachos, una cinta que irrumpe con entusiasmo renovador en un mundillo cinematográfico como es el que se cuece en las islas, tan preocupado por el sexo de los ángeles y casi siempre tan dantesco en sus pretensiones intelectuales.
Y desde esta perspectiva, Raúl Jiménez ha hecho a su manera historia.
Historia porque Muchachos mira directamente a su alrededor y muestra una realidad que está ahí. No huye de ella, sino que la revela manteniéndose al margen de discursos reivindicativos. Su objetivo, parece, es solo el de guiar al espectador en lo que es la vida cotidiana de sus protagonistas –un cúmulo de existencias cada vez más difícil por la mordida de la crisis– y a que compartan y arrastren con ellos sus alegrías y penas manteniendo casi siempre un humilde pero constante pulso narrativo.
Mientras la mayoría de los trabajos que se ruedan en las islas prefieren divagar por otros territorios, contar relatos a veces con afortunado tesón lírico pero siempre aspirando a escapar de su geografía humana y física, Raúl Jiménez rompe los esquemas, pulveriza lo que presumía otra película rutinaria rodada en Canarias, porque baja hacia la tierra. Además, otro apunte insólito en un filme ya de por sí insólito, construye un complejo retrato coral donde se cruzan historias por la que circulan tres adolescentes, dos jóvenes sin demasiado futuro por delante; sus respetivos padres, un abuelo ilustrado y algo anarquista; un aprendiz de político y su novia…
Muchachos se localiza, aunque no se dice, en un barrio de la ciudad de La Laguna, y por su geografía se mueve toda esta fauna de protagonistas arrastrando sus penurias e inquietudes que se escribe en pantalla con una deliciosa y sonora variedad de acentos. Desde el canario más abrupto a un peninsular afincado en las islas, elementos que refuerzan el atractivo realismo –mágico en ocasiones– de una cinta que, más allá de sus flaquezas emocionales, sabe a auténtica.
Muchachos bebe de fuentes varias, aunque la más obvia es la de un cine con vocación social tan necesitado en las islas para entender lo que, humanamente, está pasando.
Para narrarlo, Raúl Jiménez hace equilibrios entre la sutil línea que divide drama y comedia y emplea para ello actores profesionales y debutantes con resultados muy afortunados.
El filme conmueve. Y se hace espacio, ese mismo espacio que buscan los protagonistas de la película. Una película que disculpa sus carencias, que el discurso tiemble, que, técnicamente, resulte a veces tan contundente y otras no tanto…
Muchachos es un largometraje independiente que ha costado dos años de trabajo, explicó Raúl Jiménez en el pase privado que ofreció el viernes, 15 de noviembre, en el espacio cultural Aguere. Y las razones resultan evidentes: indigencia presupuestaria. Aunque el cineasta supo salvarlas con imaginación y sobre todo, creo, una fe en el proyecto de la que deberían de tomar nota en el mundillo del cine canario. Más en unos tiempos donde la enlodada agua que brotaba del grifo del Gobierno regional ha dejado de manar.
Muchachos es por eso como un milagro. Una luz pequeñita pero honesta en sus intenciones que debería de obtener el reconocimiento que se merece. Quién sabe, igual recibe el empujón cuando se exhiba en el XXXIX Festival de Cine Iberoamericano de Huelva.
Pero eso solo lo saben los dioses.
Mientras tanto, quédense con este título, Muchachos, y con su director, Raúl Jiménez. También con el ejército de actores que participa y por los técnicos que se encuentran detrás de las cámaras. Esperen a ver una película distinta en nuestro universo canario con ecos, afortunadamente marginados, de Barrio (Fernando León de Aranoa, 1998) y otros que hubiera celebrado el Luis Buñuel de Los olvidados.
Una película, Muchachos, que sin querer ser rompedora se coloca a la vanguardia del cine que actualmente se rueda a este lado del Atlántico.
Saludos, va por ellos, desde este lado del ordenador.
Noviembre 17th, 2013 at 18:20
Estimado Eduardo, muchas gracias por tu crítica. Esto nos anima a seguir hacia delante, pues ahora nos queda un camino dificil. Tengo la obligación moral de ajustar cuentas con un equipo técnico y artístico que han sido los que han abrazado el proyecto desde un principio. No me hubiera imaginado a nadie mejor que ellos. En esta aventura he pisado muchos despachos, me he reunido con agentes culturales, instituciones públicas, bancos, fundaciones, he visitado a constructores, también empresas grandes e importantes, he participado en foros de coproducción, he tenido reuniones con posibles patrocinadores e inversores y la conclusión que saco es que todo está paralizado. El dinero no se mueve. Entiendo que hace falta algo más que transmitir confianza para reactivar la economía, creo que por este motivo la película ha sido realizada desde la más absoluta austeridad.
Noviembre 17th, 2013 at 18:34
También aprovecho para nombrar a Carlos Doval como gaffer y ayudante de fotografía, al equipo de sonidistas Carlos Arcas, Juan Jorge Pérez y Juan Carlos Padrón. En la mezcla de sonido el técnico y productor Domingo Mesa.
Quedan muchos por nombrar, pero estos compañeros son los que han participado en el grueso de la producción y ya que puedo participar, quería nombrar sus nombres.Gracias.
Mayo 28th, 2015 at 9:36
Anoche (mayo 2015) pudimos ver en la Tele Canaria la película Muchachos, de Raúl Jiménez, cuya obra desconocía por completo. Comparto la crítica que hizo en su momento Eduardo García Rojas. Es un trabajo digno de elogio por muchas razones. Se agradece mucho el esfuerzo por hacer una película canaria sobre los problemas de la gente de aquí, que no son distintos, como puede verse, de los que tiene la gente en otros lugares del país, aunque en este caso se cuenten desde aquí. Tendrá sus fallos (no podía ser de otra manera) pero por encima creo que están los aciertos. Algunas interpretaciones me gustaron mucho, por ejemplo, uno de los chicos, el que le da el dinero al padre; también el padre, que intenta reflejar, creo que con acierto, el sentimiento de los padres de familia en paro. Quizás el personaje de Manolito (el macarra) está un poco exagerado a veces pero lo cierto es que trasmite miedo en ocasiones, etc. Felicidades a Raúl Jiménez y al equipo de la película, y felicidades a la Tele Canaria por apostar por ella y ponerla a una hora a la que mucha gente podía verla.