Huida del corredor de la muerte, seis relatos de Edward Bunker
“En vez de un odio absoluto a Rudy, que representaba todo lo despreciable tanto según los códigos de los presos como los de la sociedad, Roger sintió algo de lástima por aquel maldito idiota. Su total ignorancia lo hacia un poco menos culpable. Como todo el mundo, sus conocimientos eran producto de lo que había aprendido en la escuela de la vida. ¿Era demasiado obvio? “Entenderlo todo es perdonarlo todo.” Aquello no llegaba a ser una verdad absoluta, pero se acercaba lo suficiente para hacerle pensar. Se podría imaginar la niñez de Rudy. Si Dios tenía una balanza para comparar el peso de lo sufrido por los presos con los sufrimientos provocados por ellos, no cabía duda de que su propio sufrimiento pesaría más que el causado a otros. Roger sintió una extraña y nueva compasión hacia Rudy Wright.”
(Huida del corredor de la muerte, Edward Bunker. Traducción: Zulema Couso, colección Al margen, Sajalín editores)
Los seis relatos de Edward Bunker que Sajalín editores reúne con el título de Huida del corredor de la muerte son historias en las que el escritor estaba trabajando antes de que la muerte lo visitara hace ahora diez años. No se trata por eso de un libro que contó con el visto bueno de su autor, aunque los cuentos que presenta resulten Ed Bunker. Un Bunker igual de rabioso.
Respiran rabia las seis historias, pero sobre todo La justicia de Los Ángeles, 1927, Entra en la casa de Drácula y el que da título al libro, Huida del corredor de la muerte.
Todos los relatos de este libro son historias que transcurren en centros penitenciarios y están protagonizadas por presos que se mueven en una pecera repleta de tiburones en estado de alerta cuando les llega el aroma del miedo.
Huida del corredor de la muerte es una buena manera de iniciarse en el universo personal de Bunker pese a que traten de historias en las que estaba trabajando. A mi juicio, contienen la fuerza que desplegó en sus novelas, un territorio en el que se hizo sitio para trascender lo negro y criminal.
Los protagonistas de estos relatos son ladrones con cierto sentido del honor, pero también criminales para los que finalizar un robo con éxito “era mejor que el sexo. Mejor que las drogas. Mejor que cualquier cosa que había sentido nunca”. Unos tipos a los que les gusta jugar al límite y pasear por la cuerda floja. Esa clase de gente que se sube a un mástil y cuando quiere bajar, da un paso al vacío.
Hombres con un confuso honor y un sentido de la culpa que se han adaptado en la cárcel, y cuando disfrutaban de libertad, a convivir con gente enferma. Basura más que hombres. Los personajes de Bunker viven en un mundo real como individuos rebeldes. Al margen, transgresores.
Ladrones para los que un robo con éxito “era mejor que el sexo y las drogas”, y que no terminan de encajar en la sociedad porque siempre serán –y les hará sentirse– proscritos.
Así lo contó en sus mejores novelas, No hay bestia tan feroz y Little Boy Blue, y así se percibe en las seis historias reunidas en Huida del corredor de la muerte. Un libro igual de triste que los otros seis libros de un escritor que se llamó Edward Bunker.
(*) La imagen corresponde a la portada de Huida del corredor de la muerte. La fotografía es de Danny Lyon y pertenece al libro Conversations with the Dead.
Saludos, siempre el siete, desde este lado del ordenador.
Mayo 28th, 2014 at 16:06
Al leer su reseña se me han despertado las ganas por conocer las obras de Edward Bunker, un escritor que desconocía pero su comentario es tan entusiata que dan ganas de adentrarme en su mundo. Felicidades por el blog.