C. Brian Morris: “Pedro García Cabrera fue un hombre íntegro”
La publicación de Los senos de tinta de Pedro García Cabrera con una amplía introducción del Distinguished Professor Emeritus de la Universidad de California (Los Ángeles), C. Brian Morris es el quinto estudio que el profesor inició hace varios años con el objetivo de estudiar la producción del escritor y poeta canario durante los años treinta. El volumen incluye además cinco ilustraciones de su hijo.
En estos momentos, C. Brian Morris se encuentra trabajando en un sexto, que dedica a Dársenas con despertadores, con el que cerrará un ciclo que revela las constantes literarias que marcaron la trayectoria de Pedro García Cabrera.
- El quinto libro que dedica a Pedro García Cabrera es sobre Los senos de tinta.
“Se trata de un cuento mecanografiado en 18 folios pero parece que falta la primera y última página aunque tiene un sentido totalmente comprensible y susceptible. A medida que trabajaba en Los senos de tinta la fascinación fue creciendo y el resultado ahora es el libro, que es una edición anotada con una amplia introducción. Cuando escribía sobre Los senos de tinta me asaltaron muchas imágenes y escenas porque se trata de un texto sumamente gráfico, que me sugirió las cincuenta imágenes que son un complemento de la conferencia El foco mágico de Pedro García Cabrera, El foco mágico pertenece al segundo párrafo de la narración en la que el autor habla de los recuerdo que tiene el protagonista de una mujer que supuestamente asesinó y que hace falta pasar todos esos recuerdos por una pantalla.”
- ¿Cuál es la historia de Los senos de tinta?
- “Es la historia de un hombre que parece que está encerrado en una habitación que no se sabe si es de una clínica, una casa o un hotel, aunque él dice que es una celda y casi toda la acción pasa por su mente. Recuperamos el pasado a través de sus recuerdos y esos recuerdos y todo lo que pasa está mediatizado por un narrador que, obviamente, toma el lugar del autor. Realmente hay tres personajes: un narrador, un autor y un protagonista y una narración elegante que tiene mucho de escritura como necesidad. El protagonista parece que está tratando de explicar por qué asesinó a esa mujer aunque asoma la duda de si está soñando o está dentro de una pesadilla.”
- A Pedro García Cabrera se le recuerda más que por su prosa, por su poesía…
- También fue un ensayista consumado. Pedro García Cabrera me contó que Los senos de tinta era un texto surrealista porque quería experimentar. La evidencia es el original mecanografiado, que cuenta con muy pocas correcciones, y las que hizo, dos, las hizo a la manera de entonces, que era marcar la palabra con equis. Las demás correcciones son en tinta y de su puño y letra, lo que da la impresión de que tuvo una gran confianza en lo que quiso hacer y eso es surrealismo.”
- ¿Por qué?
“Porque se atiene a ciertas normas surrealistas como por ejemplo que el personaje esté acostado sobre una cama y deje que todo se le venga encima, eso se encuentra en el primer manifiesto de Breton, y la importancia de la memoria aunque lo que más me impresiona en este libro es la lucha con la palabra, la búsqueda por una manera de articular lo que tenía dentro.”
- La publicación de Los senos de tinta coincide en el tiempo con el otro gran texto en prosa del surrealismo de Tenerife, Crimen, de Agustín Espinosa, ¿tienen algo en común?
“En el sentido temático sí y tienen en común la mutilación y la mujer como víctima. Crimen cuenta como con una estructura basada en las estaciones que no encontramos en Los senos de tinta, que a mi me parece más una aventura verbal y mental que hace pensar sobre la memoria y la vocación literaria. Al final, el protagonista tiene un sueño con un pulpo que para mi representa lo que no se puede entender, la mente humana, y termina con unas escenas de fondos marinos, los fondos abisales del océano, escribe, y no se aclara nada porque la mente es misteriosa. En este texto, que Pedro García Cabrera escribió en 1934 desterrado en Gran Canaria, descubre la vida interior, la importancia de mantener un recinto privado que hay que defender a toda costa, que es lo sagrado.”
- ¿Que otras constantes piensa que hay en su obra?
- La vocación poética y mantenerse fiel a lo que uno es, la integridad. El hombre que no cede ante nada y que en su poesía traduce como la necesidad, el imperativo de escribir a sabiendas durante una época que no le iban a publicar. Hace muchos años, cuando conocí a Pedro García Cabrera, me enseñó sus manuscritos, libros que había ido escribiendo aunque no se los fueran a publicar.”
- ¿Cómo recuerda a Pedro García Cabrera?
“Lamento no haberlo conocido mejor pero cuando me lo presentaron tuvo mucha corrección y consideración conmigo. Él fue quien me dio las gracias antes que yo a él porque junto a Domingo Pérez Minik y Eduardo Westerdahl conocían que había escrito sobre ellos en mi libro sobre el surrealismo que circulaba en inglés. Y estaban encantados porque había dedicado una parte a los surrealistas canarios. Tuve la impresión que Pedro García Cabrera era un hombre modesto y muy amable. También recto y digno, una persona noble. Siento un gran cariño por él sin haberlo conocido íntimamente.”
- ¿Cómo llega usted a la facción surrealista de Tenerife?
“A finales de los sesenta estaba investigando y encontré una referencia a Gaceta de arte y empecé a buscar. Escribí a la Universidad de La Laguna y un ángel respondió fotocopiando la revista. Al revisar las focotocopias me di cuenta del tesoro que tenía entre las manos. Fue como una revelación y me interesé cada vez más en el grupo canario y el surrealismo en Canarias. Pasé muchas horas en la antigua Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife, de la que saqué muchos datos que fueron creciendo hasta que encontré lo que se creía perdido: el Manifiesto Surrealista escrito en Tenerife.”
- ¿Cómo fue?
“Por causalidad. Estaba mirando los estantes de la biblioteca de la Universidad de Santa Bárbara cuando me encontré con el Manifiesto que se cría perdido. Me hicieron una copia y terminó publicándose en 1982 aunque hace dos años lo reedité para una colección de manifiestos surrealistas que coordinó Eduardo Becerra en Madrid.”
- No termina de conocerse que hubo una facción surrealista en Tenerife.
“Creo que por las razones de siempre, las provincias no cuenta tanto como el centro, y es una lástima porque Madrid no fue un gran foco de surrealismo, Barcelona lo fue mucho más. Hubo focos de surrealismo en España, se puede hablar de Málaga también pero en Tenerife hubo un grupo con un conocimiento íntimo del surrealismo que nunca se ha reconocido. No se piensa en la primera exposición surrealista de Tenerife, y la redacción de ese Manifiesto, que fue el primero que se publicó en español. He tenido que justificar ante colegas que tendrían que saber más porque estoy dedicando mis energías a Pedro García Cabrera. Ya he escrito cinco libros sobre él y ahora estoy con el sexto.”
- ¿Y sobre que irá?
“Ahora mismo estoy luchando con el texto quizá más difícil que escribió Pedro García Cabrera en los años 30, Dársena con despertadores que escribió el mes que estalló la Guerra Civil y que se ha interpretado como un juego porque la concibió dando paseos por la vega lagunera mientras apuntaba palabras que le venían a la cabeza en dos listas para aparearlas después. En los ocho poemas del libro lleva la metáfora, la palabra, la imagen poética hasta el límite y todos están fechados en julio de 1936. Nada más terminar, le arrestaron. Ahora trato de desmontar la idea de que Dársena con despertadores es solo un juego poético de estilo surrealista porque creo que a través de ese mismo juego hay un lado muy serio.”
- ¿Ha logrado interpretarlos?
“No quiero decir que sí pero he encontrado varias maneras de entrar en esos ocho poemas.”
Pedro García Cabrera escribió el mejor libro de poesía de la Guerra Civil”, dice el profesor Brian C. Morris, refiriéndose a Entre la guerra y tú. Un texto escrito por un poeta, “una persona sensible que analiza el efecto de la guerra en sí mismo y en el mundo que lo rodea.”
Brian C. Morris es un especialista en los movimientos de vanguardia de las décadas de los años 20 y 30, y se ha dedicado a estudiar la obra de Pedro García Cabrera en aquel período en cinco libros a los que ahora se suma un sexto con el que cerrará este ciclo. En esos años, dice, en los que el poeta y el escritor tenían premura de experimentar, de observar “hasta que punto la palabra le permitía cosas.”
Saludos, lo sabes, desde este lado del ordenador.
Julio 25th, 2017 at 19:15
Tuve la suerte de conocerle antes de las primeras elecciones en el 77 del siglo pasado, en un paraje encantador como lo es Los Aceviños en el municipio de Hermigua en la Gomera. Me resultó un hombre encantador por la sabiduría que desprendía, tal vez, fruto de su compromiso de por vida con la libertad de los seres humanos.