Antes de arrojarse al mar, la señora Brown fue a misa, un libro de cuentos de Yolanda Delgado Batista

Yolanda Delgado Batista se mueve muy bien en el cuento. Si en su anterior libro de relatos, Puro cuento, cambiaba con facilidad de estilo y de tono, la apuesta se multiplica y sobredimensiona en Antes de arrojarse al mar, la señora Brown fue a misa, ya que mezcla el cuento propiamente dicho con el microrrelato así como el artículo periodístico de carácter cultural, entre otros géneros literarios. Propuestas en las que la escritora además de seducir al lector juega en un territorio, el del cuento, que ha hecho suyo.

El volumen, que ha sido recientemente publicado por la editorial Baile del Sol en su colección Sitio de fuego, reúne 27 piezas que comienza con la que da título, precisamente, a este volumen: Antes de arrojarse al mar, la señora Brown fue a misa, cuento en el que a pesar de dejar algunos cabos sueltos sabe mantener un tono irónico a lo largo de una historia que, sin noquear al lector más entusiasmado, sí que le abrirá el apetito para continuar con la siguiente historia: Cuando una tortuga y Primo Levi me salvaron, el más extenso de los relatos y, a nuestro juicio, el mejor no solo por contar con pericia la relación de una madre con su díscolo hijo, sino porque retrata situaciones y momentos de hondo calado sentimental que su protagonista supera gracias a la literatura. Como en otros de los cuentos que se pueden leer en este libro, la ironía es clave para mantener la atención de lo que se narra, una historia sobre perdedores que salen adelante gracias a su fantástico sentido del humor.

El tono del libro baja en ¡Penélope, no corras!, texto que por improvisado no nace ni va a ninguna parte, misma sensación que despierta El efecto mariposa en la psique humana y La novia, quizá porque Yolanda Delgado Batista no termina por dominar con aplomo el relato breve, formato en el que pierde fuelle, entusiasmo, capacidad para ahondar no ya solo en los personajes sino también en las relaciones de pareja que es otra de las constantes que domina este volumen.

El siguiente cuento, Solos, tiene más páginas pero apenas mantiene el equilibrio y el dibujo de los personajes resulta bastante tibio aunque cuenta con notables recreaciones de atmósferas que refuerzan la soledad de la pareja protagonista.

Escritora con un afilado sentido de la ironía, lo explota en su lado más cómico en Gastos innecesarios, fórmula que no inyecta en Aniversario de boda, un cuento construido a través de diálogos entre una madre y su hijo, experimento que prosigue, solo que ahora adaptándose como un camaleón al español mejicano en Baila la diosa en el ombligo de la luna, relato que está bien maquillado aunque no termina de cerrarse pese a su épico final.
El bello durmiente y La cartilla de leer son narraciones cortas que no acaban de convencer al lector más curtido aunque el libro toma oxígeno en Exploradores del aire, un cuento nostálgico que se desarrolla en la capital grancanaria.

Pedid y se os dará, dijo el Señor está escrito en verso y El hereje es un excelente microrrelato para alguien, como el que ahora escribe, que no es demasiado partidario de este género.

La tía y el luchador tiene, por otro lado, cierto color fitzgeraldiano aunque lo que se narre tenga lugar en las islas Canarias mientras que el recuerdo monopoliza los contenidos de La importancia de llamarse, en el que recrea la vida de uno de sus abuelos, víctima de la represión franquista en el archipiélago.

Otro de los cuentos, ¡Ay, mamá Iné!, nos muestra a una escritora que también se maneja bien en el relato de tinte costumbrista y narración que forma parte del álbum familiar de las historias que se agrupan en este volumen. Libro que incluye Almuerzo de ayuno involuntario, que resulta igual de gracioso que ¿Es la RAE?, construido también en forma de diálogo. Otro de los cuentos, Premio de relato corto apuesta más por el chiste (amargo) que por la ironía en su final.

Entre de las constantes de este libro se encuentran trambién los escritores. Encontramos escritores en De hombres sin pantalones; al mismísimo James Joyce en Entrevista con Joyce y al Quijote y en cierto modo a Miguel de Cervantes por ser su creador en Homenaje a un entreverado loco. Escritores, en este caso travestidos en escritoras, aparecen en el lúcido y vindicativo ¿Escritoras españolas?, y lo críptico por ciertamente hermético en textos como Cuestión de género que aún intentamos descifrar.

Los dos últimos relatos que contiene Antes de arrojarse al mar, la señora Brown fue a misa son Comunicado urgente a la nación y El tablero imperfecto del mundo, narración esta última que junto a Cuando una tortuga y Primo Levi me salvaron nos parece de lo mejor de un libro que no termina de ser redondo como Puro cuento pero en el que se observa el talento y la capacidad que tiene Yolanda Delgado Batista para contar toda clases de historias con independencia del género al que se circunscriban

Saludos, lunes, desde este lado del ordenador

2 Responses to “Antes de arrojarse al mar, la señora Brown fue a misa, un libro de cuentos de Yolanda Delgado Batista”

  1. MARÍA YOLANDA DELGADO BATISTA Says:

    Muchas gracias, Eduardo. Un abrazo desde el otro lado de tu ordenador.

  2. admin Says:

    Gracias en todo caso a ti por estar siempre ahí

Escribe una respuesta