Secuestro en Hong Kong, una novela de Dulce Xerach
Las novelas que protagoniza María Anchieta no son novelas negras y criminales en el sentido que el género tiene para el gurú Paco Ignacio Taibo II, hoy gerente editorial de Fondo de Cultura Económica, quien lo define como la novela realista de estos agitados tiempos.
Novela realista y novela crítica con esa misma realidad que se reproduce con tantos brazos como brazos tiene un pulpo: crítica al sistema, a la policía que lo defiende, a la corrupción en definitiva que se ha instalado entre nosotros.
Las novelas de Anchieta tampoco deben ser entendidas como de estricto misterio, de resolver un crimen en una habitación cerrada al modo de Agatha Christie sino algo más próximo al universo hedonista con el que Ian Fleming ambientó las historias de su James Bond, el popular 007.
Escritas por Dulce Xerach Pérez, la investigadora tiene mucho de su creadora, quien desarrolla unos relatos en escenarios de película y rodea a su protagonista de una galería de personajes en los que se mezclan los reales con los imaginarios. Entre los que mantiene una estrecha relación con Anchieta en la dos primeras novelas se encuentra el presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín, con quien mantiene una relación paterno filial que quizá ocupan algunas de las páginas más sentidas, por emocionales, de estos libros.
Resulta interesante observar en estas tres novelas (Asesinato en Sao Paulo, Asesinato en una playa de Londres y ahora Secuestro en Hong Kong) cómo cada uno de ellos se desarrolla en un país diferente, lo que da herramientas a la autora para proponer al lector un viaje por lugares a los que llega la protagonista para cumplir con su deber.
Estos desplazamientos de trabajo permite que el personaje se meta en toda clase de líos mientras mira con atención otras realidades que no son la suya.
En Secuestro en Hong Kong (Editorial La Oveja Negra, 2019) está realidad transcurre en una de las dos regiones administrativas especiales que existen en la República Popular China, un pequeño territorio entregado al capitalismo salvaje que convive con un sistema como el Chino que lo adapta –con todas las contradicciones– a su realidad ideológica. Una delgada línea roja apenas perceptible pero que está ahí, vigilando tan extraño como fascinante proceso.
María Anchieta se encuentra en Hong Kong para investigar la desaparición de una estudiante española durante la revolución de los paraguas en 2014. Este escenario sirve a para mostrar los contrastes más llamativos entre dos culturas tan diferentes. Mientras, inicia una investigación que resuelve de manera original, adentrándose más como espectadora que como personaje en un universo que se mueve a otra velocidad.
La riqueza que observa en Hong Kong abruma a María Anchieta como, se presume, abrumó a Dulce Xerach cuando conoció la ciudad. También abruma a la protagonista del libro algunos de los personajes que conoce en esa tierra tan alejada de la suya. Al margen de clichés, la investigación queda a ratos subyugada por la apoteosis capitalista que descubre cuando indaga en escenarios que convierte en pobres los paraísos multimillonarios occidentales, un dilema que se agiganta con el enfrentamiento de culturas que observan la vida de otra forma.
La protagonista, la inspectora María Anchieta, está aquí más equilibrada que en novelas anteriores por lo que no pierde aplomo ante situaciones de riesgo físico y espiritual.
El personaje parece más definido y seguro de sí misma en esta tercera entrega y lidia de otra manera con sus demonios interiores. María Anchieta comienza a tomar forma como personaje, a pisar y pensar en sólido. Se ha vuelto más madura que es de lo que se trata en una serie. Una serie la de Anchieta que conserva todos sus tics, reconocibles para los que hayan seguido una saga que, de momento, iba a ser trilogía aunque parece que habrá más, así lo afirma la escritora en una entrevista.
Dulce Xerach arma en Secuestro en Hong Kong un mundo que, con todas sus imperfecciones y defectos, resulta creíble.
Los lugares que recorre la investigadora los conoce la autora e incluso parece que algunos de los personajes que rodean a la protagonista están inspirados en la realidad, en personas que conoció Xerach Pérez en algunos de sus viajes al Lejano Oriente.
Solo una particularidad y es que el Hong Kong que retrata la novela no es el Hong Kong callejero ni pegado a la zona portuaria sino el que se ha entregado, o vendido, que ustedes juzguen cuando lean el libro, al dinero.
Y dinero hay en la mayoría de los escenarios que se describen en el libro: tiendas fastuosas, hoteles de lujo…, y dinero es lo que mueve un secuestro que no es otra cosa que un negocio.
Paralelamente, se cruzan diálogos con sentencias de Confuso y una investigadora que, pese a las adversidades y pistas falsas, conseguirá resolver un caso que la ha alejado demasiado tiempo de su pareja y de su familia.
Saludos, familia, desde este lado del ordenador
Junio 24th, 2019 at 16:10
La reciente y excelente escritora argentina premiada en Barcelona NEGRA, Claudia Piñeiro, sintetizaba su obra bajo el epígrafe ” la novela negra nacio para denunciar las injusticias ” . De Hammett, a Camilleri, pasando por M.v. Montalban, Rubem Fonseca o Paco Taibo II creadores de tramas y personajes, que definían una época. Y la escritora se pregunta : “¿Por qué hay tanto novelista negro? Porque si no eres bueno es más fácil escribir una novela de intriga que el Ulises de Joyce?.
Co0 todo respeto la Sra. Dulce Pérez, no publicaría en ninguna parte del mundo, salvo en esta Comunidad apropiada por parientes y colegas de un Partido Corrupto, CC, nefasto para la producción cultural en Canarias. Aprecio y aprendo de su columna, y le ruego que no olvide quien le inició con el relato breve La leyenda del santo bebedor, de Roth.
Junio 24th, 2019 at 20:37
El santo bebdor de Roth es una de mis noveles pero antes, mucho antes me inició en la literatura La isla del tesoro, de Stevenson que no tiene nada que ver con la novela negra. Secuestro en Hong Kong se publica bajo el sello colombiano La obeja negra. Un abrazo.