Manuel Hernández: “Miguel Cabral fue el mayor enemigo de la Junta Suprema de Canarias”
El escenario es el siguiente, Canarias, primera mitad del sigo XIX. El franciscano Miguel Cabral de Noroña se convierte “en el mayor enemigo de la Junta Suprema de Canarias” que se constituye tras conocerse la invasión de la península ibérica por las tropas de Napoleón Bonaparte. Este y otros hechos realizados por Cabral, un personaje que parece sacado de una producción de Hollywood, centra la atención del catedrático de Historia de América de la Universidad de La Laguna, Manuel Hernández González, quien evoca su figura en un libro y recopila muchos de sus textos en otro que obliga a observar la Historia de Canarias con otros ojos.
- ¿Cómo llega a Miguel Cabral de Noroña?, ¿qué destacaría de este personaje?
“Llega al Puerto de la Cruz en 1789 huyendo de una persecución por unos versos satíricos contra un carmelita portugués. Se establece como franciscano en el convento de esa localidad. Formado en Coimbra, de una vasta erudición, constituye el prototipo del clérigo liberal, abierto a las nuevas ideas, que rechaza los límites estrechos de la disciplina de su orden y quiere convertirse en un clérigo secular, sin esas trabas y sujeción, con rentas que le permitan vivir y con una vocación a emplear la pluma en los problemas diarios de una sociedad en ebullición como es la que le tocó vivir, entre la ilustración y el liberalismo. Esa habilidad, sus textos satíricos, lo convertían en un peligro público para el orden instituido como pudo comprobar el marqués de Villanueva del Prado y la Junta Suprema de Canarias y el embajador español en los Estados Unidos”.
– ¿Cuál es su vinculación con Canarias?
“Vino como fraile y como tal estuvo en los conventos franciscanos del Puerto de la Cruz y San Diego del monte de La Laguna. Ante la persecución de la orden decidió convertirse en clérigo secular. Primero como capellán de los regimientos de Nápoles y Ultonia, para lo que contó con un permiso papal y más tarde, definitivamente, con una capellanía otorgada por la aristócrata Catalina Prieto del Hoyo con autorización de su marido que fue aprobada por el Nuncio y por el obispo Verdugo, aunque este hecho fue escandalosamente ocultado por sus contradictores, que alegaban que seguía siendo fraile para expulsarlo de la isla. Regresó a ella con el regimiento de Ultonia y decidió quedarse cuando este se marchó de Tenerife. En 1805, delante del Capitán General, su protector, ofició un sermón en el día de San Cristóbal contra las conquistas de Canarias y América y contra la actitud de algunos isleños en la invasión de Nelson, que fue denunciado al Santo Oficio y para el que pagó Alonso de Nava 800 pesos para que no se editase. Este hecho motivó un debate entre los partidarios y los detractores de la Inquisición sobre la legitimidad de la conquista. Aliado con liberales como Domingo Saviñón, los sectores más conservadores laguneros promovieron su expulsión de Tenerife que no pudo ordenarse por la invasión napoleónica. Ante la creación de la Junta Suprema de Canarias se convirtió en su mayor enemigo con la redacción de un manifiesto, lo que le condujo finalmente a ser preso y trasladado a Cádiz en 1809”·
- Algunos de sus trabajos como historiador se ocupan de la ilustración y el liberalismo, ¿qué destacaría de estos períodos en Canarias?
“Son períodos de gran interés los comprendidos entre el reinado de Carlos III y la caída del liberalismo en el Trienio constitucional en 1823. Las Islas viven una etapa de grave crisis a lo largo del siglo XVIII, otra de expansión gracias al comercio de neutrales, entre 1796 y 1814, y de hundimiento total hasta 1830, en que la economía se reactiva con la cochinilla. Es un período de intensa migración a América y de formación de unas élites ilustradas que tratan de reformar la sociedad sin provocar la ruptura de las estructuras sociales, lo que era un intento baldío. Pero en esa época pululan por las islas aristócratas, clérigos y burgueses que asumen desde sus respectivas posiciones las ideologías ilustrada y liberal. Un movimiento que supera el ámbito insular para tener gran repercusión en la Península y América. Es por ello muy interesante en una etapa en que se pone en discusión la sociedad del Antiguo Régimen coincidiendo con la invasión napoleónica y la emancipación hispanoamericana”.
- Miguel Cabral es fraile, y llega a el Puerto de la Cruz donde le hacen la vida imposible.
“Montó una academia de ciencias que renueva la enseñanza aunque su Orden le planteó obstáculos. Defendió el papel fundamental de la mujer y promovió su formación. Ante el hostigamiento de los franciscanos decidió convertirse en clérigo secular y planear su venganza desde Madrid para lo que envía una supuesta orden regia al provincial de su orden, el palmero Bartolomé Rodríguez, por la que se le nombra obispo de Madagascar con ordenación en Marruecos, con sus apoyos incluidos, lo que llevó de la euforia al hundimiento de la Orden cuando se supo que no eran dominios del Rey Católico, lo que originó que este fraile sufriera un ataque al corazón que derivó en su fallecimiento”.
-Después marcha a Madrid donde se hace capellán del regimiento de Nápoles y más tarde de otro. Creo que regresa a Tenerife, si es así, ¿qué hace en la isla durante ese tiempo?
“Ejerce como capellán militar en Santa Cruz y gestiona las propiedades de Catalina Prieto del Hoyo que estaba separada de su marido. Despierta los celos de éste y de su hijo, que promueven incluso un proceso inquisitorial acusándolo de bestialismo. Escribe versos, acude a tertulias, maniobra en la política local con gran escándalo de las capas dirigentes, como acontece con su sermón del día del patrono de La Laguna ya reseñado. Al parecer consigue, pese a su mala prensa la capellanía”.
- ¿Cómo?
“Gracias a sus estrechas relaciones con Catalina Prieto, con la que convive en sus haciendas de Garachico y Los Silos y en su mansión lagunera. Ella le proporciona las tierras para su congrua, cuya proposición fue aceptada por su esposo, ya que era obligatoria su firma. Él, por su parte, gestiona ante el Nuncio y ante el obispo la secularización, que le fue concedida”.
- Publica su retrato y en otro volumen una selección de sus textos, ¿cuáles destacaría y por qué?
“El primer libro trata sobre su biografía. El segundo el grueso de su obra, sus sermones, manifiestos, poemas, escritos políticos y su trabajo periodístico. Destacaría sus versos contra la trata esclavista y la conquista, sus artículos liberales radicales y anticolonialistas del Duende político gaditano, que le llevan a huir a Filadelfia ante la amenaza de su detención; sus textos sobre el papel de la mujer, sus reflexiones imparciales sobre la masonería en general y en Cuba en particular y sus folletos sobre la emancipación hispanoamericana y los artículos londinenses que escribió en el Observador español y en los que critica la independencia de América”.
- Dice que escribe varios artículos sobre la masonería, ¿fue masón?, ¿cuál es su visión de los Hijos de la Viuda?
“No está documentado que lo fuera pero sí conoció profundamente la masonería, como demuestran los textos publicados en Filadelfia, en los que la analiza. Fue muy crítico con un periódico cubano que arremetía contra una logia establecida allí y consideraba que sus ideas filantrópicas eran muy positivas, pero en las que debía eliminarse lo que estimaba como parafernalia sin sentido, los rituales. Creía que la sociedad masónica era libre porque podía pertenecer a ellas personas de cualquier religión y no permitía en su seno discusiones sobre religión y política. Consideraba las formalidades masónicas absurdas y anticuadas”.
- También es poeta y director de periódicos.
“Sí, escribió versos satíricos que se divulgaban en la sociedad tinerfeña con gran escándalo público como la Perenqueneida, sobre los amores entre una monja y un sacristán, poemas amorosos y de tema político como sus críticas a la nobleza sobre la invasión napoleónica, la esclavitud o sus cantos de amor a la naturaleza. Editó dos periódicos, El Duende Político en Cádiz y El Observador español de Londres, este último encargado por Fernando VII contra la independencia americana. Intentó publicar en Filadelfia El Cosmopolita Sensible o el Duende en América, pero no encontró financiación”.
- Escribió mucho sobre la mujer.
“Consideraba que la mujer era igual que el hombre y que debía participar en la vida pública y social e insistía en que la educación era la base del avance social para que ellas tuvieran la misma capacidad de acción que los varones, planteamientos muy limitados en aquel entonces”.
- Lo dijo antes y no se me va de la cabeza: Miguel Cabral es fuertemente liberal pero trabaja como espía para Fernando VII.
“Cuando huyó a Filadelfia entró en contacto con los independentistas hispanoamericanos con los que colaboró, como fue el caso del cubano José Álvarez de Toledo, pero tenía que sobrevivir y no encontró en ellos un salario que le garantizase su subsistencia. La imposibilidad de dar a la luz un rotativo le frustró. El represente español Luis de Onis se dio cuenta que era más factible darle un sueldo para atraerle a su causa y contar con él, máxime después de que hizo un discurso sobre la Constitución de Cádiz. Trabajaría con la embajada en redacción de folletos, espionaje, informes de toda índole, pero se le impedía regresar a cualquier dominio español”.
- Mantiene un duro enfrentamiento con el canario Diego Correa
“Desde la época de la Junta Suprema, en la que Correa fue favorable y él detractor. Coincidieron en el Cádiz de las Cortes, en la Filadelfia centro de conspiración de la insurrección hispanoamericana, donde se criticaron mutuamente. Lo mismo en Londres en 1819, en el que publica el Observador mientras Correa colabora en el Español Constitucional. Finalmente en Madrid, en 1820, Cabral trabajaba para la Secretaria de Estado y Diego Correa, lagunero, en un periódico conservador donde espera su nombramiento como intendente de Querétaro”.
- ¿Existe un folleto en la Universidad de Yale sobre este enfrentamiento escrito por Cabral?
“Se trata de una réplica a un artículo de Cabral en el Constitucional. En el texto cuenta su vida y, especialmente, la de Diego Correa desde sus orígenes, muy humildes en La Laguna, y ciudad en la que trabaja con su padre como platero.”
- Su actitud ante la invasión napoleónica de España es cuanto menos anómala. Escribe, tengo entendido, un manifiesto contra la Junta Suprema de Canarias.
“Escribió un manifiesto que circuló manuscrito y que Álvarez Rixo recogió y en el que criticaba con vehemencia a la Junta Suprema y sus integrantes, en especial a Alonso de Nava. Relataba el golpe de Estado de O´Donnell y el marqués contra el marqués de Casa Cagigal y denunciaba su intención de convertir a las Islas en un protectorado británico, planteamiento que se demostró cierto, como se interpreta del proyecto elaborado por el marqués del Sauzal y que fue enviado a la Corte inglesa”.
- Prepara ahora un libro sobre los Gálvez.
“En septiembre se publicará mi libro sobre el círculo de los Gálvez, formación, apogeo y decadencia de una élite de poder indiana. Fue mi proyecto de cátedra. En él estudio el intento de José de Gálvez de erigir con su linaje, sus familiares y allegados una élite de poder en Indias que se frustraría por no tener hijos varones y fallecer a los 45 años en la cúspide del poder del Virreinato de Nueva España su sobrino Bernardo. Analizo sus orígenes, la extensión de su proyecto, la mitología en torno a ellos y la frustración del linaje tras la muerte de José con las actuaciones de la viuda de Bernardo y sus hijos, de Antonio de Gálvez y su hija Rosa y de la viuda e hija del marqués de Sonora”.
Saludos, proletarios del mundo…., desde este lado del ordenador