Alejandro Madrigal: “Escribir una historia familiar es una actividad casi detectivesca”
José Alejandro Madrigal Fernández (México D.F, 1953) simultanea su actividad como escritor con la de director científico del Anthony Nolan Research Institute en Inglaterra y catedrático titular del departamento de Hematología en el Royal Free Hospital de la Universidad de Londres.
De ascendencia palmera, Nosotros (Ediciones El Drago, 2020) narra el épico viaje que emprendieron sus familiares desde Canarias hasta establecerse en México, el gran país centroamericano. Como escritor, José Alejandro Madrigal Fernández cuenta con una novela anterior, Días de rabia, en la que describe el compromiso y sacrificio de un joven doctor en un pueblo olvidado de la sierra mexicana.
- ¿Qué rasgos de carácter destacaría de las familias Fernández y Madrigal?
“Los rasgos de las dos ramas de mi familia, Madrigal y Fernández, se representan en la obra Nosotros a través de personajes con fuerte carácter como, en el caso de los Fernández, mi abuelo Domingo, un hombre honrado y trabajador y de una entereza enorme. Josefa, la abuela, que fue una mujer buena y la Nena Fernández, muy enamoradiza y dedicada a su familia y que vivió en un mundo de fantasías y recuerdos. En el caso de los Madrigal está la abuela Librada, muy enérgica y luchadora que nunca se dejó vencer ni por la Revolución mexicana ni por la enfermedad que sufrieron su esposo y sus hijos y Luis Madrigal, que fue un hombre recto, cantor, bohemio y bondadoso que, a pesar de perderlo todo, se enfrentó con entereza a las vicisitudes”.
- ¿Y qué lecciones familiares lo han forjado como persona?
“Las bases morales en las que crecí se fundamentaban en el amor y el respeto por la familia, la entereza y la lucha contra toda adversidad”.
- ¿Fue importante la presencia de emigrantes canarios en México?
“Los emigrantes españoles forman una fusión y una nueva cultura con el mestizaje que durante siglos ha trasformado a México como lo refleja tan sabiamente Octavio Paz en su libro Laberinto de la Soledad. En el caso de los emigrantes canarios y asturianos que formaron mi familia y conocidos de ellos en San Andrés Tuxtla jugaron un papel muy importante en la economía, en el desarrollo del cine y del comercio en la región”.
- ¿Conservó su familia canaria costumbres de las islas residiendo ya en el país que los acogió?
“Sin duda, el acento de mi abuela se trasmitió a sus hijos que tenían ese tono de habla de las Islas Canarias, pero también en la comida, en los bailes, en las festividades, en el amor a la tierra y a la gente”.
- ¿Cómo surge la idea de escribir este libro?, ¿cuáles cree que fueron las razones que lo motivaron para contar la historia de cuatro generaciones de su familia?
“Mi madre era una excelente cuentera y recuerdo que, desde que éramos pequeños mis hermanos y yo, nos contaba las historias de sus padres y de la vida en San Andrés Tuxtla, aunque ya vivíamos en la Ciudad de México. Con mucho detalle y alegría nos narraba cómo su papá le rememoraba sus pérdidas y ganancias, la historia del Hotel Fernández y de algunos de sus huéspedes. Mi padre, por otro lado, viajaba mucho y no tenia tantas anécdotas de la familia Madrigal que contarnos por eso cuando escribí Nosotros, eso se refleja en el libro, hay un desequilibrio de lo que narro de una familia con respecto a la otra. Además, al iniciar la narración de la obra, lamentablemente mi madre, mi padre y todos sus hermanos habían fallecido así que me tomé el libro como una forma de revivirlos a todos ellos. En esta tarea conté con la ayuda de mis primos, amigos de mi madre y oriundos de San Andrés, así como de la familia de mi padre. Conseguí, además, documentos, actas de nacimiento, defunción o matrimonios y cientos de fotografías para apoyar gráficamente la historia. Viajé también a La Palma y a Cantabria y Asturias para buscar familiares lejanos que nunca encontré”.
- ¿Qué momentos cree que fueron determinantes en el periplo que inicia su familia palmera hasta llegar a México?
“Hay muchos factores en la historia que se deben a cambios inesperados, como la invención de los colorantes artificiales a mediados del siglo XIX a partir de la anilina impura por el inglés William H. Perkin que remplazó la gran producción de cochinilla (7 mil toneladas de cochinilla anuales) en Canarias lo que condujo junto a fenómenos climatológicos como el que arrasó los plantíos de tabaco del abuelo, a que muchos paisanos de las islas, entre ellos mi familia, emigrara a otras tierras. Pero hay relatos, como el de mi otro abuelo que se vio obligado a salir de Asturias. Estas y otras experiencias configuran Nosotros”.
- ¿Por qué decidieron partir a México y no Venezuela, Cuba, Uruguay donde era más común la emigración de canarios?
“No lo sé del todo bien pero el desarrollo de plantíos de tabaco en Cuba y la posibilidad de explorar la fertilidad de las tierras mexicanas creo que fue una razón determinante, así como el conocimiento que otros paisanos le transmitían de esa región mexicana. Sé que mi bisabuelo era masón y por lo que descubrí en mis visitas a La Palma, se trataba de una sociedad muy activa en aquel entonces y en la que sus miembros procuraban ayudarse mutuamente”.
- ¿Cómo los recibe México?
“Yo creo que bien, ellos con su trabajo y entereza se ganan el cariño y el afecto de los locales pero existe en ese entonces un resentimiento contra los españoles y así lo refleja el episodio de la visita del presidente Obregón a San Andrés Tuxtla en 1923 después del huracán, cuando se hospeda en lo que vendría a ser el Hotel Fernández. Obregón, cuando mi abuelo le enseña el hotel, ve una placa en la que se lee: “Fábrica de puros La Honradez”, por lo que le preguntó al abuelo “¿honradez, no sabía que un gachupín fuera honrado?” y a lo que mi abuelo le respondió “y yo no sabia que un presidente en México fuera manco (Obregón había perdido un brazo en una batalla de la Revolución) cuando necesita dos manos para robar”. Esto casi le cuesta la vida pero al final terminaron jugando al ajedrez”.
- ¿Hubo otras razones que provocaran que su familia dejase La Palma para trasladarse a México?
“La situación económica en las Islas cambió mucho económicamente con la producción de los colorantes artificiales que reemplazaron a la cochinilla pero también afectó que mi bisabuelo regresara a La Palma a por su familia después de diez años y se encontrara que su esposa, la bisabuela Faustina tuviera otra pareja. Muy disgustado, el bisabuelo se llevó a los suyos menos a la bisabuela y una hija. Cuento esta historia en el libro y cómo la bisabuela llega a México muchos años después”.
- ¿Qué sensaciones recibe la primera vez que visita La Palma?
“Fue emocionante recorrer la tierra de mis ancestros. Tuve la oportunidad de visitar la isla con mi amigo el profesor Manuel Nicolás Fernández, y visitarla de norte a sur y de este a oeste. Me encantó la Caldera de Taburiente, su gente, la comida, las tradiciones, los paisajes de la isla…”
- ¿Y qué fuentes además de las familiares utilizó para escribir este libro?
“Durante esas visitas a la Palma y al norte de España pude ir a registros, iglesias, hablar con la gente para obtener información con la que documentar la obra. Así mismo en San Andrés Tuxtla fui a los panteones y a la iglesia e investigué en los registros donde conseguí más material. Un familiar, mi primo Ramón, tenia muchos de los documentos originales como actas de matrimonio, defunción.. Y lo mismo con la historia de los Madrigal, pero en esa rama como comenté fui menos afortunado en rescatar información pero aún así está repleta de historias”.
- ¿Qué personajes destacaría de estas cuatro generaciones que comprime en el libro?
“Son muchos. Están el abuelo, la abuela, Luciano Macip, mi madre, mi padre, la tía Mati, cada uno de ellos representa algo muy importante e intento transmitirlo en el libro”.
- ¿Hubo algún capítulo más difícil que otros?
“En algunos tuve menos información y me inspiré con fotografías y los recuerdos de las cosas que nos contaron de la familia. En otros sí conté con datos cronológicos pero hubo que contrastar fechas. En fin, escribir una historia familiar es una actividad casi detectivesca si lo comparas con la novela pura donde puedes dar vuelo a la imaginación”.
- ¿Qué preguntas les suscitó Nosotros cuando escribía el libro?
“¿Por qué no la empecé a escribir antes, cuando mis familiares vivían?, ¿cuántas dudas surgieron que se quedaron en asunciones o en invenciones? Un consejo que le doy a todos los jóvenes que tienen familia es que les pregunten a ellos sobre su vida, sobre sus ancestros. Cada historia es una novela en sí misma”.
- En Días de rabia cuenta la historia de un médico que llega para trabar en un pueblo perdido de la sierra de Méjico.
“Días de rabia es una novela sobre los problemas a los que se enfrenta un joven médico al iniciar su profesión en un pueblito perdido de las montañas de México, donde la pobreza y la desigualdad marcan la vida de sus pobladores. Yo uso la palabra rabia con un doble sentido: aludir al terrible mal incurable y a la manifestación social ante la injusticia, el abuso y la corrupción de los gobernantes. En la comunidad donde se desarrolla la novela, el protagonista conoce a un escritor, Julio Fontela, y a través de sus conversaciones describo la vida cotidiana en el pueblo y se conocen los distintos puntos de vista de una realidad social muy deteriorada. El médico protagonista de esta historia está seguro de que hay otras opciones además de callar o huir: que no es difícil ser solidarios, que se puede y se debe luchar por cambiar las condiciones del país. La novela narra una enfermedad física, pero también una enfermedad moral que contagia a una comunidad y a un México donde parece que la violencia es su único lenguaje”.
- ¿Qué encuentra en la literatura que no encuentra en la medicina?
“Siempre me he preguntado la razón que llevaron a escribir a médicos como M. Bulgakov, A. Chejov, G. Marañón, M. Torga, M. Azuela, A.J. Cronin. No es mi intención compararme con ellos pero para mi escribir es una necesidad creativa que me llena de alegría. Vargas Llosa dice que las novelas no están escritas para contar la vida real, sino para trasformar la realidad añadiendo algo más. Así, en cierto modo, la ficción desempeña un papel en el cumplimiento de las necesidades de la vida. La lectura ocupa muchas horas de mi vida y esos momentos están llenos de historias que ahora espero transmitir a los lectores con Nosotros”.
Saludos, ¿calima?, desde este lado del ordenador