El año que no viajé a Buenos Aires, un libro de Saray Encinoso Brito
La literatura de viajes comienza a ser un género habitual por el que transitan algunos escritores de las islas. Cuando se escribe literatura de viajes nos referimos a la literatura estrictamente de viajes. Es decir, la que cuenta la emocionante experiencia de narrar lo que se vive estando fuera de casa. La que te aproxima a otras miradas sobre el mundo, la que te cambia por dentro por las vivencias que labras estando de paso en otros pueblos, ciudades, países.
Hace apenas una semanas comentábamos en estas mismas páginas el libro Entre el agua y el suelo, de Cristi Cruz, artículo en el que recordábamos también a otros escritores canarios que experimentaron con esta literatura con sobresaliente maestría como los tristemente ausentes Antonio Lozano y José Luis González-Ruano. Si se bucea en el pasado encontrarán otros nombres, los suficientes para entender que no se trata de un género nuevo aunque sí duerma durante temporadas el sueño del olvido entre las letras que se escriben desde las islas.
A este género se suma con nombre y apellidos El año que no viajé a Buenos Aires (Ediciones Menguantes, 2021), de Saray Encinoso Brito. Un libro que por partida doble me ha parecido sumamente interesante. Se trata de un libro de viajes y al mismo tiempo no lo es. Ya lo avisa la autora en el título… esta es pues la crónica de un viaje que quiso ser pero no fue. También la reunión de una serie de artículos que son una declaración de amor a una ciudad, Buenos Aires, que es dentro del imaginario de Saray Encinoso La Ciudad.
El año que no viajé a Buenos Aires recopila las entregas en primera persona que la escritora y periodista fue publicando en un diario digital. Un relato en el que cuenta cómo se frustró el que podía haber sido el viaje de su vida por culpa de una enfermedad convertida en pandemia.
La originalidad del texto es que está escrito desde dentro, lo que permite conocer y solidarizarse con la esperanza luego convertida en frustración de hacer posible un sueño. Y no, pese a que a veces no se cumplan los sueños, no se trata para nada El año que no viaje a Buenos Aires de un libro triste. Es más, destaca para mi sorpresa por el humor y a veces una divertida ironía con el que está escrito. Con estos elementos, el lector se adentra en la crónica del no viaje anunciado proponiendo un viaje imaginario y muy documentado a Buenos Aires. Lo mejor del caso es que una vez finalizado el libro (ligero en páginas, poco más de un centenar) se tiene la sensación de haber estado allí.
La originalidad de estos textos es que son cortos, directos y en algunos casos muy personales porque en ellos se desgrana –a veces– una historia familiar. Esa historia, ya la conocen, en la que casi siempre hay un tatarabuelo, abuelo, tío lejano o cercano –en el caso de Saray Encinoso sus abuelos paternos– que se fueron al otro lado del mundo para construirse una vida mejor. Muchos se quedaron pero otros regresaron a Canarias como en el caso de los familiares de la autora del libro. Así que Buenos Aires le toca relativamente de cerca como explica en el primero de los artículos. Texto en el que precisa que Argentina le entró primero por los oídos a través de la música.
Y música hay mucha en este libro. Música con acento argentino. La música, de hecho, pone banda sonora a varios de los artículos que reúne el libro. Escribe en el que lleva por título La guerra que impulsó el rock:
“Sé que no podré viajar a Buenos Aires sin recorrer los estadios y salas en los que han tocado quienes me abrieron las puertas de su país”.
En esta sección vincula la propagación del rock en Argentina con la guerra de Las Malvinas, aquel absurdo conflicto que enfrentó a argentinos y británicos por unas islas que nadie, hasta ese momento, sabía ubicar en el mapa, y mucho menos responder quien las administraba. Este artículo es solo uno más en un libro en el que se mezcla periodismo y literatura y ánimo de compartir la aventura imaginada con la informativa sobre un país que siente fiebre por el fútbol y al mismo tiempo su capital es la ciudad con más librerías por habitantes, al menos en 2014, escribe en Fronteras que no están en los atlas.
Música, literatura, viaje, información dibujan un mapa muy atractivo y a ratos ingenuo de Buenos Aires. Mejor del Buenos Aires de Saray Encinoso Brito. Una escritora y periodista que escribió estos artículos durante el confinamiento que no queremos recordar y que le frustró su proyectado viaje a la Argentina. Lo insólito del caso es que quien ahora firma estas líneas –que nunca ha estado en Buenos Aires y menos en Argentina– tiene la sensación tras leer este libro de haber estado allí. Escrito para evadirse del confinamiento, Saray Encinoso no se dejó arrastrar por la confusa reflexión personal a la que nos empujó a algunos sino a contar un viaje que como todo buen viaje cambia para mejor a las personas.
El libro añade al final un apartado, Formas de sentir la Argentina, en el que recomienda música, películas, libros para acercarse un poco más a su imaginario argentino pero sobre todo bonaerense. Sin embargo, me corroe una duda: ¿cómo será el libro que escribirá Saray Encinoso cuando viaje a Buenos Aires, a la Argentina? ¿Qué pasará el año que logre cumplir el sueño?
Lleva razón quien dijo que viajar es soñar. Que sin soñar no hay viaje posible. Y un viaje, un viaje soñado y emocional, es al que invita Saray Encinoso Brito en El año que no viajé a Buenos Aires.
Saludos, se hace camino al andar, desde este lado del ordenador