“Nuestro libro cambia la perspectiva que se tenía del teatro en Canarias”

Una primera lectura del Primer Tesoro del Teatro en Canarias nos hace pensar que la historia de la escena en las islas no es tan pobre como algunos pensaban. Basta con abrir el libro y pasar el rato leyendo algunas de las obras que este trabajo recopila, comenzando con el Recibimiento a don Cristóbal Vela, obispo de Canarias, en el año 1576, de Cairasco de Figueroa a divertidísimas sátiras anónimas como Las fechorías de Bigotillos que, probablemente, pudo redactarse en enero o febrero de 1822 o “los primeros meses de 1823”.

La edición de este Primer Tesoro, y también de los que serán tomos segundo y tercero en el que ahora trabajan José Antonio Ramos Arteaga (JARA), Adán Rocío Palmero (ARP) y Fermín Domínguez Santana (FDS), tiene como objetivo demostrar que la historia del teatro en Canarias se apoya en unos sólidos cimientos si se estudia su pasado. La obra ofrece además una completa y rigurosa visión general “del hecho teatral en Canarias” escrito con agradecido espíritu divulgativo.

- ¿Se conoce cuál es la primera obra de teatro que se escribe y se estrena en Canarias?

“El primer autor del que tenemos obra y constancia y datos sobre la representación de sus textos es Cairasco de Figueroa del que, afortunadamente para nosotros, quedaba todavía una obra inédita que se encuentra en la Academia de la Historia, en Madrid, y que se trata de un Recibimiento a un obispo, al obispo Vela. Hemos tenido el privilegio de publicar la primera edición en Canarias de un texto que llevaba inédito desde el siglo XVI”.

- ¿Qué es un Recibimiento?

“Una forma teatral muy común de la época que consistía en una forma de recibir a la nueva autoridad y darle a conocer el territorio que iba a gobernar. Cairasco escribió cuatro Recibimientos pero solo se conservan dos, el dedicado al obispo Vela y otro al obispo Rueda. Se tratan de recibimientos a obispos que iban a ocupa, en este caso, la catedral episcopal de grancanaria”.

- Y ¿cómo era el ambiente teatral en Canarias en sus primeros años?

“Tenemos la certeza que hubo una vida cultural y teatral mínima, quizá no la generaran profesionales pero sabemos que para determinados actos anuales y vinculados a la liturgia hubo representaciones teatrales. A modo de curiosidad, uno de los grandes testimonios contra el teatro en Canarias data del siglo XVI y es un auto inquisitorial contra dos cómicos de La Orotava que representaron una obra muy soez a las puertas de una iglesia de La Laguna”.

- Hablamos del Primer tesoro del teatro en Canarias. ¿Por qué tesoros?

“Es una palabra que nos recuerda a nosotros que tenemos formación filológica el tesauro. Al no tratarse de un libro uniforme y también por fetichismo infantil y al necesitar un nombre que reivindicara y empoderara la literatura dramática en Canarias, nuestro Primer tesoro es la primera recopilación de inéditos que abarca 400 años de una literatura generalmente despreciada y sin demasiados estudios en Canarias que presente un corpus, un análisis de ese corpus, propuestas de escenificación a ese mismo corpus y que esté enfocada a su divulgación general y no solo a un público especializado en filología”.

- Hablamos del Primer Tesoro del Teatro en Canarias, ¿qué contenido reunirá los dos siguientes volúmenes en los que ya están trabajando?

“Los dos siguientes tesoros serán dos volúmenes dedicados al XIX ya que se trata de un siglo riquísimo. Estos volúmenes constarán de documentación anexa, que incluirá contratos de actores, carteles teatrales, memorias y diarios. En conjunto, todo ese material que en paralelo acompaña al texto teatral y ayuda a enriquecerlo en un tercer volumen que será una especie de apéndice documental. Hay que tener en cuenta que el XIX es un siglo que tiene una actividad teatral mayor que el XX y en la que la mayoría de los grandes poetas de las islas siendo jóvenes o escribieron teatro o participaron en el fenómeno teatral en Canarias. Lo curioso del caso es que apenas hay nada escrito sobre este periodo y la intención de estos Tesoros es la de rescatar a esos autores y una autora como fue Dominga Espínola”.

- Ustedes que conocen a fondo el pasado de nuestro teatro y de los que reúnen en el libro ¿cuentan con algún autor en especial?

JARA: Cairasco de Figueroa porque me encantan los versos esdrújulos y la pompa. Su Recibimiento es mi texto favorito y el más complejo de trabajar en manuscrito en cuanto a su letra y al contenido simbólico. Hablamos de uno de los más grandes poetas canarios del XVI y XVII”.

FDS: “Fray Marcos de Alayón porque el texto que propone es muy gracioso y a la par alegórico porque lo plantea como un juego. Es una nueva visión del teatro e incluso ahora mismo resulta dinámico para una obra que fue escrita en el siglo XVI”.

ARP: “Por mi interés en la sátira el autor que más me interesa de los que recopila el Primer Tesoro del Teatro en Canarias es Las fechorías de Bigotillos, un texto de autor desconocido que data del siglo XIX. La obra refleja la sociedad canaria de ese entonces, una sociedad con una clase política específica con la que el autor establece paralelismos con personajes reales de su época”.

- Dice que Las fechorías de bigotillos es un texto anónimo…

“El texto nos llega milagrosamente ya que se trata de una ataque al entonces alcalde de La Laguna por corrupto. Tuvimos noticias de él a través de testimonios y papeles que consultamos en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife y por otro al estudiar una recapitulación de panfletos Vox Flagelis, que se encuentran en la Biblioteca de la Universidad de La Laguna. No sabemos si se representó pero seguro que se hicieron lecturas dramatizadas de la obra”.

- Las obras que sí se estrenaban ¿dónde se representaban?

“En los patios traseros de las bodegas. Se solía colocar un tablado sobre los mismos barriles. También se representaba en la antiguas albercas de La Laguna y otros sitios en los que solía reunirse la gente en sus momentos de ocio como las tabernas y el espacio doméstico. El gran cambio se produce cuando aparece el teatro como edificio específico para representar aunque antes estuvieron las sociedades musicales y de declamación que reunían a jóvenes con inquietudes artísticas. Hay sociedades de declamación en Santa Cruz de Tenerife y en Las Palmas de Gran Canaria. Existe no obstante, un caso muy especial, el Corpus llamado de Van de Walle, cien años de actividad teatral en La Palma que cubre todo el siglo XVIII, el problema es que este material se encuentra en muy mal estado”·.

- ¿Cuándo se tiene noticia de un teatro profesional en Canarias?

“La primera noticia de teatro profesional es del XIX . Es probable que antes llegaran cómicos que formaran grupos con cierta estabilidad sobre todo en las poblaciones vinculados a la parroquia o a algún noble con inquietudes. El mayor animador teatral que hemos tenido fue Bernardo Cólogan, en el Puerto de la Cruz. Durante quince años, representó en la calle obras de Voltaire que estaban prohibidas en la península pero en conjunto no se trataban de grupos estables”.

- Pero el teatro se va enquistando en la sociedad canaria.

“Frente a la idea de que el teatro en Canarias durante quinientos años fue obra de cuatro autores dispersos el libro demuestra todo lo contrario. Hay autores, actores, espacios donde representar y un público que sigue lo que hacen; también determinadas fechas para las representaciones. Nuestro libro cambia la perspectiva que se tenía hasta ahora de la escena dramática en Canarias”.

- Antes comentaban que existe poca literatura sobre el teatro en las islas.

“Porque no existía ningún trabajo panorámico sino la antología de Rafael Hernández Fernández y estudios puntuales sobre el momento, un autor o la obra así que nuestro libro trae no solo textos y autores sino que los contextualiza artística, histórica y dramáticamente. Da una panorámica completa”.

- ¿Y en cuanto a la edición?

“El Primer Tesoro del Teatro en Canarias no solo tiende al texto teatral sino lo que lo rodea, la música, la danza y aspectos que desde el punto de vista filológico no se han tenido en cuenta como la música, la danza. Nuestra intención fue que los textos tuvieran carácter divulgativo para que se pudieran utilizar tanto en clase como para grupos que quieran representarlos. La edición incluye traducciones del textos del latín o de otros idiomas así como aclaraciones sobre la conservación del manuscrito e interpretaciones de algunos términos que pudieran resultar confusos ya que la idea era llegar al mayor público posible con el objetivo de mantenerlos vivos. El libro, en conjunto, da una visión global del hecho teatral en Canarias”.

- En el libro aparecen las que están pero ¿tuvieron que descartar otras muchas obras por motivos de espacio?

“No se descartaron demasiadas con respecto al teatro en Canarias. Si hubo un problema grande fue que necesitamos un rastreo minucioso de los archivos. Del XIX podríamos publicar veinte tomos pero de los siglos anteriores y al ser considerado un género menor y que mucho de esos textos no estaban pensados para conservarse, fue proceso complejo porque hubo ocasiones en que tuvimos que reconstruir lo que son copias de otros textos. Salvo el caso de Fray Marcos Alayón, del que todavía queda material por publicar y que fue uno de los grandes dramaturgos canarios antes del XIX al que los ilustrados leyeron y representaron tal y como han dejado registrados en sus diarios y memorias y el de José Agustín Álvarez Rixo, lo que tenemos son textos paradigmáticos que funcionan más como cuadernos de montaje que como textos para su divulgación. En el volumen está todo lo que hay ahora mismo, lo que se conserva y a lo que se puede tener acceso”.

- ¿Cómo se plantearon el trabajo?

“Empezó siendo un trabajo académico, de colaboración horizontal con una idea rectora y es que el objetivo principal fuera conseguir una panorámica del teatro en Canarias. El segundo objetivo fue el de sacar a la luz todo el material dramático, textos y autores ya que nos ayudarían a esa reconstrucción y, por último, editarlo de una manera que no cayera en la zona acotada del estudio filológico. Por responsabilidad con esa herencia, que fue pública y que sirvió para hacer comunidad, teníamos que devolvérselo a la comunidad, a los lectores que lo quisieran leer como para los que quisieran representarlo”.

- ¿Para representarlos?

“El libro cuenta con una propuesta para la representación, para que un grupo lo pueda montar si quiere. Además, el Instituto de Estudios Canarios nos dio la posibilidad de que cien ejemplares se repartieran gratuitamente en bibliotecas escolares para que se pudieran usar en el aula. Es un proyecto que sobrepasa los límites de lo académico para vincularse con la tradición dramática en las islas. Por eso el primer ejemplar que salió de imprenta se presentó en la Escuela de Actores de Canarias el Día Mundial del Teatro ya que nuestra intención es la de servir esencialmente a la profesión teatral dotándola de este material”.

- ¿Qué rareza destacarían de las obras que recopila el libro?

“La obra de un escritor del XIX, Juan Corona y Álvarez, que lleva por título ¡¡¡Tantos por uno!!! y que está inspirada en un episodio del pasado de Canarias escrito por Viera y Clavijo sobre guanches y castellanos. Otra curiosidad la firma Carlos Guigou porque hablamos de un músico de origen francés. En el libro publicamos el libreto de lo que fue una tonadilla escénica aunque no se pudo reproducir la parte musical porque no lo permitía la edición y la partitura no se encuentra en buenas condiciones pero se trata de una tonadilla escénica única en Canaria. La pieza nos indica, por otra parte, lo variado que fue el panorama teatral canario en aquellos tiempos. Tiempos en los que Cólogan trae al Puerto de la Cruz mascaradas londinenses, un músico francés lo que ve en París, un actor crea un texto que lleva a escena para su lucimiento y un humilde conventual, Fray Marcos Alayón, escribe sainetes con una carga crítica brutal. Todo indica que somos un territorio muy receptivo y que muchas de las cosas que se estrenaban en otras lugares también llegaron aquí gracias a una población viajera”.

- ¿Cuándo aparecen los grandes teatros en Canarias?

“La profesionalización en las islas llega por la confluencia de dos elementos, a principios del XIX se crean las sociedades de declamación y de música que pone en consonancia a la juventud de las localidades y de manera mixta en muchas ocasiones. Forma parte de la vida cultural de las poblaciones. Esas sociedades aparecen con la llegada de una ruta, Cádiz-Tenerife-Gran Canaria y La Palma y el desembarco de grupos profesionales, no de todos sus integrantes, que contratan en la isla a actores y músicos de aquí. Una fecha para apuntar, el arribo de la goleta Antoñica en 1832 ya que nos trajo el primer grupo profesional que se mantuvo durante una temporada en Canarias”.

- ¿Cuál es la actualidad de las obras?

“El teatro que se hace en Canarias tiene parangón con el de otras regiones con más solera dentro de la literatura española. La prueba es que cuando coges el texto y lo pones delante del espectador compruebas si funciona o no. Y en muchos de los casos funciona”.

- ¿Para cuándo los próximos tesoros?

“La idea es que el concepto de Tesoro del Teatro en Canarias quede como una etiqueta vinculada a una colección. Dos años nos hemos dado para trabajar en paralelo el volumen de texto y el anexo porque hay una crítica teatral en el XIX muy buena y conforma polémica entre los pocos medios que había. Los textos son capaces de evaluar lo que estaban viendo y se escribe críticas con enorme calidad, muy unida a la aparición de los medios de prensa. Hemos hecho el reparto del primer bloque de la obra y los criterios a seguir ante el caudal inmenso que abarca conocer la situación del teatro en las islas durante aquellos tiempos”.

- ¿Hay presencia de mujeres en el teatro canario?

“En el primen volumen se incluyen contratos a determinadas actrices y en el segundo se introducen ya mujeres empresarias, autoras y actrices por lo que se reivindica que la mujer tuvo un papel fundamental en el auge del teatro en Canarias en el XIX. Ahí está Dominga Espínola, nuestra primera autora”.

CÓMO SE HIZO

El equipo del Primer tesoro del teatro en Canarias se dividió el trabajo en diversas tareas. Por un lado, Fermín Domínguez Santana se encargó de la cuestión de la crítica textual mientras Adán Rocío Palmero, como actor que es, fue un interlocutor fundamental porque en muchas de las ocasiones “estamos ante guiones”. Finalmente, José Antonio Ramos Arteaga asumió las tareas de coordinador aunque destaca que el libro es resultado “fundamentalmente de una labor colectiva y horizontal”.

Saludos, una joya, créanlo, desde este lado del ordenador

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