Un puñadito de impresiones
Los festivales literarios sirven además de alimentar el ego de los escritores para que los lectores de su obra conozcan y hasta puedan tocar si se lo permiten a su auto o autora de referencia. Pasa con independencia de géneros y de literaturas, aunque el rollito fan se da más cuando la literatura de la que hablamos es la de género. En el caso que ahora nos ocupa, la negra y criminal que así la acuñó para la posteridad el maestro Paco Camarasa.
Tuve la oportunidad de entrevistar en público y de conversar en privado con un escritor francés cuya primera novela traducida en España me ha golpeado y sacudido la conciencia. Su nombre es Romain Slocombe, que además de escritor es también fotógrafo y guionista. Formó parte del núcleo fundacional de una revista de cómic clave en Francia como en el resto de Europa, Metal Hurlant, de hecho me comentó que en aquellos años fue Jean Giraud, Moebius, quien le enseñó a escribir guiones; y es autor de un ciclo novelístico que está centrado en Leon Sadorski, un policía antisemita y anticomunista que en el París ocupado se las ve y se las desea no solo contra judíos y comunistas sino también con los nazis, a los que odia y desprecia por igual pero con los que tiene que trabajar.
Como sucede casi siempre, no me había imaginado a su creador, Slocombe, como es, pero después de hablar con un traductor que hizo mediador entre nosotros, tuve oportunidad de ampliar conocimientos en torno a un periodo muy oscuro de la historia de Francia como fue su papel durante la II Guerra Mundial. Un país dividido (por un lado la Francia ocupada por los nazis, que contaban con toda la franja Atlántica y la capital, París, y por ptro otro la de Vichy, que aceptó la derrota y se apresuró a formarlizar el armisticio. Mientras tanto, en Londres, el general Charles De Gaulle lanzaba discursos muy inspirados de resistencia desde Londres. Uno de ellos contó con esta frase que ya ha pasado a la posteridad y que pronunció cuando cayó París: “Hemos perdido una batalla, no la guerra”.
Como decía, no es la ocupación alemana, que se extiende desde 1940 a 1944, un asunto del que le guste hablar a los franceses, sobre todo porque la mayoría de la población se resignó a vivir bajo la influencia alemana. De hecho, muchos franceses combatieron en el frente con uniforme alemán y muchos intelectuales y escritores se sumaron a las alabanzas del nuevo régimen para ser purgados al final de la guerra. La lista de intelectuales que colaboraron con los nazis es más larga de lo que algunos sospechan y tocó todas las artes no solo la literatura aunque fuera en la literatura donde terminaron con la mayoría de ellos. Recuerdo ahora los nombres de Pierre Drieu de la Rochelle, Céline, Brasillach…
Slocombe me reconoció que Drieu de la Rochelle fue un gran escritor pero detestaba a Céline por canalla y consideraba a Brasillach como un escritor mediocre. Poca gente conoce, sin embargo, que cuando París se liberó, Brasillach se escondió para evitar su ya cantada pena de muerte y que la Resistencia, la tan cacareada resistencia, detuvo a su madre a la que condenó a muerte si Brasillach no salía de su escondite y se entregaba. Ante esta situación, solo dos grandes intelectuales y escritores como Albert Camus y Françoise Mauriac protestaron. De hecho, llegaron a afirmar que la resistencia estaba actuando como los nazis al amenazar de muerte a la madre si no daba señales de vida su hijo… El caso es que Brasillach finalmente salió de su escondite, soltaron a la madre y fusilaron a su vástago…
En su visita a Tenerife, Slocombe, que lleva seis libros escritos sobre Sadorski aunque anunció que ya va por una tercera trilogía, lamentó hablar tres idiomas, francés, inglés y alemán pero no español… Celebró además el sábado 25 de marzo su cumpleaños entre nosotros y dejó lo que se dice un muy buen sabor de boca entre los que tuvimos la ocasión de conocerlo.
El otro gran visitante fue el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, a quien el gobierno actual de su país le ha arrebatado la nacionalidad junto a unos 300 compatriotas más. Esto significa que además de condenarlo al exilio le han expropiado sus propiedades y congelado sus cuentas bancarias. El escritor vino a la isla para recoger el premio que concede el Festival Tenerife Noir, un sombrero Borsalino, y habló de su situación y de su literatura negra, sobre todo de un personaje, Dolores Morales, que protagoniza tres novelas en las que el escritor retrata la realidad política y social de Nicaragua.
Fue un privilegio conversar con él. También con su esposa, Tulita Guerrero, una mujer espigada y con una elegancia conmovedora.
Amir Valle es un escritor cubano que vive con su mujer desde hace ya unos años en Berlín, Alemania. Valle visitó también la capital tinerfeña para hablar de sus libros y también sobre Cuba y la razón que motivó su expulsión. Eñ escritor es autor de un extenso trabajo sobre la prostitución en este país del Caribe, a las que se conoce como jineteras, alguno de cuyos testimonios personales recoge en el libro Habana Babilonia. También es autor de Las palabras y los muertos, donde cuenta la muerte de Fidel Castro mucho tiempo antes de que el líder cubano falleciera; y de varias novelas policíacas que protagoniza una pareja que resuelve casos que están inspirados en la vida real en el barrio de Centro Habana, el mismo en el que vive otro gran escritor cubano, Pedro Juan Gutiérrez.
Tras varios días de continuo trajín, de preparar las entrevistas y las preguntas que iba a plantearles a estos tres invitados y otros más que fueron convocados en esta edición, me quedo con la dedicatoria que Slocombe me dejó en las primeras páginas de El caso de Leon i, y las tres que tuvo a bien firmar Amir Valle en tres de los libros que tengo de él en mi cada día más abarrotada y caótica biblioteca. El escritor cubano tuvo además la gentileza de regalarme toda la serie de su pareja de investigadores en una ciudad de La Habana que sigue estando ahí, cada día más deteriorada.
Y eso es más o menos todo. Charlas en torno a la mesa, lecturas que transportan a otras realidades y conocer muy de cerca a unos escritores que hasta el día de ayer me resultaba como imposible que tuviera la oportunidad de si no conocerlos, al menos tenerlos cerca para hablar de su literatura y, si se tercia, lo divino y lo humano. Muchas gracias a todos ellos, a Romain Slocombe por su valiente retrato de un país, Francia, que no aprende de sus errores. A Sergio Ramírez y Tulita Guerrero por su enteraza y valentía y Amir Valle por aclararme muchos despistes que aún conservo de Cuba, la tierra más hermosa¡ que jamás ojos humanos pudieron ver.
En las imágenes, Romain Slocombe, Sergio Ramírez y Amir Valle junto a un servidor.
Saludos, se dijo, se diice y espero que se dirá, desde este lado del ordenador