Mariano Gambín: “Tenesor Semidan es un personaje que exige una revisión histórica”

Los giros del destino demostrará a los que pensaban lo contrario que Mariano Gambín es un autor que también arriesga. Tras su exitosa serie dedicada a Ariosto y compañía que desde la publicación de Ira Dei ha continuado en once novelas más, se atreve ahora con una historia que no tienen nada que ver con los misterios anteriores. Los giros del destino (Oristán, 2023) se desarrolla durante la conquista de Gran Canaria.

Novela muy atada a lo que se conoce cómo sucedió, en Los giros del destino intervienen personajes como los Reyes Católicos, Alonso de Lugo, Beatriz de Bobadilla y los canarios Tenesor, Egonaiga, Maninidra, Aymedeyacoan, Tasarte y Abenchara, entre otros, para componer un ambicioso mosaico en el que se detalla casi paso a paso lo que aconteció en una isla no tan perdida del océano Atlántico.

- Con Los giros del destino da un giro de 180 grados a su carrera como novelista, ¿le costó desembarazarse de Ariosto y compañía?

“Ariosto y familia siguen estando muy cerca, y habrá más aventuras de ellos en breve. El caso de Los giros del destino es como ocurrió con las dos novelas del Sahara, donde el protagonismo recayó en la arqueóloga Marta Herrero. De vez en cuando a un escritor le apetece salir de su zona de comodidad y explorar nuevos territorios”.

- ¿Por qué centrar la novela en la conquista de Gran Canaria?, ¿qué tiene de particular esta campaña?

“Como historiador, la conquista de Gran Canaria siempre me causó un gran interés. Es la primera vez que los castellanos del siglo XV se enfrentan a un enemigo que no es el musulmán. Es la historia de una resistencia heroica, que llevó a unos guerreros de finales de la Edad Media, con un armamento más sofisticado, a tropezarse con unos indígenas astutos que hicieron de la orografía su mejor arma. Es la campaña más larga realizada por los Reyes Católicos, y duró cinco largos años. La guerra de Granada, coetánea a esta conquista de Gran Canaria, duró diez años, pero cada campaña comenzaba y terminaba el mismo año. En la isla canaria las hostilidades fueron continuas. Fue una situación extraordinaria y muy singular”.

- ¿Los giros del destino pueden desembocar en una nueva serie? Si es así, ¿cómo la ha planificado?

“De momento voy a esperar a ver cómo recibe el público la novela. Si la experiencia es buena, me plantearía seguir con la historia, porque sigue, y de modo muy interesante con la conquista de las islas de La Palma y Tenerife diez años después. Tendría la ventaja de poder utilizar muchos de los personajes que aparecen en Los giros del destino”.

- Uno de los protagonistas de la obra es Fernando de Guanarteme, el gran traidor para unos, ¿cómo lo entiende usted?

“Como ocurre con determinados personajes históricos, algunos han sufrido una injusta leyenda negra. Tildar de traidor a Tenesor Semidan es demasiado simplista, e implica desconocer la Historia de la conquista. Desde mi punto de vista fue una persona que buscó evitar que masacraran a su pueblo, lo que podía ocurrir tarde o temprano. Su intervención propició la supervivencia de los indígenas canarios y ha sido determinante para que la sangre de aquellos fieros defensores de su tierra haya llegado a sus descendientes de hoy día. Es un personaje que exige una revisión histórica que lo saque de la estrecha y tendenciosa consideración a la que algunos lo han sometido”.

- ¿Y Alonso Fernández de Lugo?

“De igual manera, también tiene su leyenda negra, tal vez menos inmerecida por lo que pudo ocurrir años después. Pero en la conquista de Gran Canaria era solo uno de los capitanes que destacó por su valentía en la torre de Agaete. En esta novela no es un personaje que genere ningún conflicto más allá de sus actuaciones militares”.

- Una de las mayores preocupaciones de la novela es mantener un tono neutro, describir unos hechos donde no hubo ni buenos ni malos… ¿Por qué personaje siente mayor simpatía y mayor antipatía?

“He tratado a los personajes históricos, tanto de un bando como de otro, con la mayor imparcialidad posible, que es lo que se merecen. Trato de explicar lo ocurrido, no de justificarlo. Para descender a simpatías y antipatías he creado personajes ficticios que se desenvuelven en los episodios de la conquista y que llevan buena parte del peso de la trama de fondo. Son ellos quienes se ganan o no mis simpatías”.

- ¿Ha sido difícil recrear la vida de los primeros canarios?

“Dada la lejanía en el tiempo y los pocos registros que nos han llegado de su forma de vida, es muy difícil hacer una descripción exacta y total de cómo vivían, Pero podemos acercarnos bastante a muchas facetas gracias a los estudios de nuestros historiadores. Basándome en ellos he recreado algunos detalles cotidianos de los antiguos canarios, y no solo de su modo de vivir, sino también de su forma de pensar ante la terrible amenaza a la que se enfrentaban con el desembarco de los castellanos”.

- ¿Es correcto decir guanches si me refiero a las poblaciones de otras islas del archipiélago al margen de Tenerife?

“En su época, el término guanche se aplicó solo a los indígenas de Tenerife. Los de Gran Canaria eran denominados canarios por los europeos. Ha sido en los siglos siguientes, sobre todo en época reciente, cuando se ha ampliado el término a todos los indígenas prehispánicos del Archipiélago, pero entiendo que es una generalización inexacta y basada en la originalidad del término, que hace reconocible fácilmente la imagen de los primeros habitantes de Canarias”.

- ¿Qué fuentes documentales consultó?

“Todas las que están publicadas. Crónicas, Historias del siglo XVI, documentos de la época y estudios arqueológicos y antropológicos modernos. Es un tema que tiene multitud de fuentes, y en ocasiones narran sucesos contradictorios entre ellas. En estos casos he tenido que decidir por la solución que me pareció más creíble y lógica”.

- ¿Para cuándo una novela que se ambiente durante los primeros años de las islas ya conquistadas?

“El interés por los primeros años tras la conquista no decae con el fin de la campaña militar. Ocurrieron muchas cosas después en las que se vieron involucrados varios de los personajes que aparecen en esta novela. Estoy seguro que pueden dar mucho de sí. Lo que hay que tener claro es que los pobladores europeos que convivieron con los canarios en aquellos años eran hijos de su tiempo, con otra mentalidad, con otras costumbres muy distinta a las de hoy día, y no podemos caer en el error de verlos con nuestros ojos del siglo XXI. Era una sociedad de frontera, con todo lo que ello conlleva. Si los americanos han sido capaces de sacar partido a su Salvaje Oeste, aquí podríamos hacer otro tanto sin mayor problema”.

- ¿Y diferencias, si las hubo, entre canarios y guanches?

“Entramos en terreno de estudios históricos, no de la novela. Tenemos muy buenos especialistas académicos en el mundo indígena prehispánico canario y a ellos hay que referirse. De sus investigaciones se desprende sin género de dudas que la sociedad y la cultura material de los canarios estaban más desarrolladas que la de los guanches tinerfeños. No obstante, tenían muchos puntos en común debido a un mismo o muy similar origen. De hecho, podían entenderse. Don Fernando Guanarteme actuó como intérprete con el mencey de Anaga”.

- ¿Qué licencias históricas se ha permitido en la novela?

“Muy pocas, ya que he tratado de respetar al máximo los hechos históricos que aparecen en las crónicas e historias de la época. En ocasiones, he colocado algún episodio en un momento histórico determinado porque me ha parecido más lógico en función del desarrollo de la trama. Pero no he omitido ninguno. Ya he comentado que no siempre lo que nos cuentan esas crónicas es creíble al cien por cien. En contadas ocasiones hay que aplicar algo de crítica histórica”.

- Usted que es un experto en la materia ¿qué ha descubierto nuevo o que al menos le sorprendiera de la conquista de Canarias?

“Los hechos ya vienen narrados en los textos históricos y muy pocos documentos con datos novedosos han aparecido en los últimos años. Lo que se puede aportar es una reinterpretación de algunos episodios. Lo que sí me ha sorprendido es conocer de cerca algunos lugares de Gran Canaria donde se desarrollaron acontecimientos determinantes y que desconocía. La orografía de la isla es impresionante. Imaginar cómo podían moverse por esos riscos tanto canarios como castellanos es fascinante”.

- ¿Desde cuándo acariciaba la posibilidad de escribir una novela de estas características y cuánto tiempo le llevó escribirla?

“Fue una idea de hace un par de años y ese ha sido el tiempo que he tardado en escribirla, aunque no siempre de modo continuo. Entre medio surgió La torre encantada, mi última novela de misterio, y que nació casi con un descanso de la novela histórica”.

- ¿Qué aporta su novela a otras novelas que se desarrollan en este mismo periodo?

“La respuesta a esa pregunta deben darla los lectores. Yo no debo entrar en comparaciones. Lo que sí puedo asegurar es que en mi novela van a encontrar muchos detalles inéditos de la vida cotidiana de la época. No solo en Gran Canaria, sino también en otras ciudades y lugares de la Castilla peninsular. Porque en Los giros del destino hay muchísimos capítulos que cuentan lo que ocurría en la Península durante la conquista de Gran Canaria y la contextualizan mejor, y eso creo que es una novedad”.

- ¿Hubo algún capítulo que le resultara especialmente difícil de escribir?

“Tal vez aquellos en los que las descripciones de los hechos que nos han llegado son demasiado breves. Hay que suplir la falta de datos con los estudios históricos, y cuando estos tampoco llegan, con algo de imaginación. Pero poca, que conste”.

- ¿Cómo cree que nos han contado a los canarios actuales la conquista?

“Es indudable que los textos de la época que han pervivido cuentan la historia del vencedor, que es quien la escribe. Otra cosa son las historias creadas en los siglos posteriores a partir de esas crónicas primarias y que han interpretado con mayor o menor fortuna los acontecimientos del pasado. La visión subjetiva del historiador siempre aparece en las historias de los siglos XVI a XX. Las opiniones de historiadores clásicos han determinado el modo en cómo se nos ha contado la conquista.

Es labor del historiador actual revisar esas visiones anteriores y reescribir la historia del modo más riguroso posible según los datos de que dispone.

Lo contrario sería dejarse llevar por falsas creaciones históricas basadas en leyendas, mitos, o en meros intereses políticos que ningún favor hacen a la Historia de nuestra tierra”.

Saludos, esferas, caramelos, cielo, desde este lado del ordenador

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