Cierra Unicornio, la primera librería de literaturas esotéricas que abrió en Canarias

Una ciudad se queda huérfana cuando cierra una de sus librerías. La frase no es mía sino de un escritor de cuyo nombre no quiero acordarme pero creo que dice una gran verdad. Pese a que vivimos en unos tiempos que están demostrando a los apocalípticos que el impacto del libro electrónico no ha sido tan fatal para el de papel, el cambio de hábitos y costumbres sí que está afectando a estos establecimientos cuyos responsables no dejan de buscar fórmulas nuevas o al menos alternativas y mestizas para que los libros sigan ahí, tras un escaparate a la espera de que venga alguien y se los lleve a casa.

Santa Cruz de Tenerife disfrutó hace unos años además de cines (prácticamente habían salas de exhibición cinematográfica en casi todos los barrios de la ciudad, y en algunos más de uno) de librerías. Por edad, he ido asistiendo como si de un dinosaurio se tratase, al cierre no solo de los cines sino también de las librerías. De demasiadas librerías como de cines. También he asistido a alguna apertura, no ya de cines pero sí de alguna librería, pero no compite su puesta en marcha con las que existieron en el pasado y que, signo de los tiempos, sus responsables no tuvieran más remedio que tirar la toalla y colgar el cartel de “se vende” en los escaparates.

La última librería que abandona definitivamente Santa Cruz de Tenerife es Unicornio, una librería especializada en literaturas esotéricas, de autoayudas y naturistas que abrió sus puertas en 1987 de la mano de María Dolores Lapuente Montoro y Cristóbal Hernández Torres, ella hasta ese entonces ATS y él capitán de la marina mercante. Pero ¿qué fue lo que los motivó para dejar sus respectivos trabajos y dedicarse en cuerpo y alma a una librería, un negocio ahí donde lo ven, bastante sacrificado?
Cristóbal Hernández dice que tras dejar de navegar terminó en una empresa de exportación de madera pero que “no se sentía a gusto” y María Dolores Lapuente igual, ambos no estaban a gusto con sus respectivos trabajos. Se sentían “muy quemados” así que de mutuo acuerdo decidieron quemar las naves y decidir qué es lo que podían hacer.

“En aquellos años lo esotérico tomaba fuerza y se estaban abriendo muchas librerías sobre el asunto en la península y como en Canarias no había nada de esto pensamos que no era una mala idea inaugurar una librería especializada en Tenerife”.

Recuerda Cristóbal Hernández que antes de Unicornio estuvo Akenaton, al frente de Paco Padrón, pero que había cerrado hacía unos años así que la idea de montar una librería como Unicornio fue tomando fuerza hasta que se materializó a finales de los 80.

Según el horóscopo chino 1987 fue año del Conejo, también el del atentado terrorista de ETA en el Hipercor de Barcelona y de la concesión del premio Nobel de Literatura al escritor rusoestadounidense Joseph Brodsky. En la capital tinerfeña, 1987 fue el año en que abrió sus puertas la librería Unicornio, una librería esotérica que se planteó desde el inicio no ser como la mayoría de las que conocían en la península.

Y es que éstas resultaban demasiado “cerradas y bastante tétricas y oscuras”, dice Cristóbal Hernández. La idea con Unicornio fue entonces hacer justo lo contrario. Si allá eran sombras, aquí habría luz. Un “espacio abierto y con luz, mucha luz y un buen escaparate”.
Fueron meses de buscar por toda la ciudad hasta que al final encontraron su Shangri-La en el número 24 de la calle de Santa Rosalía, en pleno corazón del barrio de El Toscal en Santa Cruz de Tenerife.

Antes de abrir la librería, que se llamó Unicornio a raíz de un libro sobre unicornios que les regaló un amigo, María Dolores y Cristóbal ya conocían este tipo de literaturas. Cristóbal desde que era un adolescente. Este entusiasmo hizo que la librería con el paso de los años además de vender libros expandiera su oferta con la organización de presentaciones, cursos, encuentros, debates y conferencias que se desarrollaron episódicamente a lo largo de los 37 años que Unicornio mantuvo su luz encendida. Por ahí hablaron personajes de la importancia de Isabel Arranz, Enrique de Vicente, Mario Satz, Sondra Ray y Bob Mandel, entre otros.

En Unicornio no solo se vendían libros sino también discos de música alternativa y nueva era, así como oráculos, cuencos tibetanos, piedras escogidas y barajas de Tarot. Más tarde, y cuando la gente del barrio solicitaba novelas de entretenimiento “se la buscábamos. En general vendíamos de todo y si bien al principio no teníamos ni idea del negocio, lo fuimos aprendiendo sobre la marcha porque mi idea es que si iba a ser librero tenía que conseguir los libros que me solicitaban algunos clientes. Y así trajimos libros de Argentina, México, Panamá… De todos lados, incluso La India, que fue un libro de homeopatía en español”.

Pasados unos años, comenzaron a abrirse en las islas, y en especial en Tenerife, tiendas de santería que se vendían al público como “esotéricas”, algo que molestó a Cristóbal Hernández y que le animó a que hiciera desaparecer del cartel de la librería la palabra esotérico para quedarse a partir de entonces y hasta el final como Librería Unicornio a secas. Una librería generalista pero especializada, eso sí, en lo esotérico.

En los últimos tiempos, María Dolores y Cristóbal intentaron traspasar el negocio y hubo tres personas interesadas pero las negociaciones por una u otra razón no salieron adelante. Ahora, hay dos que valoran el local para otros usos ya que el espacio cuenta con un certificado del Ayuntamiento de la capital tinerfeña que da luz verde a que se convierta en vivienda.

El negocio de las librerías ha cambiado mucho desde que Unicornio abrió sus puertas. Traer hoy libros del extranjero es imposible. Y es imposible, explica Cristóbal Hernández, por los costes, las declaraciones de aduana que disparan el precio de los libros. Por otro lado, cualquier libro que se publica en la actualidad en España se encuentra en librerías o puede mandarse a pedir sin problemas. Además, el interés por lo esotérico ha ido disminuyendo en los últimos años aunque “nosotros nos mantuvimos abiertos de una manera u otra. La librería no funcionaba como al principio, pero funcionaba”, explica.

Ante la pregunta de si llegaron a vender un libro especialmente raro, Cristóbal Hernández recuerda que el Libro rojo de Jung, una edición especial y en facsímil editada en Argentina por los herederos del médico psiquiatra suizo, que llegó a costar 200 euros y que se vendía bajo pedido. Otro libro raro y que salió mucho fue el Necronomicón, atribuido al árabe loco Abdul Alhazared, que nunca existió salvo en la imaginación de H.P.Lovecraft y su constante círculo de seguidores. Unicornio nutría además sus estanterías con libros de “todas las escuelas esotéricas que hubo en Canarias: rosacruces, masones, sufismo…”

En cuanto a la temática de los libros que más se vendían, se vendían y más que los esotéricos y dedicados a las “ciencias ocultas” los de superación personal, psicología, de autoayuda y, últimamente, de naturismo y agricultura ecológica. Y sí, los libros esotéricos salían también pero en menor cantidad y según cual fuera su temática (ufología, espiritismo, cartomancia…).

A medida que fueron pasando los años muchas de estas literaturas cumplieron su ciclo. Además, la vida ha cambiado a pasos agigantados lo que ha modificado la curiosidad de la gente que ahora está más interesada por el futuro del planeta, la situación económica y se inquieta ante guerras de alcance internacional como son las que se libran en Europa, África, Asia y Oriente Medio.

Entre la espesa red de recuerdos, Cristóbal Hernández evoca como grandes amigos de Unicornio a Libertad Álvarez, una mujer a la que llegó a adorar y que era aficionada a la ópera y que por circunstancia de la vida acabó en la librería donde venía a tomar café todas las tardes.

“Libertad era una mujer autodidacta, que se metió a fondo con la metafísica”, dice el librero que recuerda también a Paco Padrón, una persona “cariñosa y amable, y a quien le compré en la librería Akenatón mi primer libro esotérico, El tercer ojo, de Lobsang Rampa”. Más tarde se sabría que Rampa no era otro que Cyril Henry Hoskin, un hecho que a Cristóbal Hernández le da igual porque “lo importante para mi son las cosas que dice en sus libros”. Otras literaturas primerizas fueron las de autores como Krishnamurti y Hermann Hesse, pero hay muchos más.

A modo de conclusión, Cristóbal Hernández resume aquellos 37 años intensos como “una etapa maravillosa en la que conocí a mucha buena gente” y es que Unicornio con sus más y con sus menos sentó plaza y, como dicen los sufíes, supo estar con los pies en la tierra y mantener la cabeza en el cielo.

OTRAS LIBRERÍAS ESOTÉRICAS EN CANARIAS

Antes de Unicornio estuvo Akenaton en la capital tinerfeña pero no puede entenderse esta última como una estricta librería de literaturas esotéricas porque libros haberlos había aunque se ocupaba de otras cosas. Al frente estaba Paco Padrón, incombustible reivindicador de lo oculto en Canarias y uno de los personajes más recordados por informar desde las páginas de Diario de Avisos sobre el fenómeno OVNI. El caso es que hasta que no llegó Unicornio, y tras convertirse en un espacio de referencia al invitar a escritores y especialistas para que impartieran charlas y talleres, fue cuando comenzaron a abrir en Tenerife y en otras islas librerías sobre estos temas como Grial y El Duende en la capital tinerfeña y Shotis y El Manantial en La Laguna. Cristóbal y María Dolores ayudaron a que Soluciones se abriera en el Puerto de la Cruz y Tao en Las Palmas de Gran Canaria. Es probable que hubieran más establecimientos con estas características y que nos perdonen los ausentes, pero con los que mencionamos el lector se puede hacer una idea del excelente estado de salud que llegaron a disfrutar estas literaturas en las islas. Unicornio fue además y durante muchos años una de las diez librerías esotéricas que más vendía en España, dice el especialista en estos temas David Suárez Dorta.

LECTURAS

Quisimos poner en un aprieto a Cristóbal Hernández cuando le pedimos que nos recomendara algunos de sus libros favoritos. Es una pregunta con trampa porque es prácticamente imposible recordar los libros que entiendes que te marcaron. Y como te marcaron, que recomendarías a la gente porque a ti te llegaron al corazón y a la cabeza. Entre los libros que menciona están El principito, de Antoine de Saint-Exupéry, los libros de Krishnamurti y la poesía y los cuentos del escritor, poeta y pintor libanés Jalil Yibrán.

FOTOS:

1.- Fachada de la librería Unicornio en la actualidad

2.- En el centro de la imagen el psicólogo Joan Garriga flanqueado por Cristóbal Hernández y su hija Lara.

Saludos, en algún lugar del mundo, desde este lado del ordenador

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