Aquel 12 de diciembre de 1977

Yo era, como la todavía joven democracia española, un estúpido infante. En pleno proceso de cambiar de los tradicionales pantalones cortos a los largos. Tenía pelo, y era feliz jugando a ser rebelde, imitando lo que hacían mis hermanos mayores y escuchando con reverencial respeto las opiniones de mi padre. Un socialista de verdad, un humanista que no dejaba de leer libros mientras se preguntaba por qué al estallar la Guerra Civil a su padre, mi abuelo a quien no conocí, se lo llevaron un buen día los nacionales a la cárcel bajo la acusación de masón… Masón.

Hay días que no se te borran de la memoria porque formas parte de la gran conspiración de la Historia. Recuerdo todavía la indignación sorda y muda del 23 de Febrero, la angustiosa sorpresa del 11-S y el terrible silencio que de repente invadió mi casa aquel nefasto 12 de diciembre de 1977, cuando cayó acribillado a balazos en La Laguna el joven estudiante Javier Fernández Quesada. Javier se convirtió de repente en uno de mis hermanos mayores, y me consta que mi padre y mi madre pensaron que podría tratarse de uno de sus hijos.

Como decía, recuerdo de aquella jornada el terrible silencio en el que de pronto se sumó mi casa. Y la angustiosa espera, rota por los timbrazos de un teléfono borracho que hacía añicos los nervios de mis padres.

Era muy pequeño, digo, pero ese silencio terrible no se me borrará nunca de la cabeza. Aún ronda agazapado. Es muy difícil describirlo con palabras. Estábamos en 1977, Franco había muerto hacía apenas tres años y a mí me preocupaba más seguir las aventuras de Spiderman que la de la siniestra y muy gris realidad en la que nos estaban obligando a vivir… Ese día, sin embargo, tuve la amarga sensación de que las aventuras de Peter Parker eran fantasía y que lo que se estaba cociendo a mi alrededor era verdad. La desnuda realidad. De golpe, las balas que mataron a ese estudiante de biológicas hicieron añicos mi tonta adolescencia y alimentaron mi, por otra parte, idiota juventud. Ya podía ir con pantalones largos.  

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