Tributo modesto a Oscar Peterson

peterson.JPG Suelo ser un animal de costumbres, y por estas fechas un poquito más. La tarde del lunes pasado, antes de salir de casa para cenar con la familia en la tradicional fiesta de Navidad, me la pasé en casa escuchando algunos de los temas que han marcado la banda sonora de mi vida mientras recreaba todos esos momentos más o menos importantes que han permitido y permiten que siga adelante y frenan mi necesidad (también necedad) de tirar la toalla.

En esa orgía musical sonó un poco de todo. Lo que refleja mi variado universo cultural que, imagino, queda bien representado en este blog. Es decir, que mi cerebro volvió a vibrar con el encantador Dean Martin, The Allman Brothers y The Doors, así como con uno de los mejores discos en la trayectoria musical del legendario Oscar Peterson, Tristeza.  Hoy descubro, entre la sorpresa y la conmoción que me produce saber que todo lo que amas también se muere, que Peterson falleció el domingo pasado a causa de una insuficiencia renal en su casa de Mississauga (Ontario) y me pregunto si realmente existen las casualidades… Disfruté mucho dejándome arrastrar por las notas del piano elegante de quien, casi con toda probabilidad, fue uno de los pianistas más elegantes de la historia del jazz y, probablemente por ello, despreciado por otros iniciados en una música que no sólo vive de la improvisación.

Entre su abundantísima producción discográfica cuenta con un puñado de trabajos que al menos para este que les escribe son pequeñas obras maestras del género. Con sus altos y bajos, pero discos deliciosos muy recomendables para escuchar en compañía. Peterson era, es, un músico al que le gustaba impregnar de belleza todas sus interpretaciones, y nunca rechazó explotar las posibilidad románticas del piano, estilo que marcó su trayectoria como músico.

Inquietamente sorprendido por la casulidad de que su muerte se produjera horas antes de que disfrutara en casa de su Tristeza, le agradezco los buenos (qué digo buenos, buenísimos) momentos que me hizo pasar este pianista de origen canadiense que, me asegura un amigo, tocó su piano y encandiló a quienes lo vieron, en una de las primeras ediciones del Festival de Jazz de La Laguna… Festival que, como todo el mundo sabe, ya no se celebra en La Laguna.

Gracias señor Peterson. Y lo lamento mucho, La Laguna.

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