El “famoso” vídeo de los famosos

Los artistas e intelectuales tienen el mismo derecho a manifestarse que los obispos que forman la Conferencia Episcopal española. Otra cosa es que por aparecer en un vídeo haciendo el ganso logren arrastrar el voto de la ciudadanía a Zapatero. Lo que está claro es que el gesto está hecho, lo que ha levantado maledicencias en la derecha de toda la vida y cierta aburrida atención entre los que nos consideramos personas al margen del debate político.

En este sentido, me parece igual de ofensivo que los curas y monjas inviten sin decirlo a votar una cosa y los culturetas de toda la vida a otra. Pero así pasa en este país que todavía no se ha recuperado de la Guerra Civil, conflicto que parece que nadie quiere dejar muerto y enterrado. Desgraciadamente, vivimos en una nación desestructurada con demasiados fantasmas escondidos en el armario.

Los artistas e intelectuales que han participado en el famoso vídeo de apoyo a Zapatero no son, que digamos, santos de mi devoción, pero de todos era sabido que ideológicamente son los progres de siempre. Lo de los progres es una de las peores enfermedades que arrastra la izquierda desde tiempos remotos, y ello se debe a que se creen valedores de la verdad precisamente por su progresía. Es decir, que un progre piensa que va siempre un paso por delante aunque creo que a veces les pasa justamente lo contrario, y que más que progres resultan a la larga conservadores que no reaccionarios. Y apunto con humildad lo de conservadores porque, claro está, ninguno de estos artistas e intelectuales quiere perder su estatus en el cada día más marciano espectro cultural español. No voy a recriminarle a Ana Belén o a Víctor Manuel que sean de izquierdas mientras viven en una casa que es cuatro veces la mía pero permítanme que me pregunte cómo se puede ser de izquierdas con piscina, criada filipina y chalet en Marbella.

Esta reflexión la hizo hace mucho tiempo Orson Welles, un hombre del renacimiento nacido a destiempo que en plena caza de brujas confesaba a unos periodistas cómo un director, un guionista o un actor de Hollywood podía ser comunista… Claro que si ser comunista significaba tener una piscina en casa, él también era comunista.

En fin, no creo que nadie, salvo Javier Bardem (que por cierto está impresionante en la también impresionante película No es país para viejos de los hermanos Coen) sea un verdadero comunista en este país. O al menos que se lo crea.

Me cansa el discurso de unos, los que se dicen progres, y otros, los que se dicen de derechas cuando los actores e intelectuales afines salen a la palestra política en periodo electoral. Yo creo que en el fondo se hace (no lo hacen) para despistar al votante –que es ese señor o señora atribulado que somos la mayoría de los españolitos que hemos venido y vendrán al mundo– de los verdaderos problemas de su vida diaria. Por ello, que Sabina, Fran Perera o ¡Concha Velasco! (¿pero esta señora no era de derechas?) apoyen a Zapatero sólo me hace concluir que son malos tiempos para la lírica en un país que no presume en estos tiempos precisamente de lírica.

Finalizo esta reflexión comentando mi particular visión de la gala de los Goya. Un más de lo mismo de una industria cautiva y cada día más desarmada de talento. Con Corbacho, que tiene nombre de gazpacho o carpacho corbacho, empeñado en hacerme creer que es un tipo ocurrente y gracioso cuando no es otra cosa que otro progre del montón. Sólo que sin pelo.
Ahh, ¡¡¡qué país de conservadores!!!!

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