La Historia los absolverá

cuba75.JPG La verdad es que a este lado del Atlántico las cosas que pasan en Cuba nos saben de distinta manera. Lo mismo sucede con Venezuela aunque para algunos Cuba adquiere en nuestra fantasía otra dimensión, como si esa isla convertida en república formara parte de nuestros sueños.

A estas alturas casi nadie pone en duda los estrechos lazos que durante varios siglos han ido forjando esta cadena sentimental entre la mayor de Las Antillas con nuestras pequeñas islas Canarias. El que más o el que menos puede contar historias de un familiar que cuando joven se fue a las Américas en busca de una vida mejor. Muchos de estos emigrantes, la mayoría de los cuales partieron con lo puesto, lograron establecerse en aquellos rincones y fusionarse con los usos y costumbres del país de acogida lo que ha dado origen a un curioso mestizaje cultural que en Cuba todavía permanece vivo en unos hombres y mujeres que hoy se han convertido en memoria viva de nuestro pasado común. El cubano y el canario a partes iguales.

La memoria de estos paisanos, la mayoría de los cuales han perdido el dialecto de su tierra para sustituirlo por el habla cubana, es la verdadera protagonista de Los últimos de Cuba del periodista Carlos Fuentes. Este libro se trata pues de un documento imprescindible para conocernos mejor como pueblo – pese a que pueblo sea una palabra maltratada por las izquierdas y las derechas y por lo tanto erice la piel– pero se trata de la crónica de un puñado de supervivientes octagenarios  y en algunos casos nonagenarios a los que los caprichos del destino obligó a comenzar siendo jóvenes en una tierra lejana a la suya.

Los últimos de Cuba, editado en la colección La quinta columna de Ediciones Idea, está formado por una serie de excelentes reportajes que su autor fue pergeñando durante varios largos viajes a la tierra más hermosa que ojos humanos jamás hayan visto, según frase que se le atribuye a Cristóbal Colón, y son retratos que en forma de entregas fueron apareciendo en el Diario de Avisos.

El volumen cuenta con un interesante material gráfico, así como con un prólogo firmado por el periodista y escritor cubano Pedro Juan Gutiérrez, polémico novelista con títulos tragicómicos como La trilogía sucia de La Habana, obra de la que espero hablar un día de estos. Se añade, además, una cronología que se detiene el 15 de enero de 2008 y que inicia en 1492 cuando las carabelas guiadas por el legendario marinero genovés descubrieron esa isla con forma de lagarto que, años más tarde, regaló al mundo además del tabaco y el ron, unos ritmos diabólicos y con mensaje.

Los últimos de Cuba adquiere ahora actualidad por la renuncia a la presidencia de la república de Fidel Castro no ya por la misma renuncia sino porque Carlos Fuentes ofrece en estos reportajes pinceladas humanas en los que sus protagonistas (los canarioscubanos) ofrecen una visión sincera y sencilla del hasta ahora comandante en jefe. 

Se trata en definitiva de un libro fundamental para cubanólogos de aquí y de otras partes del planeta, pero ante todo de un homenaje honesto y sincero y por lo tanto sin falsas emociones, a un grupo de canarioscubanos cuya memoria no ha quedado silenciada por el peso de la historia.
 

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