Un canario al servicio del zar

agustin_betancourt.jpg  Agustín de Betancourt y Molina es un personaje atípico no ya en su tiempo sino también en los actuales, tan marcados por mediocridades varias. Hijo del XVIII, si por algo destaca su biografía es porque es de esos canarios que dio el salto y logró fama y reconocimientos fuera de las islas y de su país, una agonizante España, tras vivir experiencias en Inglaterra y Francia y encontrar su destino al servicio de la corona del zar en una Rusia imperial que pronto mediría sus fuerzas contra la Francia napoleónica, traidora de los ideales revolucionarios que tanto contribuyó a alentar el mismo emperador.

De Betencourt y Molina, que está enterrado en el cementario de las grandes autoridades rusa en San Petersburgo, se conmemora ahora el 250 aniversario de su nacimiento, lo que ha generado que tanto en su lugar de origen, Tenerife, como en su patria de adopción Rusia, se esté organizando un calendario de actos que rinda justo tributo a su memoria.

Entre otros tributos destaca la publicación del libro La familia de Agustín de Betancourt y Molina. Correspondencia íntima, de Juan Cullen Salazar, volumen que será presentado mañana, martes, a las 19 horas, en la sede de Presidencia en Santa Cruz de Tenerife.

La obra, editado por Domibari Editores en colaboración con la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas, reúne numerosas cartas escritas por Agustín de Betancourt a sus padres y hermanos desde Madrid, París y San Petersburgo, así como revela la faceta humana del ingeniero.

El libro incluye también algunas cartas escritas por los dos hermanos de Agustín de Betancourt: José, un destacado arquitecto eclipsado por su hermano, y María del Carmen, una mujer muy adelantada para su época, ya que presentó varios proyectos técnicos junto a sus dos hermanos. 

Todas estas cartas han sido extraídas del archivo de la familia Betancourt-Castro, que posee numerosas cartas y documentos de este canario universal y cuyos primeros legajos datan de 1535. Entre otra curiosidades de este mismo archgivo destaca un despacho autografiado por el zar Alejandro I al célebre y celebrado ingeniero ruso de origen canario. 
      

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