Un pequeño tributo a los hermanos Ríos

Hace mucho, mucho tiempo, un escritor norteamericano que penetró en el alma de numerosos lectores adolescentes con sus universos de pesadilla dejó escrito algo así como “vivimos en una isla de plácida ignorancia rodeados por el negro mar del infinito”. El escritor fue H. P. Lovecraft y es probable que su frase no sea tan cursi como ahora la recuerdo aunque me viene muy bien para intentar resumir la catarata de ideas que me asaltan precisamente en este momento, cuando conozco por la prensa local que Teodoro y Santiago Ríos, conocidos comúnmente como los hermanos Ríos, han recibido un pequeño pero caluroso homenaje en Las Palmas de Gran Canaria.

El tributo no ha tenido lugar en el Festival Internacional de Cine que se celebra en la capital grancanaria, certamen que edición a edición se consolida, sino en un modesto instituto, el Franchy Roca, que tuvo la original idea de recompensar su carrera con un homenaje por su trayectoria e implicación didáctica “demostrada en las charlas y proyecciones de cine fórum que han desarrollado a lo largo de los últimos meses en diferentes centros educativos de Canarias”.

Tras la que involuntariamente les ha caído encima en los últimos meses al verse involucrados en una polémica que como todas las polémicas son innecesarias y nada clarificadoras, me parece a mí que ya va siendo hora que alguien ponga en su sitio a los hermanos Ríos, y ese sitio es el de reivindicar de una vez su trabajo y el hecho de ser los pioneros de ese milagro provinciano que algunos llaman cine canario, otros cine hecho en Canarias y los más raros cine a secas.

Teodoro y Santiago Ríos son en parte responsables de todo este caos de producciones que no se ven y cortometrajes que buenamente dan el salto a festivales cinematográficos en la actualidad cuando hace también mucho, mucho tiempo, presentaron primero a la sociedad canaria y más tarde a la que vive fuera de estas estrechas fronteras Guarapo, título que considero seminal en lo que, reitero, califico de milagro porque destapó la caja de los truenos y consiguió lo que para muchos era imposible: hacer posible el cine canario, hecho en Canarias o sencillamente hacer cine.

Tras la experiencia de Guarapo comenzó a germinar en estas islas apartadas de la mano de Dios o del gigantesco dios octupus lovecraftiano Cthulhu, una generación de cineastas que ninguneados por las autoridades se abrieron paso siguiendo el ejemplo de los Ríos. Y precisamente, arañando la nada y el vacío existencial organizado en torno suyo, cortometrajistas como Javier Fernández Caldas y Juan Carlos Fresnadillo rodaron mediometrajes que ganaron premios y saltaron el Atlántico para incluso entrar por la puerta grande en los Oscar de Hollywood. En este aspecto, lo que quiero dejar claro es que antes del fenómeno Fresnadillo existió el fenómeno Ríos y que sin los Ríos no hubiera habido fenómeno Fresnadillo, un cineasta de probada inteligencia y talento no ya por sus películas sino por exiliarse de estas islas que cada día parecen más un pueblo chico pero un infierno grande. De gigantescas, colosales dimensiones, permítanme que añada.

Pasó el tiempo, los Ríos no paraban de hablar de su próximo proyecto, un western a la americana donde pretendían contarnos la historia de los pioneros canarios que fundaron la ciudad de San Antonio de Véjar, en Texas, ciudad donde se encuentra uno de los monumentos más importantes de los Estados Unidos por lo que representa de abnegación y sacrificio de las gente de su país: las ruinas de la vieja misión de El Álamo. La película no pudo realizarse y el proyecto duerme hoy el sueño de los justos en un cajón no sé yo si cerrado con llave. Los Ríos, sin embargo, si que dieron el salto atlántico para rodar Mambí, una curiosa y fallida película sobre la guerra de independencia cubana muy correcta en su ambientación, algo cursi en su historia de amor pero eficaz en su mensaje. Es más, diría que demasiado sincera. El final, como si de un gatopardo cualquiera se tratara, viene a decir que Cuba ganó su derecho a ser libre de España a cambio de los Estados Unidos.

La película tuvo cierta resonancia, y como Guarapo se trata de cine histórico con un presupuesto no de serie B pero tampoco de serie A. Pasó el tiempo una vez más…

El año pasado, Teodoro y Santiago estrenaron la que hasta la fecha me parece su película más redonda pese a sus numerosas imperfecciones: El vuelo del guirre. El largometraje, esta vez sí una serie B por no decir Z, es una interesante road movie o película de carreteras donde la pareja de hermanos vuelve a explorar una constante en al menos sus tres largometrajes: la emigración. Sólo que en esta ocasión el emigrante canario regresa a su tierra y no se va en busca de un mundo mejor. La paradoja de la cinta es que su regreso a Canarias lo empaña la tragedia y, finalmente, la muerte. El personaje, un anciano, no se ubica en la nueva sociedad isleña y la tierra que dejó ya no tiene nada que ver con la que encuentra.

A su manera, El vuelo del guirre es un western intimista. He visto, de hecho, miles de western donde un antiguo forajido vuelve a casa para encontrar su ocaso…

Queda claro, por lo tanto, que a mi modesto parecer los hermanos Ríos merecen este homenaje y otros tantos más. Y que como cineastas tienen las ideas claras precisamente porque pelan canas. Es decir, han comenzado a madurar como creadores. Y tal como están las cosas, eso es bueno por no decir muy bueno. Polémicas provincianas aparte, son los pioneros de ese milagro por el que hoy apuesta el Gobierno de Canarias, aunque éste reparta sus dineros en la obra de cineastas peninsulares como Julio Médem o Gerardo Herrero y no por cineastas de aquí, a los que condena (como en sus películas) a un trágico ninguneo y en el mejor de los casos al exilio.

Felicidades, hermanos Ríos.  

No Responses to “Un pequeño tributo a los hermanos Ríos”

  1. David Delgado Says:

    Hola.
    Me ha encantado su artículo. En efecto, cada cosa debería estar en su sitio y dejarnos de pamplinas insularistas y de, como bien dice usted “ninguneos” y otras tragedias culturales y sociales. Por mi parte, enhorabuena a los Ríos.
    También me gusta que hable claro sobre esos dineros que se adjudican a producciones claramente favorecedoras hacia creadores cinematográficos que deberían buscar su dinero por otras vías, llaménse en este caso Gerardo Herrero o Julio Médem, que no son dos casos aislados en el reparto de las ayudas, destinadas, en principio a productores, realizadores y guionistas locales, sean o no canarios, como apoyo para ayudar al sector audiovisual del archipiélago, y así sentar ciertas bases.
    Salud para todos.

  2. Carlos Álvarez-Nóvoa Says:

    He tenido la oportunidad de rodar con los hermanos Ríos -además de Teo y Santi, también con ese espléndido director de fotografía que es Roberto, y con sus hijos – en la película “El vuelo del guirre”. No soy yo quien para valorarla, pero sí puedo transmitir mi respeto y mi admiración por la trayectoria y el trabajo de estos grades cineastas a quien se acaba de homenajear tan merecidamente y quienes, estoy seguro, nos ofrecerán futuros trabajos de tanto interés como el que yo tuve la oportunidad de disfrutar colaborando en él con todo mi entusiasmo. ¡¡Enhorabuena, amigos!!

  3. Ramón L. Says:

    Yo también quiero felicitar a los Hermanos Rios por su trayectoria, pero en especial por sus dos primeras peliculas. Ese largometraje último que han realizado (el ‘largo’ vuelo del guirre), con todos mis respetos, me parece un ‘engendro’ totalmente inadecuado para unos señores con su experiencia. A veces leemos libros, que parecen no escritos por los autores que firman la portada. Parecen escritos por un ‘negro’. Pues con esa película, creo que a mis admirados Hermanos Rios, les ha pasado lo mismo. No se como han podido firmar esa patética cinta. Espero que sean capaces de borrar ese terrible lunar maligno en su carrera con algun futuro trabajo decente. Salud y Cine!!
    Ramon L.G.

  4. editorescobillon Says:

    Amigo Ramón una vez más el dicho de que para gustos se inventaron los colores se hace realidad. Y en contra de tu parecer, pues a mi me sigue pareciendo mucho más interesante lo que cuentan los Ríos en su Vuelo del guirre que en sus dos anteriores películas, Guarapo y Mambí. Filmes que están bien, pero a los que desborda su carácter de súper producción casera porque el meollo de la historia se les va de las manos. Considero que esto no pasa en El vuelo…, una cinta que pese a sus torpezas creo que habla muy de dentro y propone una inteligente revisión sobre el pasado y presente, y también futuro, de este archipiélago raro, raro, raro en el que nos ha tocado vivir.
    Un abrazo y me sumo a la proclama: Salud y Cine!

  5. Ankor Says:

    Siempre digo cuando nos juntamos los amigos y sale el tema del cine y en particular del cine canario, que si Spilberg o Mel Gibson cogieran cualquier pedacito de historia de Canarias ya sea precolonial o colonial, harian virguerias.
    Yo se que si los Hermanos Rios pudieran ellos mismos las harían, el problema es que a los cineastas de aqui no se les apoya.

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