De ‘callistas’ y destructores

El culebrón de la Bienal sigue dando coletazos aunque ahora las voces que se pronuncian son la de los que claman ”no mes pisen los callos culturales”. Leyendo o escuchándolos he llegado a la conclusión, sin embargo, que efectivamente vivimos en una isla de plácida ignorancia y que cualquier intento de poner las cosas en su sitio corres serio peligro de ser anatemizado por ello. Los callistas, que así es como defino a los que viven del cuento cultureta, te señalan con el dedo sin prejuicio alguno si entienden que les atacas el bolsillo. Y atacarles el bolsillo significa casi siempre que opinas en contra de lo establecido…por ellos. En fin, que a veces dan gana de exiliarte a las Comores, por ejemplo…

Ahora el malo de la película es Octavio Zaya y quien escriba haciéndose eco de la incendiaria carta que remitió el mismo día que anunció que tiraba la toalla con toda la razón del mundo. Tanto en la radio como en la prensa escrita he oído y leido un poco de todo en defensa del actual viceconsejero, Alberto Delgado. Y me parece bien que defiendan al hombre, claro que también me parece bien que critiquen al hombre. Que para algo gestiona esa cosa que unos llamamos cultura y otros curtura.

Lo que tengo cada día más claro de todo este tinglado es que los callistas por fin se han quitado la careta, por lo que sus intenciones no van en pro de todos nosotros sino de sus propios intereses. A mí que uno tire por su lado me parece lo más legítimo del mundo, siempre y cuando no sea dinero público.

Reitero que Alberto Delgado tiene que asesorarse competentemente en numerosas materias, y aprender a caminar en esta selva de la curtura en la que se ha metido. A nadie se le escapa que la política cinematográfica, musical, artística está viciada. Y está viciada porque Delgado ha sido incapaz de purgar el lugar donde se encuentra, que parece que obedece más al pasado que al presente. Mientras tanto, así nos va. Los callistas llamandos destructores a los que han dicho basta, y los que han dicho basta mosqueados ante la reacción de estos señoritos.

Auque lo peor de todo es que he tenido un sueño, y que en ese sueño estamos en noviembre y asistismos a una ruinosa Bienal diseñada con muy buena voluntad pero fallida. En mi sueño veo que las voces que gritan lo de no me pises los callos culturales hablan en la radio y escriben en los periódicos que todo ha sido maravilloso, wonderful que dicen los anglosajones, y que este que le escribe, en plan triste, solitario y final, contempla la misma mierda de siempre mientras se pregunta porque los de los callos siguen siendo eso, una partida de callos.

Basta ya.

En fin, seguiremos informando…

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