Una tarde agradable en la que evoqué, entre otras cosas, una lata de sardinas contra la cara del ‘Anticristo’

Bueno hoy ha sido uno de esos días en los que parece que el mundo conspira para hacerte feliz (la frase no es mía, obviamente, sino del gran J. D. Salinger). Tras un tremebundo almuerzo en el que me tropiezo con caras que pensaban que eran de ultratumba, hablo con uno de los mayores especialistas de cine de Canarias como es David Fuentefría de nuestra afición favorita y se me va el tiempo, bastante antipático por la lluvia tonta que ha caído sobre esta capital de provincia a lo largo del día de hoy. Y en nuestra conversación, cómo no, sale a colación el futuro cierre del cine Víctor pero también viajamos al pasado que es un ejercicio saludable entre cinéfilos, recordando las salas que alegraron nuestra niñez y juventud perdida. Además del Víctor, que para mi sigue siendo como el viejo aristócrata de las salas de cine de mi chicharrito infeliz, David me habla con una pasión de esas que te despiertan simpatías del Rex. Y después, por esas diabluras de los debates al calor de un buen café, de otras salas históricas como el Baudet, el Price y el divino Delta, que estaba en el barrio de Salud y sala a la que, particularmente, le debo algunas de mis mejores experiencias como espectador. el_anticristo.jpg De hecho, como un viejuno espectador que soy, le cuento (perdonad sobrinitos que me reitere tanto) esa vez en la que viendo El Anticristo (una producción bastarda italiana y por lo tanto hija ilegítima del éxito de El exorcista) como una lata de sardinas sobrevoló la sala para estamparse en pantalla justo en el momento en el que la poseída por mil demonios soltaba su vómito de azufre. La risa que soltamos toda la pibada en ese momento aún resuena en mi cada día más delicada memoria, pero creo que la risotada me sirvió de vacuna contra los terrores que intentaban venderme, aunque no haya servido de freno para los que me asaltan todos los días, esos en los que intentas construirte como persona. En fin… que notaba en falta hablar de salas, películas y de todas esas cosas insignificantes para unos y tan gigantescas para otros. Y es que a veces, sólo a veces, sí que tengo la sensación de tener mucha suerte de haber nacido aquí.  Saludos a este lado del ordenador.

No Responses to “Una tarde agradable en la que evoqué, entre otras cosas, una lata de sardinas contra la cara del ‘Anticristo’”

  1. Bruno Says:

    Magnífico texto, Eduardo.
    Uno también se ha reído con vosotros.
    Y después dices que no escribes bien… Yo que tú me pondría a escribir ahora mismo esa novela negra a la que estás destinado.

  2. David Fuentefría Says:

    Gracias por la entrada, y por hacerme con ella reír doblemente. Sin duda, el fantaterror italiano da para mucho. Cosa del alcohol, o de la lluvia, no terminé de relatarte mi expreriencia con “Terror en el espacio”, de Mario Bava, en los extintos Minicines Charlot: confieso públicamente que el asco, el miedo, y sobre todo el comprobar a mis tiernos doce y medio que no estaba precisamente ante otro “Star Wars”, me llevaron a pedirle a mi padre que nos fuéramos de la sala. Él salió riéndose de la situación, y yo me juré que jamás tendría arrestos para verla hasta el final. Así ha sido.

    Un abrazo, compañero.

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