¡Poe vive!

  poe.bmp

Imagino que descubrí a Edgar Allan Poe, como otros muchos españolitos que han venido al mundo, gracias a la extraordinaria traducción de Julio Cortázar en los dos tomos editados en su día por Alianza Editorial. Conocía, sin embargo, con anterioridad el turbulento universo del escritor y poeta norteamericano gracias a los cómics Vampus y Rufus, donde era continuamente adaptado con mayor o peor fortuna según el caso; y también por las películas que Corman rodó sobre el maestro de Baltimore; títulos que tan poca justicia le hicieron, sobre todo si tenemos en cuenta que sus guiones solían estar firmados por uno de los más grandes narradores del género de todos los tiempos como es Richard Matheson.

Nunca olvidaré el día que me hice con los dos volúmenes anteriormente reseñados, ni la librería/papelería donde los adquirí, cerca de La Cruz del Señor. No se me borrará jamás del disco duro de la memoria cuando abrí el primer tomo y me sumergí en la fantástica introducción del autor de Rayuela y más tarde del momento en el que ya nadé en las dolorosas aguas que son los relatos de Poe.

Siempre he sentido por el género fantástico (en todas sus acepciones) una confesa debilidad, pero meterme en historias como El barril del amontillado, El gato negro, El demonio de la perversidad, El pozo y el péndulo, La máscara de la muerte roja, El corazón delator y La caída de la casa Usher, entre otros, son palabras mayores. Historias que trascienden el género para convertirse en literatura.

Este lunes que es mañana se celebra el 200 aniversario de su nacimiento, una buena oportunidad para recuperar a Poe y leerlo y releerlo para escapar de la pesadilla real en la que se ha transformado nuestra existencia en estos tiempos de crisis. Escribo estas líneas con los dos viejos volúmenes de Alianza sobre la mesa, y de tanto en tanto los ojeos con un extraño escalofrío. No sé si Poe fue el maestro de lo macabro, lo que sí tengo muy claro es que fue un escritor con todas sus letras. Un hombre marcado por la fatalidad que nos dejó alguna de las mejores piezas sobre la locura humana en forma de relatos, algunos de ellos tan deliciosamente extraños como El escarabajo de oro o tan aventureros como su inmortal novela Las aventuras de Arthur Gordon Pym

¡¡¡Nunca más, nunca más!!!

Bebamos mañana una copa de coñac a su salud.

Saludos emocionados a este lado del ordenador.

No Responses to “¡Poe vive!”

  1. Eve Harrington Says:

    Gracias por recordarme los maravillosos años en los que me “obligaban” en la Facultad a leer, leer y leer textos como los de Poe. Casi había olvidado el placer que me proporcionaban. Tendré que volver a Poe, a Melville y su Bartleby…

  2. editorescobillon Says:

    Bartleby… y su inolvidable “preferiría no hacerlo”. Un clásico. Un clásico.

  3. David Fuentefría Says:

    Pues aquí me tienes, amigo Eduardo, revisando precisamente en estos días las adaptaciones made in Corman de los textos de Poe. Adaptaciones, en mi opinión, en el amplio sentido de la palabra, de las que me atrevo a salvar, oficialmente, “El hundimiento de la Casa Usher” y, sobre todo, “La Obsesión”, con ese enorme, enorme Ray Milland. Y digo oficialmente porque, en privado, te reconocería que me gustan todas (si, incluyendo “El cuervo”). Menos mal que nadie nos oye.

    Un abrazo, compañero.

  4. editorescobillon Says:

    Amigo David, la verdad es que no soy un cormaníaco, en especial con su ciclo Poe, pero para gustos colores. ¡Viva la diversidad!

Escribe una respuesta