Cuando la nostalgia no es un error

Casi todos los días por no decir todos paso delante de las puertas hoy cerradas del viejo cine Víctor. Y miró la fachada del dinosaurio dormido y acarició con las manos la piedra del edificio. Y siento un pinchazo de nostalgia en el corazón y me apena ver al gigante vencido.

Esta tarde descubrí en la fachada del Cine una serie de carteles pegados, todos ellos recogían modestos testimonios de aficionados que aún le agradecen los buenos ratos que les hizo pasar la última y aristocrática sala de esta ciudad que se nos pierde. Y creánme si les digo que me emocionó leer todos esos recordatorios escritos a mano. Y me volvió la extraña rabia que amarga tu boca, y que yo llamo nostalgia.

Alguien dijo que el Víctor no ha muerto. Y es verdad. El viejo cine no ha muerto porque por mucho que se empeñen unos y otros, lo que vivimos ahí dentro no hay quien nos lo quite.

Descansa en paz, viejo amigo.

Saludos nostálgicos y algo tristes a este lado del ordenador.

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