El misterioso caso del ‘post’ fantasma

El lunes pasado subí al blog un comentario que bajo el título Dios nos coja confesados planteaba una serie de reflexiones sobre noticias culturales aparecidas en los periódicos de la Isla ese mismo día. En uno de esos apuntes, comentábamos la exigencia del colectivo Réplica a que los ayuntamientos abonen lo que deben a las compañías de teatro que forman parte de esta iniciativa. También nos referíamos a la entrevista publicada por los diarios La Provincia y La Opinión de Tenerife con César Rodríguez Placeres, del Centro de la Cultura Popular Canaria (CCPC). El post finalizaba elogiando la trayectoria del gestor cultural Javier Giménez al frente del teatro Leal. En especial, recalcando que gracias a su trabajo y al de su equipo se ha posibilitado que La Laguna recupere parte de su protagonismo cultural, bastante yermo mientras el Leal dormía el sueño de los justos.

Pues bien, por uno de esos misteriosos caprichos informáticos, el post que publicamos (y no estoy loco porque algunos lectores que lo leyeron me han escrito preguntándome hoy que dónde está) desapareció por arte de magia. O por los dichosos duendes informáticos que nos dan tanto la lata cuando menos te lo esperas. Pero así son las cosas. 

Nuestro deber era el de informar a los que tuvieron la suerte (o la desgracia) de leer aquel post que éste, simple y llanamente, se volatilizó por razones que ignoramos todos los implicados que hacen posible el milagro casi diario de que aparezcan estas reflexiones.

Saludos aún sorprendidos a este lado del ordenador. 

No Responses to “El misterioso caso del ‘post’ fantasma”

  1. elintenso Says:

    Ya pensaba que me había vuelto loco y que veía cosas que no habían ocurrido nunca. Gracias por la aclaración.

  2. editorescobillon Says:

    Pues imagínate yo… que sí estoy loco y por unos momentos casi me sentí cuerdo.

  3. Presidencia de Réplica Says:

    Supongo que para nosotros, la Asociación de Empresas de Artes Escénicas, Réplica, es una buena noticia. Viene a dar una medida de hasta qué punto es cierto lo dicho, y que las demandas de las empresas son ciertas, y que estamos en lo cierto cuando sospechamos que las empresas acaban financiando al sistema. De modo sangrante, por cierto.

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