Ojo, un tipo duro de la vieja y gloriosa Irlanda

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Ustedes perdonen pero insisto. Los libros están vivos. Te llaman o te buscan cuando te sientes perdido. O desorientado. O mosqueado con el mundo que conspira para hacerte (in)feliz. Esto me pasó hace unas dos semanas y casi fue como una premonición. Estoy en una librería de saldos a ver si me topo con una sorpresa y así, como el que no quiere la cosa, me llama poderosamente la atención el título de una de las novelas que liquidan:  Maderos. Está escrita por un irlandés, y tengo referencias de su autor porque estoy metido en un blog de novela policiaca. No daban buenas referencias de su autor, sin embargo. Pero sigo revolviendo en la pila de libros y me topo con otro de sus títulos: La matanza de los gitanos.

Y como los huelo (porque soy de los que huelen los libros) y lo ojeo, no sé, como que el tal Ken Bruen me invita a que me lo lleve a casa. Y así lo hago.

Y llego a casa. Y me pongo a leerlo. Y se hace la luz en medio de la noche. Wuaw, que apenas puedes dejar de leerlo. El endemoniado ha sabido hacerse hueco en mi corazón. Y todo porque me identifico casi al instante con lo que siente el protagonista de estas dos historias: Jack Taylor, detective privado expulsado de la policía irlandesa por su afición al alcohol y a darle de hostias a los políticos de su país. Un desperado, para que me entiendan los iniciados. Un guerrillero nihilista para que me comprendan los que no saben de qué va la cosa.

Buceo por Internet buscando desesperadamente nuevos títulos del escritor en español. Y me encuentro con otra novela traducida dedicada a mi nuevo referente: El dramaturgo, que ahora leo. Se tratan todas de novelas ágiles y con capítulos muy cortos donde se nos cuenta el descenso a los infiernos de su peculiar private eye. Un tipo al margen, lector empedernido entre resaca y resaca, que resuelve lo casos con gente con la que no te gustaría salir a tomar unas copas.

Para el lector de la novela policiaca tiene además el encanto de que Bruen cita a todos esos grandes narradores que te han hecho un poco más feliz como lector del género. Y te sorprende con sus giros, sus amistades, sus reflexiones mientras toma una pinta.

Las historias de esta especie de Harry Callahan del reverso tenebroso transcurren en la localidad irlandesa de Galway, ciudad de la que da un eficaz y sabroso retrato. Tan morboso y lánguido que cuando leo sus historias pienso que Taylor investiga en las calles de Santa Cruz de Tenerife sacándole los colores a un poblacho provinciano con ínfulas de gran ciudad. Y me captura, me lleva a su terreno cuando pese a mostrarnos las miserias y corrupciones de su ciudad, todavía es capaz de creer en el espíritu de ese pueblo tan raro(como el nuestro, al fin y al cabo) como son los irlandeses. Unos tíos, escribe, con un sentido del humor radicalmente distinto al de los británicos. Ellos se ríen de sí mismos, mientras que los de la Gran Bretaña hacen el chiste de lo que tienen miedo. Y si tienen miedo es, precisamente, de los irlandeses.

Así que pienso, vaya, vale la pena ser nacionalista. A ver si aprendemos algo, carajo.

Les contaba que encontré sus novelas en un momento de mi vida de domingos al sol, y que la experiencia vital de su personaje Taylor (de perdedor al que pese a los golpes no hay quien lo tumbe) a su manera me ha servido para mantener la cabeza bien alta y enfrentarme a los demonios de un pueblo demasiado acostumbrado a mirarse las miserias del ombligo y obviar que es una cagadita de mosca en el planeta.

Las novelas de Bruen sobre Taylor (las dos primeras se puede adquirir todavía en la Isla papelería de Santa Cruz de Tenerife a precio de risa) suponen por todo eso un chute de autoestima y gloriosa libertad para todos aquellos lectores a los que nos enseñaron a ser nosotros mismos.

Te guste o no la novela negra, con Bruen encuentras a un cómplice de guerrilla, a un tío que continuamente te está sacudiendo por el cuello para recordarte que eres persona. Y que como tal, eres un tipo libre, duro y encallecido. Un lobo estepario, en definitiva. O un tipo que reparte justicia a su manera. Al margen de la bienpensante sociedad.

Saludos, rabiosamente entusiastas para que se me lean al Bruen, a este lado del ordenador.  
 

2 Responses to “Ojo, un tipo duro de la vieja y gloriosa Irlanda”

  1. lector negro Says:

    Deberías de leer las novelas (hay dos traducidas) que el escritor le ha dedicado a una pareja de policías en el Londres de nuestros días. Si has flipado con Taylor, te garantizo que fliparás el doble con estos dos indeseables al lado de la ley. Salud.

  2. lector Says:

    Te recomiendo que leas El poder del perro, no es de Bruen, pero sí de lo mejor que ha salido en los últimos tiempos en novela negra.

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