Cosas mías…

Si tienes un fin de semana extraño hay un 90 por ciento de posibilidades de que la semana que te espera va a resultar igual de extraña. Malos tiempos para la lírica, y para los que nos  dedicamos a esto.

El viernes por la noche y mientras zapeo viendo el televisor me tropiezo con Coto Matamoros, que es un señor al que detesto cordialmente. No sé, me resulta a la contra su look, ese vestir tan mal vistiendo aparente bien. La calva mussoliniana que lo acompaña desde que se dio a conocer en sus apariciones en la pequeña pantalla; ese durísimo papel que ha asumido cantándole a España entera que es un cocanómano y un pendencierio; que se gloria a sí mismo por su estancia en la cárcel… No sé, este personaje desde que lo vi haciendo el ganso en el programa de Javier Sardá se mueve en mi cabeza de un lado hacia el otro, como si jugara al pinball del ying y el yang que tenemos todos metidos dentro del cerebro.

Así que volver a verlo me conmociona un poco más de cómo me conmocionan otras naderías televisivas porque suelta en un programa del corazón que su intención es la de suicidarse mañana, jueves, tras la noche de San Juan. Y lo que asombra, mientras contemplo a un Coto desconocido y quizá ya rehabilitado del veneno de Moctezuma, es que lo diga así, como si nada, mientras esa manada de buitres que lo interroga no se lo toma en serio. Y si bien su advertencia de que abandona este valle de sonrisas y lágrimas que es la Tierra puede ser otra intentona del matón de discoteca por hacerse con unos euros porque está arruinado (eso dice, con ojos lacrimosos); me pregunto cómo diablos los responsables de ese espacio que ataca al corazón le dejan que suelte tamaño disparate y anuncio terrible (¿estoy viendo un simulacro de Peter Finch en Network?)… Anuncio que pone de manifiesto la catadura moral del programa, insensible ante lo que significa el suicidio. El asesinato de uno mismo…

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Para que la semana sea más espesa y felizmente deprimente veo otra vez El nadador, de Frank Perry. Y esa desesperada y desesperante historia de un hombre que no tiene acomodo en el mundo me agarra las entrañas y me hace pensar que cualquier tiempo pasado fue precisamente pasado. En lo inútil que es aferrarnos a lo que ya no está. Y me conmueve una vez más Burt Lancaster, su mirada perdida. Su horror al descubrir que todo lo que fue: fue un espejismo, una mentira…

Así que pienso: ya no se hacen películas así.

No interesa. Te hace pensar y por lo tanto un poco más idiota.

Para aligerar la cosa leo unos cuentos de Robert E. Howard, atractivos por su sencillez fantástica, y un libro de relatos de James Ellroy, Noches en Hollywood. Simultaneo ambos con las Fábulas de Esopo. Filosofía en estado puro narradas al modo de una pequeña historia. Dejo una, cogida al azar.

“Se dice que en cierta ocasión, un hombre trabó amistad con un sátiro. Y, cuando llegó el invierno y el frío, el hombre, llevándose las manos a la boca, soplaba. Al pregunatrle el sátiro el motivo por el que lo hacía, le dijo que se calentaba las manos a causa del frío. Después, dispuesta la mesa para ellos, como la comida estuviera caliente, el hombre, cogiéndola poco a poco, la llevaba hacia la boca y soplaba. Preguntando de nuevo el sátiro por qué lo hacía le dijo que era para enfriar la comida, ya que estaba demasiado caliente. A lo que aquél dijo: ‘Renuncio a tu amistad de humano, porque de la misma boca despides calor y frío’. Pues bien, también nosotros debemos evitar las amistades de aquellos cuya índole es ambigua.”

Saludos más jartos de calor  si cabe a este lado del ordenador. 

8 Responses to “Cosas mías…”

  1. Nicolás Melini Says:

    No sé si has leído los cuentos de Cheever. Ese cuento, el nadador, es impresionante.

    Pobre Coto.

    Salud

  2. Lectora 2 Says:

    Alguien dijo que una palabra vale más que mil imágenes!!!!! ¿Qué gente ve ese tipo de programas y hasta qué punto se creen lo que en ellos se cuenta?
    Hoy me quedo con la frase, y sin ninguna ironía, “También nosostros debemos evitar las amistades de aquellos cuya índole es ambigua”.
    Saludos nada ambiguos a este lado del ordenador, como suele decir usted!!!

  3. editorescobillon Says:

    A Lectora 2: De Cheever sólo he leído Falconer, creo que recordar. Me lo prestaron hace mucho, mucho tiempo, y se desarrollaba en una prisión. Tengo vagos recuerdos de su lectura. ¿Dónde puedo pillar ese libro de cuentos?
    A Nicolás: tomo recorte. Y yo tranquilo, que ¡no pasarán!

  4. Nicolás Melini Says:

    El cuento está en una antología publicada por Emecé, La geometría del amor. Emecé ha publicado muchos de sus libros en los últimos años.
    Eres un suertudo. Vas a leer El nadador.
    Un abrazo

  5. Ike Janacek Says:

    Y no sólo El Nadador, en la antología hay otros muchos cuentos prodigiosos como El ladrón de Shady Hill. Recomendabilísimo.

    Lo de Matamoros me deja boquiabierto. En este tipo de televisión no se conforman con banalizar el maltrato, el asesinato o el terrorismo, y reinciden en lo del suicidio: hace tiempo fue una viuda de un ex de una folclórica, que tras un intento fallido fue a contarlo todo en un plató de televisión… Triste :(

    Por casualidad también estoy releyendo fábulas, pero en este caso las versiones de Ambrose Bierce, Dientes nuevos para sierras viejas. Estupendas para recordar cosas que no debería haber olvidado.
    Saludos.

  6. editorescobillon Says:

    Buscaré ese libro en Emecé, gracias Nicolás.
    A Ike, esas fábulas de Bierce son las que recoge en su estupendísimo Diccionario del diablo, ¿o te refieres a otro Bierce que falta en mi biblioteca?

  7. Ike Janacek Says:

    Sí, el mismo, el mismísimo Bierce que usted me descubrió un verano allá por los primeros noventa.
    No las tengo en el mismo volumen del Diccionario del Diablo sino en una edición de bolsillo de Ed. Valdemar, como Fábulas fantásticas y dentro de la colección El Club Diógenes. Por si alguien está interesado.

  8. editorescobillon Says:

    La definición de Locura en tan imprescindible Diccionario: “Ese ‘don’ y ‘facultad divina’ cuya energía dominadora y creadora inspira el espíritu del hombre, guía sus acciones y embellece su vida”.

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