‘Diez negritos’ cumple 70 años. Y parece que fue ayer…

Entre los primeros libros que cayeron en mis manos recuerdo, me imagino que como a la mayoría de ustedes, las novelas de Agatha Christie editadas en España por Ediciones Molino. No llegué a leerlas todas, pero sí que devoré en una etapa de mi vida digamos que fundamental, muchas de sus historias de misterio.

Sin embargo, si hubo una novela de esta señora que me llegara al corazón adolescente fue Diez negritos, que es uno de esos pocos títulos que he releído varias veces. Fue tanto el golpe que yo mismo recreaba con soldaditos de plástico el argumento de aquella novela. E incluso inventé un juego –en el que participaban primos y amigos– inspirado en esta historia que ahora cumple 70 años, ya que fue publicada por primera vez en 1939.

De Agatha Christie seguí además con mucha atención las novelas protagonizadas por  Hercules Poirot y su leal capitán Hastings. A Poirot su autora extravagante lo asesinó en la diabólica y maquiavélica Telón, donde la pesquisa consiste precisamente en descubrir quién mató a Poirot. Confieso, no obstante, que nunca me hicieron mucha gracia las historias donde aparecía  la señorita Marple, aquella anciana que hacía funcionar sus células grises sin la gracia del detective belga, aunque es verdad que inspiró la serie Se ha escrito un crimen.

Comencé a dejar de lado las historias de Agatha Christie cuando ediciones Bruguera comenzó a editar a finales de los 70 novelas policíacas en España. Lo que supuso que desde ese momento mis gustos se trasladasen con una devoción que no descansa a lo que hoy se conoce como género negro.

Género negro. Admito que soy bastante radical en mis gustos, ya que entiendo que en una buena novela negra (no detectivesca) sus personajes tienen que estar del lado de los oprimidos y perdedores. O de aquellos investigadores privados que se mueven en tierra de nadie. Personajes que entienden que los grandes delincuentes (políticos y sus cancerberos policías) son igual de malvados que esos otros poderosos que se mueven al margen de la ley.

Con esta lectura, llevo preguntándome desde hace unos años el por qué la novela detectivesca tradicional, la que cultivó con admirable maestría Agatha Christie, cuenta con tan grandes escritoras mientras que uno las puede contar con los dedos de la mano si nos referimos estrictamente al género negro. No puedo meter en este saco, por razones obvias, a la gran Patricia Highsmith. Y no por su celebérrimo Tom Ripley, sino porque lo que escribió esta mujer es literatura con todas sus letras. Trascendió el género. Tampoco a la inquietante Anne Perry, una mujer que si bien cuenta con una biografía para poner los pelos de punta (les remito a los que no se enteren a que vean la mejor película hasta la fecha realizada por Peter Jackson, Criaturas celestiales) sí que ha sabido borrar aquella desafortunada ¿travesura? adolescente con una serie de novelas de misterio donde lo que importa no es quién cometió el crimen sino casi todos los personajes que protagonizan el drama.

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Pero hablaba de Diez Negritos, esa novela que considero una de las mejores de Christie, y cuyas versiones cinematográficas, salvo la dirigida por René Clair en 1945, nunca le han hecho justicia.

Diez negritos cuenta como diez personas (el joven Anthony Marston, el señor y la señora Rogers, los criados; la señora Emily Brent, el general MacArthur, el juez Lawrence Wargrave, el doctor Armstrong, el detective William Henry Blore, el aventurero Phillip Lombard y la joven Vera Claythorne) son invitadas a pasar unos días en una isla privada por el misterioso señor U.N.O. Anfitrión que no aparece para recibirlos pero que sin embargo les revela en una grabación que los irá eliminando uno por uno para que paguen por una serie de crímenes de los que quedaron impunes.

Cada asesinato sigue la pauta de una canción infantil y también desaparecen unas figuritas de negritos de porcelana en el salón de la mansión.

He aquí la letra de la canción que guía al desconocido justiciero a repartir justicia por su cuenta –cuya versión española estaba protagonizada por diez perritos– y que quizá se trate, con Mambrú se fue a la guerra, de una de una de las composiciones más tristes que me obligaron a aprender en mi niñez:

Diez negritos se fueron a cenar.
Uno de ellos se asfixió y quedaron
Nueve.
Nueve negritos trasnocharon mucho.
Uno de ellos no se pudo despertar y quedaron
Ocho.
Ocho negritos viajaron por el Devon.
Uno de ellos se escapó y quedaron
Siete.
Siete negritos cortaron leña con un hacha.
Uno se cortó en dos y quedaron
Seis.
Seis negritos jugaron con una avispa.
A uno de ellos le picó y quedaron
Cinco.
Cinco negritos estudiaron derecho.
Uno de ellos se doctoró y quedaron
Cuatro.
Cuatro negritos fueron a nadar.
Uno de ellos se ahogó y quedaron
Tres.
Tres negritos se pasearon por el Zoológico.
Un oso les atacó y quedaron
Dos.
Dos negritos se sentaron a tomar el sol.
Uno de ellos se quemó y quedó nada más que
Uno.
Un negrito se encontraba solo.
Y se ahorcó y no quedó…
¡Ninguno!

Tarareada ahora tiene su gracia siniestra.

Y si no han leído la novela pueden hacerse una idea de cómo van desapareciendo sus protagonistas…

En fin, que eso era todo.

Saludos, con el fantasma de Hercules Poirot de compañía, desde este lado del ordenador.

One Response to “‘Diez negritos’ cumple 70 años. Y parece que fue ayer…”

  1. captain hasting Says:

    Creo que es la mejor novela de Christie. De esas que, además, generó escuela. Gracias por este post.

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