‘Yeyo’-el-de-la-Rambla

En estos días en los que me despierto y ando, y en los que he tenido tiempo por fin para reconciliarme conmigo mismo y la ciudad que considero mía porque me veo reflejado en sus rincones y plazas, en sus calles y en sus avenidas sin nombres franquistas, suelo acordarme sobre todo cuando paseo por el pedazo de Rambla que forma parte de mi existencia, o ese tramo que va de la plaza de Toros (¿no iba a ser de Todos?) al kiosco de la Paz, de Eugenio Yeyo Millet. Es probable que haya quien se pregunte ¿y quién demonios fue Eugenio Yeyo Millet? Baste decir que fue, probablemente, uno de los mejores poetas canarios de la última mitad del siglo XX y a quien tuve la oportunidad de mal conocer.

La editorial Baile del Sol publicó hace varios años el libro Pasto lascivo y otros poemas. Poesía incompleta 1979-1991 de Yeyo, edición al cuidado de Coriolano González Montáñez, y el único libro del que al menos tengo noticia que recoge casi todo el trabajo que pergeñó este individuo escandaloso para una capital de provincias como era y sigue siendo Santa Cruz de Tenerife. Miedosa a toda clase de excentricidades si no es en Carnaval.

Conocido por casi todos como Yeyo-el-de-la-Rambla (*), Eugenio Millet Rodríguez fue lo que se dice todo un personaje en aquél Santa Cruz postapocalíptico de los años ochenta. Y una luz demasiada incómoda en esa Rambla provinciana en la que nos cobijábamos todos los rambleros.

Yeyo siempre se declaró homosexual y comunista. Entiendo que fue una pose, porque más que comunista Yeyo fue un anarquista con todas sus letras. En aquellos años sin plomo generó una pequeña y divertidísima polémica en la página Borrador, que publicaba Diario de Avisos al cuidado de Fernando Senante, enviando a su responsable unos poemas con una introducción de Andrés Sánchez Robayna de la que se apropió sin permiso del autor. Tuvo miga aquel gesto osado y canalla. Tanto, que todavía se evoca con una sonrisa la rabieta que originó en los mentideros culturales y culturetas de la isla que lo vio nacer…

Escritor, poeta, bohemio y homosexual declarado mucho tiempo antes de que vinieran los tiempos de la normalización, Yeyo fue un tío que intentó siempre hacer lo que le ordenaba su corazón. Un bala perdida para muchos pero para otros un sujeto entrañable, asombrosamente tímido y quizá por ello con un notable sentido del humor que desarmaba.

Un vagabundo y un corredor de distancias cortas, quizá demasiado cortas, aunque eso no fue obstáculo para que peleara con su lengua hasta que el peso de la vida le resultó demasiado mareante. Un hombre libre, pese a las cadenas que esta sociedad chicharrera le ponía todos los días; uno de esos tipos que noto tanto en falta hoy en este Santa Cruz de pesebre en el que habito. En esta isla de tontería en la que me muevo. En este archipiélago cuya memoria no sale de los idealizados aborígenes y de la generación que forjó Gaceta de Arte.

Sí, ¿qué pasa?

En estos tiempos que vivimos, y en los que mis mejores amigos se refugian en discursos conservadores de tiempos enfermizamente pretéritos, Eugenio Yeyo Millet me vendió otra manera de ir por la vida, esa que sólo mastican los hombres sabios: ¿para que miras el dedo si lo que importa es la luna?

Lo noto en falta. Ya no hay estrellas fugaces como Yeyo Millet en mi Rambla moribunda. No sé si es un problema de vivir en provincias o de pertenecer a un país como España, pero gente como Yeyo son de esas que sí merecen una estatua en la Rambla. Creo que le habría hecho gracia esta iniciativa que nunca tendrá lugar.

Yo pondría debajo de su nombre tallado en mármol: “supo exhibirse sin pudor”. También el título de uno de los mejores poemarios de lo que nos dejó constancia: “el amor es un tigre disfrazado de mariposa”.

Un genio.

(*) El segundo número del fanzine Papel pal culo publicó la primera y creo que única entrevista con Eugenio Millet. Un texto delicioso, y tremendamente actual vuelto a leer desde la distancia.

Saludos nostálgicamente rambleros desde este lado del ordenador.

5 Responses to “‘Yeyo’-el-de-la-Rambla”

  1. Ezequiel Says:

    Además de conocer a personas estupendas relacionadas familiarmente con Eugenio Millet, tuve la suerte de leer buena parte de su poesía, que me parece extraordinaria, casi al margen del aura de malditismo (o quizá por ello) que poseía este magnífico poeta. Sólo el título “el amor es un tigre…” bastaría para incitar a los jóvenes poetas de hoy a leer a este autor; se me antoja que saldrían muy beneficiados con ello.

  2. David D. Says:

    Gracias Eduardo por este artículo, tan interesante e instructivo como el resto de tus escritos. En verdad casi siempre me despiertas enorme curiosidad hacia películas u obras que no conozco, al saber de ellas por tu labor informativa.
    Saludos

  3. Cautivo y desarmado Says:

    Viva el Gran Eugenio, el mayor poeta del Sur, donde quiera que esté. Y viva Coriolano por salvar su obra del olvido y la destrucción.

  4. UN AMIGO.- Says:

    SIN YEYO, LA RAMBLA, Y EL KIOSKO DE LA PAZ PERDIO SU ALMA. TE RECUERDO AMIGO. ME ALEGRO DE QUE TU POESIA SEA RECORDADA. GRACIAS EDUARDO POR TUS PALABRAS. EL SE LAS MERECIA. NUNCA TE DIRE ADIOS YEYO, PUES SIEMPRE ESTARAS EN MIS RECUERDOS. VIVIRAS EN ELLOS.

  5. melmoth Says:

    Yeyo, ademas de poeta,era un esteta amante de la belleza de los efebos y , sobre todo, era un ser insultantemente libre.Los q le conocimos y le tratamos siempre le recordaremos como un ser imprescindible en aquel Sta Cruz de Tfe de los años 80 del siglo pasado:¡¡ Que puberes adolescentes le ofrenden el acanto y velen su vida eterna !!

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